Por qué la sostenibilidad es el futuro de la inversión

mesa esg septiembre
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En este encuentro del Insights ETF organizado por FundsPeople se abordaron los principales desafíos a los que se enfrenta la inversión sostenible, los cambios de tendencia en las estrategias de inversión y el incipiente interés de los inversores por el impacto que tienen sus ahorros en el medioambiente, entre otras cuestiones. En esta ocasión, los anfitriones fueron UBS AM y DWS, y contó con la participación de representantes de Afi Inversiones Globales y Abanca.

Claudia Antuña, analista de inversiones en Afi Inversiones Globales, afirma que en el último año se percibe un cambio de tendencia en las estrategias de inversión vinculadas a cambio climático o cuestiones medioambientales. Tiempo atrás, explica, se dirigían a empresas que, por la propia naturaleza de su sector, contaminaban poco o generaban bajas emisiones de CO2, pero ahora, “el inversor es más sensible, tiene más conocimientos y exige unas estrategias más ambiciosas, más puristas, que realmente ofrezcan soluciones que luchen contra la crisis climática y que, por lo tanto, ofrezcan exposición a actividades económicas con una contribución mucho más directa a paliar los efectos adversos del cambio climático”.

Añade, además, que a corto-medio plazo veremos una mayor oferta de estrategias que estén alineadas con este enfoque debido a que la Comisión Europea ha priorizado, dentro de su taxonomía, los objetivos de adaptación y mitigación del cambio climático, lo que generará al mismo tiempo oportunidades en estos sectores.

Abanca ha orientado sus estrategias de inversión teniendo en cuenta varios niveles, según indica Pablo Monjardín, coordinador de Gestión de Activos en la entidad. Por una parte, el lanzamiento de productos. Así, recientemente, el banco ha lanzado para sus carteras de gestión discrecional el fondo ABANCA Renta Fija Transición Climática 360 alineado con los objetivos del Acuerdo de París, un Climate Transition Benchmark ligado a la taxonomía europea de finanzas sostenibles, que lleva incorporado el objetivo de descarbonización del 7%. “La segunda derivada ha sido incluir en las carteras estrategias temáticas relacionadas con el cambio climático y, sobre todo, orientadas a su mitigación y a la transición hacia un modelo económico más sostenible. Contamos con megatendencias de agua, energías renovables o uso de residuos, entre otros”, expone.

“Desde el punto de vista de la construcción de la cartera, el último nivel de nuestro proceso de inversión, hemos incorporado en los mandatos de nuestros clientes objetivos de cambio climático: a través de herramientas o indicadores cuantitativos medimos la huella de carbono y la intensidad de la misma, tanto en desde el punto de vista relativo frente a su bechmark como en términos absolutos, buscando progresivamente una descarbonización de las mismas”, asegura Monjardín.

Fondos artículo 8 y 9

Hay varias maneras de diseñar una estrategia alineada con el cambio climático en el mundo de los ETF, según explica Nina Petrini, responsable de ETF y Fondos Índice para Iberia y LATAM de UBS AM. En el caso de los fondos integrados en el artículo 8, la solución de la gestora ha sido el filtro ‘low carbon select’, que ha aplicado a sus dos gamas de renta variable MSCI. “Hemos incluido esta variante climática en nuestra gama histórica de ETF ISR, manteniendo siempre una visión muy amplia e intensa sobre la sostenibilidad en toda la estrategia”, asegura Petrini, quien agrega que, de este modo, “hemos podido medir y reducir la huella de carbono en cada uno de nuestros índices de ISR. De hecho, hoy se llaman los MSCI SRI ‘low carbon select’”. La entidad ha añadido esta medida para reducir la huella de carbono también en su gama de MSCI ESG, una gama de ETF con criterios sostenibles más leves.

Con respecto al artículo 9, UBS AM se ha enfocado en los Paris Aligned, “que te llevan a una cartera en línea con esa transición a una economía más baja en carbono, superando los requisitos mínimos que marcan los Acuerdos de París”, afirma Petrini. En este sentido, la gestora ha lanzado una línea de Paris Aligned de MSCI, con siete ETF regionales, que tienen como objetivo ayudar a los inversores de renta variable a reducir sus riesgos climáticos.

Por su parte, Antonio Royo-Villanova, especialista en Gestión Pasiva en DWS, señala que la gestora cuenta desde hace varios años con índices regionales y globales que combinan los índices MSCI Low Carbon y MSCI SRI Leaders, que aportan una reducción del 75% de las emisiones de CO2 actuales y del 90% potenciales de las compañías. “Es una reducción enorme sobre el índice standard”, subraya Royo-Villanova. En el caso del artículo 9, de momento, según afirma, “hemos lanzado una solución en renta fija centrada exclusivamente en los bonos verdes corporativos”.

El avance de la inversión verde en renta fija

Aunque la inversión bajo criterios ASG ha sido más popular entre los inversores de renta variable, el escenario está cambiando y avanza en renta fija. En el caso de los bonos verdes, Pablo Monjardín indica que Abanca, dentro de sus carteras de inversión discrecional, mantienen exposición a este tipo de deuda a través de fondos de inversión. “No consideramos los bonos verdes como un asset class independiente, entra dentro del universo del crédito europeo. El motivo es estrictamente económico porque desde el punto de vista de la creación del portfolio ofrecen, en términos de rentabilidad, riesgo y diversificación, un comportamiento similar al del crédito tradicional”, manifiesta.

Monjardín asegura que los activos o temáticas ASG ofrecerán a largo plazo una rentabilidad mayor frente a la inversión tradicional, si bien Abanca es “selectiva” a la hora de identificarlos y tiene en cuanta la valoración greenium. “El hecho de mantener los bonos verdes dentro del bloque de investment grade es precisamente para no sobrepagar ese greenium y que nos pueda llevar a errores de inversión”, explica.

En el caso de los bonos soberanos, Abanca ha desarrollado una metodología interna a través de su modelo de inversiones Alpha360 para analizar los factores ASG en esa deuda. “En el bloque medioambiental tenemos 32 métricas, desde emisiones de CO2, hasta la biodiversidad o el agua potable. En la parte social, analizamos indicadores con la cobertura de necesidades básicas, como la igualdad de oportunidades, la nutrición, la seguridad ciudadana o el bienestar social, entre otros. Y en la gobernanza pensamos que el foco debe estar en la corrupción porque hay diferentes estudios que la vinculan de forma muy directa con el desarrollo económico o la libertad de la actividad empresarial”, apunta Monjardín.

Las limitaciones de los bonos verdes

Claudia Antuña (Afi) asegura que también están incorporando estrategias de renta fija sostenible, que hoy por hoy se centran mayoritariamente en bonos verdes, si bien asegura que tienen “ciertas limitaciones” especialmente desde el punto de vista financiero, ya que “estas emisiones suelen tener una duración elevada, principalmente por la característica largoplacista de los proyectos que financian, lo cual hace que en algunas ocasiones, estas estrategias no encajen al 100% con el objetivo de inversión o el horizonte temporal que puedan tener los mandatos de nuestros clientes. Esto nos lleva a buscar otras alternativas dentro de la renta fija sostenible”.

Se refiere a los bonos de transición, “que relajan ciertas características que tienen que tener los proyectos subyacentes de estos productos”. O los Sustanibility-Linked Bonds, “en los que la vinculación a la sostenibilidad se hace desde el lado del emisor y que están ganando cada vez más protagonismo en el mercado”. “En esta línea, estamos siendo testigos de un importante desarrollo en las estrategias de renta fija sostenible, que empiezan a integrar tanto los principios de bonos verdes de ICMA como de bonos sostenibles, así como alinearse con el estándar de Bonos Verdes que está desarrollando la Comisión Europea”, añade.

Según explica Royo-Villanova (DWS), el mundo de los bonos verdes todavía es incipiente pese a que ya lleva años en desarrollo. Tan solo representa un 1% de la deuda total, aunque este mercado se está preparando para la inminente sacudida que supondrá la entrada en juego de la Unión Europea y los fondos Next Generation. “Tendrían que multiplicar varias veces la cantidad de emisiones de bonos verdes disponibles”, subraya Royo-Villanova.

El papel de los emergentes en la transición climática

En lo que respecta a la deuda soberana, el especialista en gestión pasiva de DWS considera que es en los países emergentes donde tiene más sentido aplicar las métricas de sostenibilidad porque están mucho más expuestos a los riesgos de la transición climática que los países desarrollados. DWS aplica un doble filtro para el ETF de deuda soberana ASG en países emergentes. Por un lado, el de la propia calidad de los bonos y, por otro, la ASG, tanto en su vertiente del cuidado del medioambiente, como en los aspectos sociales y de gobernanza.

Nina Petrini explica que UBS AM decidió hace años, cuando lanzó sus primeros ETF sostenibles en renta fija, que no se limitaría a la A, a la parte ambiental, de las siglas ASG. Y con esta idea creó unas soluciones más amplias, que a su vez completan los otros dos ámbitos de estos criterios de inversión. Esta gestora cuenta con tres ETF ASG de crédito corporativo, uno enfocado al mercado americano, otro al europeo, y el más reciente que abarca el ámbito global. Además, también cuenta con dos ETF ASG de bonos soberanos, uno europeo y otro global. La liquidez es el primer criterio que se tiene en cuenta, comenta Petrini, quien agrega que “después se realiza un ‘deep dive’ sostenible según la metodología y los criterios ASG de los proveedores de índices con los que trabajamos.

Los retos y desafíos de la inversión sostenible

La inversión sostenible avanza imparable pero también se enfrenta a muchos retos. Claudia Antuña, de Afi, identifica cuatro. En primer lugar, el desafío regulatorio, porque las novedades tardarán en desaparecer y obligarán a estar en constante evolución. “Con la modificación ya aprobada de MiFID e IDD va a haber un cambio en la industria muy significativo en cuanto a la gama de productos para responder a las preferencias de sostenibilidad que vamos a tener que incorporar en el test de idoneidad. Esto exigirá profundos cambios en los modelos de negocio de muchas entidades”, señala Antuña.

En segundo lugar, cita las mayores exigencias de transparencia “para conseguir esa comparabilidad entre productos, a lo que también ha contribuido la regulación con la definición de los artículo 8 y 9 de productos sostenibles, aunque todavía hay mucha interpretación de la norma”. Para la analista de inversiones de Afi, el tercer reto es el desarrollo y expansión del universo de activos sostenibles disponible, con toda la tipología de bonos que van surgiendo y que abre oportunidades de inversión. Y, por último, el cuarto desafío es la necesidad de una mayor formación y divulgación. “El inversor necesita entender qué implicaciones tiene la sostenibilidad, cómo se puede invertir de forma sostenible y que vías hay. Y no pensar que nos limitamos a cambio climático o bonos verdes”, sostiene.

Cumplir las promesas adquiridas

Para Pablo Monjardín (Abanca), uno de los principales retos es el de cumplir con las promesas que ha hecho la industria a los inversores finales, tras años en los que cada vez más activos bajo gestión están ligados a los objetivos de desarrollo sostenible con horizonte 2030 o los objetivos Net Zero de cara a 2050.  “El año 2030 está ya ahí y los inversores finales han mostrado su compromiso con estas estrategias. Ahora nos toca a los gestores cumplir con la tarea que nos han encomendado. Y no va a ser sencillo porque los objetivos son bastante ambiciosos y eso nos va a obligar a tener una participación muy activa, sobre todo con las gestoras”, asegura.

El coordinador de Gestión de Activos en Abanca también coincide en que otro desafío para la industria es la regulación. “En marzo, la llegada del Reglamento europeo de divulgación nos cambió un poco la vida a todos y parece claro que el regulador quiere seguir acotando qué se entiende por producto sostenible y continuará incrementando los requisitos para clasificarse como tal. De modo que la carga regulatoria se va incrementando”, señala Monjardín, para quien la clave es “buscar un equilibrio entre una regulación que dé garantías al inversor final y que al mismo tiempo deje cierto margen de innovación a la industria para seguir desarrollando nuevos productos. Si al final tendemos a la homogeneidad, podemos correr el riesgo de acabar tomando las mismas decisiones todos y comprando los mismos activos”.

Llegar a un consenso en la regulación

Nina Petrini (UBS AM) insiste en que es clave llegar a un consenso en todas las definiciones y en todos los requisitos de los reguladores para garantizar un desarrollo exitoso de la sostenibilidad en los mercados financieros. “Cuando hay un consenso, una hoja de ruta, nos podemos comparar, nos podemos medir. Es un camino relativamente nuevo, los recursos se están empezando a desplegar, la información es muy dispersa y se necesitan bases de datos sólidas y de uso amplio”, afirma la responsable de ETF para Iberia en UBS AM. “Para conseguir una mayor armonización y no dejar hueco a las interpretaciones, se precisa una mayor educación financiera y dedicación. La parte positiva es que hay mucha voluntad por parte de todos los players para conseguir este objetivo. Por tanto, es cuestión de tiempo y organización”, reflexiona.

En opinión de Antonio Royo-Villanova (DWS) “la regulación es fundamental y tiene que ayudar a que se cumplan los objetivos a los que nos hemos comprometido con los inversores finales, que realmente esas métricas de reducción de temperaturas tengan lugar. Pero es un proceso largo”. En este sentido, cree que el escenario cambiará claramente el año próximo con los test MiFID o test de conveniencia, que afectarán a los inversores particulares, al gran público. Además, los distribuidores deberán hacer una labor de “formación continua, que será fundamental para que el cliente sepa dónde está invirtiendo y qué rentabilidad puede esperar”.

Por otro lado, y desde el punto de vista de la gestora, Royo-Villanova también habla del reto del stewardship, un concepto relacionado con la participación activa y la administración responsable. “La relación que tenemos en DWS  con los equipos directivos no es la de ser un mero tenedor, sino que hacemos recomendaciones y trasladamos en las Juntas de Accionistas nuestros valores para que cambien procesos que no nos parecen óptimos o que creemos que pueden mejorar. Nos parece fundamental poder decirles a nuestros inversores que somos muy activos en este ámbito”, señala.

¿Qué demanda el inversor final?

Pablo Monjardín (Abanca) asegura que el crecimiento en la demanda de productos sostenibles ha sido exponencial en los últimos años. Por ilustrarlo con cifras, Abanca lanzó a principios de 2019 Alpha Responsable, su servicio de gestión delegada puramente ASG; en la actualidad estos mandatos suponen ya el 80% de sus activos bajo gestión. “Por aquel entonces observábamos cómo la cuestión de la inversión sostenible era algo que estaba bastante desarrollado en el mundo institucional, pero que no estaba llegando al inversor final, en muchos casos por el desconocimiento de estos productos o porque no estaban familiarizados con su terminología, sus características o los objetivos extrafinancieros. Con Alpha Responsable queríamos llevar la innovación que estaba surgiendo en el mundo institucional al cliente final de una manera sencilla y, sobre todo, transparente”, sostiene.

A la recepción de esta iniciativa han ayudado las rentabilidades de los últimos años. “El mercado ha sido bastante favorable y las carteras se han comportado  significativamente mejor que la inversión tradicional. Esta era la principal duda que teníamos cuando lanzamos el servicio, qué coste en términos de rentabilidad para el cliente iba a tener invertir de modo sostenible. Ahora, años después, esta pregunta ya no nos la hacemos”, añade.

Objetivos financieros, pero también sostenibles

Por su parte, Claudia Antuña asegura que los clientes institucionales de Afi muestran cada vez un mayor interés por incorporar estrategias sostenibles en sus carteras. Y no solo ellos, también el inversor minorista demanda más este tipo de productos. “Estamos viendo un traspaso de estrategias más tradicionales hacia otras temáticas en las que se genere un impacto positivo. El inversor es más ambicioso y quiere conocer cuál es la contribución que está haciendo a través de sus ahorros a un desarrollo sostenible”, insiste Antuña. Considera también que “esto es reflejo de la mayor comprensión y sensibilidad del inversor en materia de inversión sostenible. Va entendiendo cómo diferentes estrategias pueden satisfacer diferentes objetivos, tanto económico-financieros, como sostenibles”.  

Para Antonio Royo-Villanova (DWS), los flujos en inversión sostenible demuestran el interés que hay por este tipo de alternativas. “En los últimos dos años, solo febrero y marzo de 2020 arrojaron flujos negativos ASG y fue al principio de la pandemia el año pasado”, indica. “Desde el punto de vista institucional, la tendencia es muy consistente en cuanto a flujos tanto en ETF y en fondos de gestión activa ASG. Los índices están teniendo menos volatilidad, más rentabilidad y están evolucionando mejor que los tradicionales, así que esto añade un punto de alfa interesante a la hora de construir carteras diversificadas”, añade.

Nina Petrini (UBS AM) coincide en que los flujos han sido un reflejo de la demanda del inversor institucional a lo largo de los últimos dos años. “La tendencia ha sido increíble y hemos visto una demanda muy sólida, con ganas de estar invertidos en sostenibilidad”, asegura Petrini, para quien “el inversor está en su curva de aprendizaje, asimilando cómo influye la sostenibilidad en sus finanzas. De esta forma, para que alguien se sienta cómodo ante un cambio tan importante en la forma de valorar las inversiones, en el que el objetivo ya no es solamente financiero, se necesita mucha experiencia y expertise, y en UBS AM nos sentimos muy capacitados para ayudar en este desarrollo educativo”.