¿Podría el ‘swing pricing’ mejorar la competitividad de los fondos de inversión frente a los ETF?

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P4nc0np4n, Flickr, Creative Commons

Cuando se comparan los fondos de inversión con los fondos cotizados (ETF), a menudo sale a relucir el hecho de que la mayoría de los gestores que siguen estrategias de gestión activa no son capaces de batir al índice de referencia después de contabilizar los costes, lo que para algunos demuestra la supuesta superioridad de la gestión pasiva. En un artículo reciente, Detlef Glow, responsable de análisis para EMEA en Lipper, analiza la relación entre estos dos tipos de productos desde la perspectiva de los costes y, en particular, de los costes de transacción.

“Resulta obvio que una elevada comisión de gestión y una ratio de gastos totales (TER) aún más elevada suponen obstáculos que el gestor del fondo tendrá que superar antes de que su cartera pueda generar rentabilidades superiores”, afirma Glow. De entrada, “este concepto básico supone una ventaja para los ETF, que tienen TER mucho más bajas”. Sin embargo, la TER no incluye uno de los gastos más importantes para un fondo: los costes de transacción, un factor clave entre un fondo de inversión y un fondo cotizado. “Los costes de transacción se refieren al precio que un gestor tiene que pagar por realizar cambios en su cartera, ya sea como consecuencia de captaciones o de reembolsos o por ajustes en la asignación de activos”, explica el autor.

La diferencia crucial está en que, en el caso de los ETF, los costes de transacción corren a cargo del inversor que realiza la transacción (mediante el diferencial entre el precio de compra y el de venta, conocido como ‘bid-offer spread’) mientras que, en el caso de los fondos de inversión, es el propio fondo es que deduce el coste de su valor liquidativo (NAV). “Es decir, que todos los partícipes de un fondo pagan las transacciones de cualquier inversor”.

Por este motivo, Glow argumenta que la popularidad de un fondo puede jugar en su contra, ya que una intensa actividad de negociación “puede salirle muy cara a los partícipes y dificultar que el gestor pueda batir su índice de referencia”. Dado que los únicos costes de transacción que asume un fondo cotizado son aquellos relacionados con la reponderación del índice, el experto concluye que “los ETF cuentan con una auténtica ventaja competitiva, incluso con respecto a los fondos índice”.

Swing pricing, ¿la solución?

En un intento por repercutirle los costes de transacción a los inversores que los generan, algunas gestoras han empezado a introducir el ‘swing pricing’, un concepto similar al diferencial que aplican los ETF por el que el inversor que compra participaciones de un fondo paga una prima sobre el valor liquidativo, mientras que el inversor que vende soporta un descuento sobre el NAV.

Para Glow, se trata de “un paso en la buena dirección” para mejorar la competitividad de los fondos de inversión con respecto a los cotizados, pero no está exento de problemas. “Como este diferencial cubre los costes de transacción, puede variar mucho de un día a otro, según la composición de la cartera y sus diferenciales con respecto al mercado. Además, el fondo tiene que publicar tres precios diarios, lo que dificulta el cálculo de la rentabilidad y puede resultar confuso para algunos inversores”. En cualquier caso, el experto cree que sería recomendable aumentar la transparencia con respecto a los costes de transacción, de forma que los inversores “sepan lo que pagan por las operaciones realizadas por el gestor de fondo y por los otros partícipes”.