¿Por qué el coronavirus debe importar más a los inversores que el SARS?

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Alias 0591, flickr, Creative Commons

No han pasado ni dos meses desde que se conoció la existencia de una nueva epidemia de nombre coronavirus que, de momento, ha dejado ya 2.000 muertos y más de 70.000 infectados, en más de 30 países. Hasta qué cifra de personas llegará este nuevo virus es algo totalmente desconocido como también lo es el impacto que tendrá la pandemia en el crecimiento ya no solo de China sino de todo el mundo.

La gran mayoría de expertos ha optado por buscar con el SARS de 2003 para calcular los efectos económicos que puede tener en el coronavirus en la economía china, y por ende en la global. En un primer momento, el consenso se inclinaba más hacia la posibilidad de que ese impacto, aunque negativo, se produjera solo a corto plazo. Eso y la sensación de que este traspiés será compensada por el Banco de China en forma de más estímulos explica que el impacto en los mercados de valores de este nuevo virus se haya visto en cierta manera contenido en las últimas semana viéndose incluso alzas a pesar de los nuevos casos que se van conociendo día tras día.

Desde DWS explicaban en su gráfico de la semana esta sorprendente reacción alegando que la situación es muy similar a la vista con el SARS en 2003. “El índice Hang Seng tocó fondo a finales de abril, pocos días antes de que la cifra de nuevas infecciones diarias empezara a disminuir. La comparación con la actual epidemia de coronavirus revela un patrón casi idéntico: muchos índices marcaron su punto más bajo a finales de enero, mientras que el número de nuevas infecciones diarias alcanzó su máximo el 5 de febrero. Así pues, los mercados han seguido casi al pie de la letra el guión de 2003”.

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Sin embargo, que el mercado chino esté reaccionando ahora de una manera similar a la que tuvo en 2003 no implica que la situación sea similar, ya que en estos 17 años China ha sufrido grandes cambios estructurales que tienen un gran impacto en su propia economía, en la economía mundial, y también en los inversores. De hecho, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, “ahora cuando China estornuda, el mundo se resfría”, afirmaba Karen Ward, estratega jefe de J.P.Morgan AM para EMEA. No en vano, según recuerdan desde Flossbach von Storch AG, el peso que supone China en el PIB mundial (16,5%) es tres veces superior al que tenía en 2003, su porcentaje producción de automóviles ha aumentado del 7 al 27%, el del turismo mundial del 3 al 20%, y el de comercio mundial del 5 al 13%, por mencionar solo algunas variables.

La transformación de China en las carteras

Y ese cambio en la economía ha tenido también su réplica en los mercados de valores, lo que implica que hoy en día lo que suceda en el mercado chino tiene mucho más impacto en las carteras de los inversores que lo que podía tener en el año 2003 o en otras epidemias similares. Por ejemplo, la capitalización bursátil de China es del 9,21% del total mundial, el segundo mayor mercado tras el de EE.UU. cuando en 2003 la capitalización era de apenas el 1% (512.000 millones de dólares frente a los casi 7 billones actuales).

No en vano hay que recordar que la apertura del mercado chino a todos los inversores internacionales no se produjo hasta el año 2014 con el Stock Connect Program, la conexión de los mercados de renta variable de Shenzen y Shanghai que fue anunciada en abril de 2014 e implementada en noviembre de ese año, ya que hasta entonces la inversión en los mercados chinos estaba limitada a algunos inversores institucionales a través del Qualified Foreign Institutional Investor. Además, la segunda gran apertura a inversores internacionales llegó precisamente hace justo un año con la inclusión de las acciones A chinas en los índices MSCI.

Esto explica que en 2003, en plena epidemia del SARS apenas hubiera 106 fondos de renta variable china en el mundo, según los datos de Morningstar  (incluyendo las categorías de RV China, Gran China y RV Acciones A china) frente a los 1.545 que hay en la actualidad. Y tampoco había mucha oferta en lo que se refiere a fondos que invirtieran en mercados emergentes de forma global: en 2003 había 287; hoy hay 4.019.

Y ese aumento del peso de China en las carteras de los inversores se nota también cuando solo se analiza el patrimonio de los fondos españoles. Y es que si bien Inverco no ofrece datos de fondos que inviertan en acciones chinas solo, sí los da de los fondos que destinan su patrimonio a la inversión en renta variable emergente. En 2019 el patrimonio en los productos españoles de este tipo fue de 2.500 millones de euros distribuidos en 250.000 cuentas, mientras que en 2003 el volumen apenas era de 311 millones en manos de 31.000 partícipes.