¿Por qué está tan baja la volatilidad?

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wolfpix, Flickr, Creative Commons

La baja volatilidad ha sido una constante en lo que va de año, especialmente en los mercados de renta variable. Por un lado, ha aportado estabilidad a los mercados después de las fuertes turbulencias del año pasado. Por otro, está causando dificultades crecientes a los gestores para la generación de alfa. La paradoja es que a lo largo del año han abundado las predicciones de que la volatilidad va a subir. Sin embargo, tal y como recuerda Christian Hille (responsable de multiactivos de Deutsche AM), el VIX marcó el pasado 8 de mayo un mínimo histórico de 9,77 puntos, un límite a la baja que sólo ha superado en tres ocasiones desde la creación del índice en 1992.

En contraste, el responsable enumera una serie de factores que justifican en su opinión que la volatilidad debería ser más elevada, no sólo en renta variable sino también en el resto de clases de activos: “Las consecuencias tanto de la crisis financiera como de la crisis de la deuda soberana todavía están desarrollándose en el presente; el crecimiento de la productividad y de la inflación sigue siendo flojo; no hay precedentes de la política monetaria extremadamente baja de los principales bancos centrales, por lo que las consecuencias de la normalización son completamente confusas; un gran motor de la demanda de algunos de los principales materiales industriales es China; y se comenta que la digitalización tiene potencial de disrumpir industrias enteras”. A todos estos argumentos, Hille añade la postura de Deutsche AM de que “el Brexit y Trump han debilitado la alianza occidental precisamente en un momento en que China y Rusia pretenden incrementar su influencia regional y geopolítica”.

Dos caras de la misma moneda

No obstante, el experto considera a un tiempo que también hay otros factores que están compensando estos focos de volatilidad, como por ejemplo la acción de los bancos centrales: “Los participantes del mercado se han acostumbrado a las intervenciones de los bancos centrales cuando los mercados se agitan demasiado. Por consiguiente, cualquier subida de la volatilidad es inmediatamente atajada con la inyección de volatilidad adicional”.

Los acontecimientos geopolíticos también tienen otra cara de la moneda: “El Brexit, Trump, la crisis de los refugiados o la creciente amenaza de Corea del Norte pueden representar rupturas históricas o escaladas, pero muchas consecuencias – especialmente en términos económicos- sólo se volverá totalmente visible en el medio plazo. Esto raramente desencadena picos de volatilidad en el corto plazo. La historia fue diferente en 2008 y 2009, así como en 2011 durante la crisis de la deuda soberana”.

Adicionalmente, el responsable de multiactivos se fija en que “el volumen de los programas de recompra de activos de las empresas estadounidenses también han tenido un impacto estabilizador sobre las cotizaciones”. Sin embargo, Hille aclara que su pronóstico para este año es que caiga el ritmo de recompra de acciones, puesto que – según datos de Bloomberg- el número de acciones recompradas ha estado cayendo de forma constante desde el primer trimestre de 2015. 

A todos estos datos hay que sumar el hecho – que para el experto es de hecho la clave- de que la economía global ha crecido de forma constante con independencia de las turbulencias geopolíticos: “Puede que no haya sido el crecimiento más dinámico, con tasas entre el 3% y el 3,5% de los últimos seis años. Pero al menos no ha vuelto a recesión. De hecho, esperamos para este año una ligera aceleración del crecimiento global”, concluye.

Finalmente, está el hecho de que una de las apuestas que están siendo más rentables este año ha sido el incremento de los cortos en volatilidad, que está provocando una compresión mayor de los precios. “Un estilo en particular parece muy popular entre los inversores que están tratando de impulsar su rentabilidad en este contexto de rendimientos bajos: vender opciones call sobre índices de volatilidad y quedarse con la prima sobre la opción. Como no se puede invertir directamente en índices de volatilidad, se están usando derivados que imitan el comportamiento del índice de volatilidad subyacente”, explica Hille.

¿Por qué se ponen nerviosos los inversores con la baja volatilidad?

“Paradójicamente, muchos participantes del mercado se ponen nerviosos justo cuando el principal indicador del nerviosismo del mercado, que es la volatilidad, cotiza en niveles extremadamente bajos, como ahora”, continúa el experto. En su opinión, este comportamiento se debe a dos razones. La primera, que “la baja volatilidad señaliza la complacencia de los inversores y el exceso de confianza”, algo que califica como peligroso “porque una crisis menor podría ser suficiente para desencadenar el pánico y las ventas”.

La segunda razón, porque “históricamente los crash de mercado han estado precedidos por entornos de baja volatilidad”. La opinión de Hille difiere en este caso: “Los niveles de volatilidad de la renta variable caen (y los múltiplos suben) en relación con el tiempo que ha pasado desde la última recesión. De hecho, muchos inversores tienen la tendencia de volverse más complacientes cuanto más dura la expansión. Además, nadie quiere perderse un rally”.

A pesar de todo, la conclusión a la que llega el responsable de Deutsche AM es que los inversores deben tener en cuenta que “la volatilidad no sirve como indicador adelantado, porque regularmente empieza a subir sólo cuando el mercado ya está cayendo”.