Oportunidades de inversión que ofrece la disrupción tecnológica

Alexandre Mouthon (Pictet AM)
Foto cedida

El desarrollo tecnológico implica aplicar ciencia y conocimiento a procesos comerciales e industriales, cada más conectados en red. A medida que la sociedad industrial transita a la de la información, el conocimiento se convierte en recurso económico, como antes los factores tradicionales -materias primas, mano de obra y capital-. Este progreso tecnológico implica una creciente aceleración y complejidad, con una menor vida útil de los productos. Así, mientras que el teléfono requirió 80 años para llegar a cien millones de usuarios, WhatsApp lo consiguió en tres. De hecho, cada nuevo ciclo en computación equivale a alrededor de diez veces la base instalada anterior, asegura Alexandre Mouthon, especialista de inversión temática en Pictet AM (en la imagen).

La globalización de Internet proporciona un impulso acelerado de demanda de aplicaciones interactivas. Cada minuto se producen 2,4 millones de búsquedas en Google y se escriben 547.000 tweets, Amazon vende por valor de 119.760 euros y se envían 204 millones de correos electrónicos. Hoy en día casi la mitad de la población mundial ya utiliza Internet y para 2020 pueden ser 5.000 millones de personas. Además, el número de objetos interconectados puede llegar a 50.000 millones para 2020. Este aumento de velocidad de difusión mundial implica nuevos modelos de negocio extremadamente potentes y rentables, generando oportunidades de crecimiento secular.

Hay que tener en cuenta que los nuevos modelos tienen pocos activos en balance, pero están afectando a líderes establecidos en todo tipo de industrias. Alibaba, líder en comercio al por menor no tiene inventarios, Uber no tiene flota, AirBnd, el mayor proveedor de alojamiento, no tiene inmuebles y Facebook, el medio social más popular, no crea contenidos. Para 2018 un tercio de los líderes en cada industria (seguridad, comercio, automóvil, fabricación, salud, publicidad, finanzas e incluso inmobiliario) se verán afectados por los competidores si no actúan plataformas interactivas, según IDC, la mayor firma de Análisis sobre el futuro que existe a nivel mundial.

A ello se añade que el universo digital (datos creados y compartidos en un año) puede llegar a 44 zetabites para 2020 (un zetabite, equivale a 250 trillones de DVD). Sin embargo, el 80% de los datos no están estructurados y solo el 0,5% se utiliza realmente, así que es necesario el análisis de grandes cantidades de datos, big data, un desafío para la inteligencia artificial, de manera que cada vez más los ordenadores aprenden por entrenamiento, replicando la estructura e inteligencia del cerebro humano, en redes neurales de inteligencia artificial como reconocimiento de voz o imagen médica.

Según Mouthon, esto puede generar un valor significativo: en salud 300.000 millones/año en Estados Unidos, contribuyendo un 0,7% al crecimiento anual de productividad; en el sector público de la UE 250.000 millones por año, con un 0,5% de aumento de productividad; en comercio al por menor de Estados Unidos un 60% de aumento del margen neto y en fabricación hasta el 50% de menores costes de desarrollo y ensamblaje, con una reducción de hasta el 7% del capital circulante. Al mismo tiempo, la seguridad cibernética es un reto para este proceso de digitalización.

En 2014 el número de incidentes detectados alcanzó los 177.339 por día. Ransomware, una nueva amenaza, generó en 2015 hasta 24 millones de dólares de ingresos a ciber-extorsionistas y otros 325 millones en daños indirectos (desinfección, restauración de copia y seguridad), según Price WaterhouseCoopers. De hecho la vulnerabilidad se puso de manifiesto una vez más el 26 de octubre de 2016, cuando la aplicación informática maliciosa Mirai entró en los sitios de Amazon, la BBC o el gobierno sueco, entre muchos otros. Esta nueva raza de virus toma el control de dispositivos en el Internet de las Cosas para crear un ejército de ordenadores controlados de forma remota con los que lanzar ataques a gran escala. Un mes más tarde se introdujo en el operador alemán de telecomunicaciones Deutsche Telekom dejando sin Internet a un millón de sus usuarios.

Según algunas estimaciones, la industria de seguridad global puede ser de 500.000 millones de dólares para 2050. Gartner espera que el coste de abordar los defectos de seguridad en el Internet de las Cosas aumenten hasta el 20% de los presupuestos anuales en tecnologías de la información para finales de esta década desde menos del 1% en 2015. “Muchas empresas de seguridad de tecnologías de la información y desarrollo de sistemas de seguridad tecnológica pueden beneficiarse del aumento del gasto contra el delito cibernético y experimentar un notable crecimiento, generando para los inversores abundantes oportunidades en esta industria de rápida evolución”, afirma el experto.

Por último están robots, que empiezan a generar cambios disruptivos. “Con los avances tecnológicos se está desarrollando la tercera generación de robots, con capacidad de interacción mediante procesos cognitivos. La primera se limitaba a fábricas, muy orientado a tareas peligrosas, difíciles o sucias. La segunda empezó en los años 2000 con sistemas con capacidad de identificación, segmentación y localización. Esta evolución se ejemplifica con los robots de la alemana Kuka. En 35 años desde 1980 sus costes de producción se han reducido al 20%, pesan un 50% menos, tienen el 20% menos piezas, su ensamblaje se hace en un 15% menos de tiempo, con un mantenimiento que ahora es el 30% del que era, presentando resultados tres veces mayores”, indica Mouthon.

La tercera generación de robots, de costes significativamente menores, empieza a generar cambios disruptivos en la forma de trabajar y vivir. Estos robots están destinados a permeabilizar la totalidad de industrias, fuera de sectores tradicionales de automóviles o electrónica de manera que el crecimiento esperado anual de estas industrias es del 10% hasta 2025, según Boston Consulting, 3 o 4 veces más que el PIB mundial. Ya hay drones que se ocupan del riego y recolección en granjas, mantenimiento de estaciones en el mar e incluso en el sector financiero su presencia es cada vez más ubicua.

Cabe distinguir robots en automatización industrial (fabricación, logística - almacén completamente automatizado y drones- impresión 3D), tecnologías facilitadoras (movimiento y percepción) y aplicaciones y servicios relacionados con consumo (salud, robots domésticos, sistemas remotos). En salud destacan los robots quirúrgicos, rehabilitación con exoesqueletos, diagnosis inteligente y nano medicina. En aplicaciones de consumo se trata del hogar inteligente, asistentes personales, cuidado de mayores y educación y en sistemas autónomos vehículos sin conductor, comerciales y recreativos. Se trata de un universo de inversión de 1,5 billones de dólares por capitalización bursátil.