Por qué ha sentado mal el recorte de tipos de emergencia de la Reserva Federal

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La Reserva Federal salió al rescate, pero en su esfuerzo por contener el pánico parece haber creado un problema mayor. El banco central estadounidense sorprendió al mercado ayer con un recorte de tipos sorpresa, de emergencia, fuera del calendario de reuniones establecido. Matizamos el concepto de sorpresa porque esa reducción de 50 tipos básicos ya estaba descontada por los mercados. Y sin embargo, la primera reacción fue negativa: cayeron las bolsas y los diferenciales del crédito se ensancharon.

Las bolsas europeas lograron cerrar el martes en verde, pero lejos de sus máximos en la sesión. Las americanas cotizaron un total de 15 minutos la alegría para luego sucumbir de nuevo a las pérdidas y terminar la jornada en negativo. Este miércoles la tranquilidad vuelve a reinar, pero no es la euforia que uno podría esperar tras un apoyo como el que ha brindado la Fed. ¿Cómo debemos interpretar que el mayor recorte de tipos desde la crisis de 2008 haya sentado mal?

Para las gestoras internacionales preocupa la desesperación que emana de este gesto. Hay que recordar que la última vez que el banco central tomaba una decisión fuera del calendario era semanas después de la caída de Lehman Brothers. Los inversores estaban preocupados, sí, ¿pero tanto como en ese contexto? Yves Bonzon, director de inversiones de Julius Baer, nota cierto pánico. “Hace preguntarse si la Fed sabe algo que nadie más sabe”, se pregunta. “La Fed está consiguiendo lo contrario de lo que se proponía, que era aliviar las preocupaciones sobre el crecimiento y tranquilizar a los mercados”.

Y es que si bien se esperaba que la Fed recortase ese 0,50% el rango de los tipos, el consenso se refería a la reunión de este marzo, que se celebrará en apenas dos semanas. En cuestión de minutos los mercados optaron por saltarse la fase de celebración y pasar directamente a las dudas.

"¿La situación ya es tan mala que deberíamos entrar en pánico, es eso lo que nos dice la Fed?", cuestionaba ayer David Roberts, co gestor del equipo de renta fija global de Liontrust. “Si tenemos esto en mente, significa que la Fed teme una perspectiva económica más débil en los próximos meses, ¿tal vez una recesión?", ve Philippe Waechter, director de investigación económica de Ostrum AM (Natixis IM). “¿Es mejor que actuar con valentía que con timidez en estos tiempos? Y a la vez, ¿tan mal pueden ir las cosas?”, se preguntaba Andrew Mulliner, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson. Son toda una serie de preguntas que rondaron a los inversores anoche.

Más medidas más pronto que tarde

En la rueda de prensa posterior a la decisión, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, aseguró que la Fed está contenta con el actual rumbo de la política monetaria. Sin embargo, una prolongación de la caída de la renta variable sugiere que tendrán que hacer más. Incluso tan pronto como la reunión de este 18 de marzo, según opinan Tiffany Wilding, Lupin Rahman y Nicola Mai, de PIMCO.

Tras la frase de Powell de que seguirá “vigilando de cerca la evolución de la situación y sus consecuencias para el escenario económico”, Laura Pozzini, del equipo de análisis macro de Eurizon, también ve más medidas, en términos de recortes de los tipos de interés o de nuevos instrumentos (posibles inyecciones de liquidez, apertura de líneas de crédito en caso de empresas en dificultades debido a un bloqueo de la producción y congelación de la demanda). Desde Generali AM opinan en similar línea. Al menos otro recorte de 0,25%, más inyecciones de liquidez en el mercado interbancario para asegurar que ya un rebote más fuerte de la economía.

Al final es una decisión casi obligada. “La Reserva Federal es especialmente sensible a cualquier caída en los mercados de valores estadounidenses, ya que esto tendrá un impacto directo en el consumidor estadounidense, a través del efecto riqueza, en un momento en que el gasto del consumidor sigue siendo el principal motor del crecimiento estadounidense”, explican desde Groupama AM.

Los gobiernos también deben mover ficha

Con este mensaje tan contundente de la Fed, los mercados miran ahora hacia sus homólogos. Australia ya ha dado el paso, ¿será capaz de hacerlo Europa? El problema es que como bien recuerda Paul Brain, de Newton (BNY Mellon), el BCE y el Banco de Japón tienen un margen limitado para recortar a estos niveles aún negativos. Quizás el BCE podría intensificar su programa de relajación cuantitativa, propone Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija de M&G. "En la actualidad, las compras netas de activos ascienden a 20.000 millones de euros al mes, pero este importe podría incrementarse fácilmente hasta, pongamos, 80.000 millones de euros (como ya vimos entre abril de 2016 y marzo de 2017), con una presencia destacada de la deuda corporativa. Ello seguramente lograría que los perjudicados inversores en deuda corporativa suspirasen aliviados", explica

Y no solo hay expectativas con los bancos centrales. “La intervención de los bancos centrales en esta etapa es inútil, incluso insalubre. ¿Cuál es la misión de la Fed? Estabilidad de precios y pleno empleo. Estamos ahí. ¿La mayor volatilidad de los últimos días pone en peligro la estabilidad financiera? Uno puede dudarlo. Además, la política fiscal de los estados debe abordar un shock en la demanda. Un shock en la oferta es más complejo de manejar. Pero un recorte de los tipos no será lo que pueda remediarlo. Mientras tanto, la Reserva Federal está quemando municiones que podría no tener en caso de una recesión severa”, lamenta Frank Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.

Como coincide también Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l'Echiquier, un recorte de tipos por sí solo no mejoraría directamente la situación de las empresas ni de los ciudadanos en crisis. “Para ello se necesita un plan de recuperación coordinado a nivel estatal, con el fin de reducir las cargas fiscales de las empresas más afectadas y apoyar, sobre todo, a los hospitales, laboratorios de investigación y servicios de asistencia a los enfermos. Es indispensable que los bancos centrales adopten una actitud acomodaticia”, sentencia.