Todo el mundo sabe que en septiembre de 2008, pocos días después de la quiebra de Lehman Brothers, Warren Buffett invirtió 5.000 millones de dólares en acciones preferentes de Goldman Sachs con un dividendo del 10%. Pero pocos saben que, cinco meses antes, Buffett estuvo sopesando la posibilidad de invertir en el malogrado banco de inversión.
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