En la primera parte de 2023 esperamos datos débiles de crecimiento tanto en Europa como en Estados Unidos, revisiones a la baja de las previsiones de beneficios y una normalización de los márgenes empresariales. Con estas previsiones, el posicionamiento en el arranque del año debería ser más defensivo, con preferencia por compañías de calidad, con modelos de negocio robustos y que puedan mantener el crecimiento de beneficios gracias a su poder de fijación de precios, a su diferenciación de producto y a la fidelidad del cliente. Compañías con elevada rentabilidad por dividendo y compañías value de sectores defensivos encajan también en este planteamiento.
Por geografías, la preferencia en la primera parte del año se situaría en Estados Unidos, menos afectada por la crisis energética ligada a la guerra de Ucrania que Europa y las economías emergentes.
Para la segunda parte del año, nuestra visión sobre los mercados de renta variable es más constructiva. Una vez los beneficios empresariales se hayan revisado a la baja y se vislumbre un cambio de sesgo en los bancos centrales, llegará el momento de dar un giro, quizás brusco, hacia un mayor riesgo en el posicionamiento: sectores cíclicos, pequeñas compañías, value (incluso deep value), y a nivel geográfico, hacia los mercados europeos y emergentes en detrimento de Estados Unidos.
Finalmente, las temáticas de transición energética, que contarán los próximos años con el apoyo de los gobiernos después de que la guerra en Ucrania haya puesto de manifiesto la importancia de la independencia energética, van a seguir siendo una oportunidad durante los próximos años.
6/10