Un pequeño cambio con grandes beneficios

Por la situación actual del sistema bancario, las previsiones indican que difícilmente tendremos un aumento de la masa monetaria a disposición de las entidades hasta de aquí cuatro o cinco años. Si a eso le sumamos el proceso de desapalancamiento de bancos y cajas, nos encontramos en un contexto que no favorece la concesión de nuevos créditos, lo que supone un freno para los planes de desarrollo de muchas empresas que dependen de financiación externa para crecer. Por otro lado, se observa un continuo crecimiento del ahorro financiero, lo que nos lleva a la conclusión de que se debe hacer todo lo posible para que ese ahorro encuentre su camino hacia la economía productiva de las empresas.

Actualmente ese camino pasa por la salida al mercado, la venta de parte de la sociedad a entidades del capital o la emisión de deuda, pero esas opciones suponen la ”pérdida de control” o el aumento de la visibilidad, algo a lo que muchas empresas, especialmente las familiares, son reticentes.

Pero hay otra vía. En algunos países existen vehículos de Capital Riesgo que están 100% especializados en financiar a través de préstamos, normalmente participativos, a empresas no cotizadas que ya están consolidadas y se encuentren en fase de crecimiento, pero carecen de la dimensión adecuada.

Esta solución ofrece varias ventajas que, para la empresa, por ejemplo, supone:

- Mayor agilidad que la emisión de deuda y menor exposición.

- Mantenimiento del control de la empresa

- Aprovechamiento del “talento” del vehículo de Capital Riesgo, que además de financiar acostumbra a involucrarse en el asesoramiento y la planificación de la empresa en la que invierte, lo que ayuda a aumentar la productividad y por lo tanto, su valor.

También supone una ventaja para los ahorradores ya que se crea un nuevo activo, atractivo en un entorno de tipos como el actual y especialmente adecuado para quienes prefieren la Renta Fija o que huyen de la volatilidad del mercado accionario pero no se conforman con un 1-2 ó 3% de rentabilidad.

Desarrollar plenamente esta nueva vía en España es una reforma relativamente sencilla y fácil, simplemente sería necesario eliminar el tope actual que establece –interpretando muy positivamente la ley- que se puede destinar un máximo del 58% del patrimonio del vehículo de Capital Riesgo a préstamos participativos. Como se puede ver, un pequeño cambio que puede generar grandes beneficios.