Patrick Vogel, gestor del Schroder ISF Euro Corporate Bond, con Rating FundsPeople+ en 2024, compartió recientemente su visión sobre el mercado de bonos corporativos europeos y las oportunidades que presenta para los inversores. En su presentación, Vogel destacó varios puntos clave que definen el panorama actual y futuro de este sector. Hizo hincapié a la brecha tecnológica de Europa que podría pesar en el crecimiento futuro de la región y la generación de empleos de calidad.
Europa fuera del mapa tecnológico
Al igual que lo hiciera Draghi, el pasado mes de septiembre, Vogel subrayó la preocupante brecha de productividad que amenaza el futuro económico de Europa. El gestor señaló que, aunque Europa cuenta con una población considerable, su productividad económica no está a la par de otras regiones, especialmente en comparación con Estados Unidos. Esta brecha es aún más evidente en el sector tecnológico, donde la capitalización de mercado de las empresas europeas es notablemente inferior a la de sus contrapartes estadounidenses y asiáticas.
"Si miramos al futuro y luego observamos la capitalización de mercado que tienen en el sector tecnológico, vemos que Europa no está en el mapa, y ciertamente eso debería preocuparnos enormemente", advirtió Vogel.
No obstante, desde la perspectiva de un inversor en renta fija, esta situación podría presentar oportunidades interesantes. Un entorno económico más estable y predecible, aunque menos dinámico, podría favorecer ciertos tipos de inversiones en bonos corporativos. Sin embargo, Vogel enfatizó que esta estabilidad no debe ser motivo de complacencia, sino un llamado a la acción para que Europa mejore su competitividad global, especialmente en sectores de alto crecimiento como el tecnológico.
Ciclo económico y oportunidades de inversión
Para ilustrar de manera más clara la situación económica actual, Vogel utilizó su "reloj de crédito", una metáfora visual que ayuda a entender las fases del ciclo económico. "En este momento", según Vogel, "nos encontramos en una etapa en la que el impulso económico se está ralentizando, después de una fase de estabilización. Ciertamente, ahora vemos que la mayoría de esas ganancias fáciles ya se han obtenido. Y ese siguiente impulso está claramente deteriorándose".
Uno de los aspectos más destacados de su análisis fue la observación de rendimientos reales positivos en el mundo corporativo, algo que no se había visto en más de una década, y que sigue vigente a pesar del buen comportamiento del activo. Esto además protegería al inversor si hubiese un repunte de la inflación.
Perspectivas favorables
A pesar de los retos macroeconómicos, Vogel ofrece una perspectiva optimista sobre el mercado de bonos corporativos europeos, señalando oportunidades particularmente atractivas en el corto plazo. Los bonos con vencimientos de 3 a 7 años, como los del fondo que gestiona, ofrecen rentabilidades cercanos al 4%, una cifra que podría ser aún más valiosa si el Banco Central Europeo (BCE) recorta las tasas en octubre, como se anticipa.
Vogel visualiza un potencial significativo de apreciación de capital en el corto plazo. Como ejemplo, menciona que un bono de servicios públicos comprado al 4% podría ver su rendimiento reducirse al 3% en dos años, lo que generaría una apreciación de capital para los inversores. Además, recomienda subir en calidad crediticia, favoreciendo bonos de grado A sobre BBB, y muestra una inclinación hacia sectores como la salud y los servicios públicos, considerados más seguros en el entorno actual.
Por otro lado, advierte sobre los riesgos presentes en el sector de telecomunicaciones, que en su opinión no son tan atractivos en comparación con otras oportunidades en el mercado. Aunque el escenario actual no es tan favorable como en periodos anteriores, Vogel destaca que aún existen oportunidades comparables a la recesión de inversión de capital de 2018, especialmente en bonos de alta calidad y en la parte intermedia de la curva, que es la que tiene una pendiente positiva.