Otra semana corta

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Luego del sacudón de los dos últimos meses, algunos inversionistas comienzan a ver de nuevo atractiva la renta fija denominada en dólares, aunque en muchos casos pensando en estrategias de trading de muy corto plazo. Al fin y al cabo, papeles como los bonos basura que a comienzo de abril rentaban en promedio por el orden de 4,98% han vuelto a tocar rendimientos superiores al 6,5% que no se veían desde enero pasado.
Aunque la tendencia de las tasas de interés denominadas en dólares sea a la alza, no se descarta la posibilidad de un retroceso especulativo en el corto plazo de las mismas, producto de los reajustes de los mercados financieros, luego de este episodio puntual de incremento de volatilidad a lo largo y ancho de los mercados internacionales.

En momentos como este, aspectos propios de la naturaleza de los emisores más que las tendencias generales comienzan a captar la atención de los analistas que buscan reservorios puntuales de valor luego del sacudón de precios recientemente vividos.

Por su parte, la deuda venezolana cierra a niveles de precios ligeramente inferiores a los de la semana anterior, en una semana corta donde hubo escasamente tres días de operaciones debido a los feriados nacionales de EE.UU. En el ámbito local el evento más importan fue el anuncio de un nuevo sistema de subasta de divisas o SICAD rediseñado.

En las próximas semanas tendremos la oportunidad de evaluar si esta iniciativa del Poder Ejecutivo es lo suficientemente robusta como para que los mercados intuyan de que finalmente comienza a cristalizar un plan de ataque al déficit fiscal.

Si este fuera el caso podría verse una recuperación importante de los precios de la deuda venezolana denominada en dólares, pero no tan fuerte como para ver los niveles de precios máximos de mediados de abril de este año, los cuales sucedieron en un contexto de alza generalizada de precios de los bonos de alto rendimiento, que no es repetible en el corto plazo, dados los ajustes a la baja de la oferta de liquidez anunciado por la FED.

En estas semanas cortas, que son generalmente de baja producción noticiosa, aprovechamos para revisar algunas investigaciones sobre renta fija que son pertinentes para el contexto actual. En esta ocasión reseñamos a Aizenman, J., Jinjarak, Y. and D. Park (2013) quienes en un papel de trabajo reciente sostienen que los spreads de la deuda soberana de los países emergentes no sólo dependen de la inflación y de la volatilidad que los precios de las materias primas imprimen a sus economías locales, sino también de la fragilidad institucional y de aquellos factores que se vinculan a la capacidad de las economías para adaptarse a los shocks externos.

En la medida en que seguimos llenando a la economía nacional de nuevas fuentes de incertidumbre, deterioramos las bases de la misma. Un buen ejemplo de ello lo vemos en la implantación de los esquemas de subasta de divisas. A los ojos de los autores mencionados estamos construyendo las bases de un costo de deuda soberana cada vez más alto.