Los desafíos que afronta Brasil tras la era de Dilma Rousseff

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Fernanda Fronza, Flickr, Creative Commons

Sailesh Lad, gestor de carteras de mercados emergentes de AXA IM y gestor del fondo AXA WF Emerging Markets Short Duration Bonds ha realizado un análisis sobre la situación de la deuda de los mercados emergentes y, más concretamente, las perspectivas económico-financieras de Brasil. El experto explica los desafíos a los que se enfrenta la economía brasileña, que sufre importantes desequilibrios, y profundiza en la importancia de la voluntad política para corregirlos. Asimismo, vaticina una mejora de la situación de cara a los próximos años.

Lad señala que el optimismo en Brasil se está resintiendo al tiempo que los problemas relacionados con los desequilibrios presupuestarios cobran mayor protagonismo. Indica que Brasil está saliendo de un ciclo económico complicado que ha supuesto un reto para el país, golpeado por problemas políticos y económicos, pero que, por el momento, se beneficia de un favorable sentimiento de optimismo. A este sentimiento, añade, ha ayudado la esperanza de que el presidente Michel Temer, que tomó posesión de su cargo el 31 de agosto sustituyendo a Dilma Rousseff, implemente reformas profundas.

El déficit de Brasil se estima en un 7,6% del PIB para 2016 y se espera que la deuda pública alcance el 80% del PIB  a finales de 2017. Según Lad, la reducción del déficit es una tarea de gran envergadura por lo que, asegura, “el optimismo debería ajustarse al tamaño del desafío fiscal” que, añade, “requerirá una valentía política considerable”. Además Temer carece de la mayoría parlamentaria necesaria para llevar a cabo una reforma constitucional, que requeriría del voto favorable de dos tercios de la cámara. Esto, según el experto de AXA IM, probablemente lleve a una mayor dilación en la implementación de las reformas, así como a un menor calado de las mismas una vez se pongan en marcha debido a las cesiones que las partes deberán hacer en las negociaciones.

Lad indica que, aunque las reformas incluyen una propuesta para limitar el crecimiento del gasto, dado el alto nivel de gasto estructural, una limitación del crecimiento probablemente no sea suficiente. Comenta que “el gasto social está por encima del 17% del PIB, nivel que supone casi el doble que sus competidores, como Sudáfrica, México o Chile”. Por ello, considera que lo que realmente se necesita son reformas estructurales que incluyan cambios en el mercado de trabajo, en el sistema de pensiones, privatizaciones, y mejoras en la regulación empresarial para conseguir crecimiento económico que permita una reducción de la deuda.

Por otra parte, el gestor opina que las grandes empresas se encuentran en una buena posición para aprovechar la tendencia. Han reducido sus gastos de capital, mantienen sus costes bajo control, y en general se han adaptado al nuevo entorno económico más rápido que el Gobierno. En este sentido, añade que confían en que Petrobras se encuentre en una mejor posición ya que “ha comenzado a transformar su perfil financiero”. Además opina que “las lecciones aprendidas de las investigaciones sobre la corrupción en Petrobras pueden traducirse en un sector privado más eficiente y limpio”.

En cuanto a la selección de activos, Lad señala que sus preferencias se inclinan por sectores como el metalúrgico, el minero o la industria papelera (con mucho peso en Brasil). La explicación es que estos son sectores cuyos ingresos provienen mayoritariamente de la exportación, lo que ha permitido a las compañías beneficiarse de la depreciación del real brasileño.

El experto concluye que desde AXA Investment Managers han mantenido una actitud constructiva respecto a la evolución de Brasil durante el último año, y aplauden los recientes cambios en el panorama político. Desde la gestora esperan que la economía brasileña vuelva al crecimiento positivo en 2017. Además esperan que sus reservas de divisas se mantengan en el entorno de 366.000 millones de dólares, que comparadas con la deuda soberana externa que asciende a 37.000 millones de dólares, permitiría a Brasil afrontar las obligaciones con sus acreedores sin mayores dificultades. No obstante, Lad matiza que se mantienen atentos y cautos ante la capacidad del nuevo gobierno para llevar a cabo las reformas fiscales que necesitará el país en el medio plazo.