Oportunidades en renta fija: un año de posicionamientos muy tácticos

Raquel Blázquez (Ibercaja), Álvaro Galiñanes (Santander PB Gestión), María Luisa Rodríguez (Bankinter Gestión) y Alfonso Sánchez (Carmignac). FundsPeople.

¿Cómo posicionarnos en renta fija? ¿Dónde están las oportunidades? Expertos en este activo de varias gestoras debaten sobre estas cuestiones en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por Carmignac. Ante un panorama complejo como el actual, una de las principales apuestas es la gestión activa de la cartera, aunque no está exenta de riesgos.

En un contexto en el que todavía hay crecimiento económico, Raquel Blázquez, directora de Inversiones de Banca Privada de Ibercaja, apuesta por los activos de crédito. Las compañías aún cuentan con balances robustos, fuerte generación de caja y han alargado durante los últimos años sus vencimientos de deuda, con lo que no tienen necesidades imperiosas de refinanciación.

Las tasas de default que estiman las agencias de rating están contenidas. En el segmento de grado especulativo, subirán en 2022 con respecto a 2021, pero el año pasado fueron históricamente bajas, del 1,7%. Ahora se espera que se sitúen en el entorno del 2,4%, por debajo de las medias”, apunta Blázquez. Detecta las mayores oportunidades en el universo investment grade, que ha sido más penalizado que el high yield.

Tenemos investment grade ligeramente sobreponderado en las carteras. También exposiciones en el segmento de grado especulativo, pero se trata de un high yield conservador, con rating doble B”, detalla Blázquez.  “Apostamos por duraciones reducidas, aunque las hemos aumentado ligeramente. Buscamos diversificación sectorial, pero sobre todo hacemos mucho análisis de rating para buscar alfa en los nombres”, añade.

Los posicionamientos tácticos elevarán el riesgo

Para Álvaro Galiñanes, director de Inversiones, Santander Private Banking Gestión, 2022 será un año de posicionamientos muy tácticos que elevarán el riesgo del portfolio porque supondrá alejarse del mercado para centrarse en activos concretos.

“Puede que el mercado se ponga un poco tenso porque, entre otras cuestiones, hemos ido gastando comodines. Es decir, conforme se han ido acumulando rentabilidades negativas en el segmento de renta fija se han reducido los cartuchos. Habrá que medir mucho los riesgos desde el punto de vista táctico en las siguientes decisiones que se tomen, por muy clara que sea la estrategia”, asegura Galiñanes.

La búsqueda de la piedra filosofal

Quien no lea bien la curva de tipos este año lo va a pasar mal. También el que tome decisiones muy tácticas olvidando la estrategia de futuro. Estos son los dos principales riesgos. Todos buscamos la piedra filosofal que dé algo de valor, y ser excesivamente agresivo para recuperar el terreno perdido puede acabar mal. Hay que ser conscientes de que 2022 va a ser un año probablemente malo”, añade.

En cualquier caso, Galiñanes destaca dos puntos positivos. El primero, que aunque la mayor parte de los clientes son conservadores, tienen más equity que nunca porque ha habido una traslación del riesgo. El segundo, que las curvas anticipan bajadas de tipos para 2024, con lo que descuentan el ciclo entero “y eso es una oportunidad de compra clarísima”.

No obstante, recuerda que “el BCE está hablando y no actuando” y que la Reserva Federal, en otras circunstancias, ya habría subido los tipos de forma agresiva y tranquilizado al mercado. “Si las cosas se complican, en Europa estamos acostumbrados a vivir con tipos paupérrimos, pero EE.UU. nunca ha afrontado un ciclo sin bajar tipos, y para hacer esto primero hay que haberlos subido”, añade.

Subir las duraciones en cartera sin añadir demasiados riesgos

Bankinter Gestión ha comenzado a elevar las duraciones en cartera, según explica María Luisa Rodríguez, su responsable de Renta Fija. Sin embargo, no cree que sea el momento de añadir demasiado riesgo con activos high yield, emergentes o, incluso, “algunos nombres corporativos porque, aunque sean atractivos en términos de tires, siguen caros en diferenciales”.

“Apostamos más por activos conservadores, como las cédulas hipotecarias o bonos de la Unión Europea, que están más pegados a swap. Mantenemos algo de sopreponderación en crédito, pero fundamentalmente en financiero”, explica Rodríguez.

En corporativo investment grade, “estamos infraponderados respecto a los índices, aunque sí seguimos apostando por la energía y materiales. También estamos fuera del sector autos, estructuralmente es una industria que todavía puede dar algún susto, y hemos bajado la exposición en híbridos corporativos, que el año pasado fue una fuente de rentabilidad”, añade.

Bankinter tampoco ve mucho recorrido a los linkers aunque los mantienen en algunas carteras para que proporcionen cobertura ante el riesgo de un posible rebrote de la inflación. En bonos de gobierno “estamos cortos en España e Italia. La retirada de los programas de estímulo europeo afectará más a los diferenciales de los países periféricos”, añade María Luisa Rodríguez.

Los tres riesgos que impiden el desembolso de la liquidez

Alfonso Sánchez, director de Desarrollo de Negocio de Carmignac, enumera los riesgos que desalientan el desembolso total de la liquidez en el momento actual. En primer lugar, que una escalada del conflicto en Ucrania provoque el embargo total y el cierre del suministro de gas a Europa. En segundo lugar, el impacto que puede tener en la cadena de suministro la política de COVID cero de China, aunque ello suponga cerrar las grandes capitales del país.

Y un tercer riesgo relacionado con la reducción de balance de nueve billones de dólares acumulado por la Fed. Un “experimento” que puede generar imprevistos como ocurrió en 2018, cuando se produjo un desbarajuste de mercado, el efecto contrario al que se estaba buscando, y la curva de rendimiento se aplanó.

Gestión activa de la curva

Así, para Sánchez, la clave es la gestión activa de la curva. “Lo que está claro es que no puedes hacer gestión pasiva. Si haces tu asset allocation así estás perdido, porque el escenario es muy volátil y cambiante y ya lo hemos visto. Cuando todos estábamos posicionados cortos en la parte larga de la curva, porque esperábamos subidas de tipos y normalización de la política monetaria, llegó la invasión rusa en Ucrania y nos desplazamos hacia el bund y el US Tresury como activos refugio. Pero después se desbocó la inflación y ante la expectativa de mayores subidas de tasas y desinversiones, el diferencial entre los tipos a largo y corto empezó a crecer”.

Compañía por compañía

En este escenario, Carmignac ve valor en la deuda subordinada financiera, “los campeones en solvencia”, según Sánchez. También en grandes compañías del sector energético por la fuerte subida del precio del petróleo; y en Latinoamérica, tanto compañías como deuda soberana con unos tipos atractivos incluso en divisa local si lo permite el perfil de riesgo.

En cualquier caso, “habrá que arremangarse, mirar compañía por compañía y no tanto el sector, sino su modelo de negocio, su situación de mercado y si son capaces de trasladar la subida de precios a sus clientes”, añade.