La evolución de la renta fija en 2022 vendrá determinada, en gran medida, por las decisiones de política monetaria de los Bancos Centrales. De manera generalizada esperamos cierta normalización de los tipos de interés en un entorno de crecimiento robusto y datos de inflación aún elevados. Si bien, la velocidad, agresividad y medidas que utilicen las distintas instituciones monetarias serán distintas, lo que dará oportunidades de inversión en absoluto y en relativo.
En ese sentido, en deuda pública comenzaremos el año apostando por el aumento de diferencial entre Estados Unidos y Alemania y por el aplanamiento de la curva americana. En la Eurozona, primaremos los bonos periféricos italianos y portugueses, con cupón flotante para reducir la sensibilidad de las carteras a los tipos de interés y por su pick up en rentabilidad sobre los países core/semi core de la región.
En mercados emergentes, mantendremos la inversión en deuda pública china local por su rating, rentabilidad y por su componente diversificador/descorrelacionador. En mercados frontera, por el carry. En Reino Unido y Canadá consideramos interesante ponerse cortos a la espera de próximas decisiones de política monetaria. Y el repunte de inflación, lo jugaremos vía breakeven, tanto en Estados Unidos como en la Eurozona.
10/10