Una estrategia flexible, clave en los mercados de renta fija

Senegas
Foto cedida

Los nueve primeros meses del año han sido bastante agitados en los mercados, lo que ha hecho necesario poner en práctica una gestión muy reactiva frente a los acontecimientos. Por ejemplo, a finales del primer trimestre observamos que las valoraciones se habían vuelto muy elevadas, especialmente en el mercado europeo, y decidimos reducir el riesgo de crédito en la cartera de nuestro fondo Edmond de Rothschild Bond Allocation, un producto de renta fija caracterizado por una gestión muy activa y flexible tanto en lo que se refiere a la exposición como a la sensibilidad de los activos. Así, recortamos nuestras posiciones en deuda de los países periféricos y en menor medida la exposición a bonos high yield y deuda subordinada financiera.

Otro ejemplo de nuestra flexibilidad la encontramos en los bonos convertibles, que nos permitieron aprovechar la revalorización de la renta variable durante el primer trimestre. Sin embargo, a finales de marzo decidimos deshacer temporalmente esta posición debido a las valoraciones. No obstante, permanecimos a la espera de encontrar un nuevo punto de entrada, que se presentó a finales de agosto tras la caída de las bolsas.

También hemos gestionado de forma activa la sensibilidad de la cartera. Actualmente se encuentra cerca de 4, frente al nivel 5 con el que iniciamos el verano o el nivel 1 que teníamos en primavera. Esta gestión de la sensibilidad nos ha permitido resistir bien los momentos de mercado más difíciles. Y es que ahora más que nunca es necesaria una gestión activa y flexible en los mercados de bonos. Teniendo en cuenta el escenario actual, nuestras principales convicciones están centradas en tres temas que representan casi el 60% de nuestros activos: los bonos soberanos periféricos, la deuda high yield y la deuda subordinada financiera. Europa se encuentra en este momento en una situación en la que los bajos niveles de inflación se combinan con reducidas tasas de crecimiento, lo que hace que el segmento high yield sea una opción interesante. Además, en términos generales, las empresas europeas se han comportado bien a lo largo del ciclo; destacando por su capacidad para superar la crisis. Asimismo, se espera que las tasas de impago se mantenga en niveles bajos: en el caso de Europa, Moody’s anticipa una tasa cercana al 2% para finales de este año.

En cuanto al segmento de la deuda subordinada, el sector bancario y de seguros cuenta en la actualidad con el apoyo de los cambios normativos y esta transición crea y seguirá creando nuevas oportunidades. Por último, además de estas apuestas, nuestra cartera está diversificada con temas como la deuda de países emergentes, los bonos ligados a la inflación o los  convertibles, del mismo modo que conserva una inversión cercana al 20% en liquidez; una señal más de lo necesaria que es la cautela en los momentos de mayor turbulencia en los mercados.