Por qué los tipos van a permanecer bajos durante mucho tiempo… y qué significa esto para quien está en liquidez

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Thales, Flickr, Creative Commons

Los inversores se encuentran ante un gran dilema: ¿dónde invertir sus ahorros? Existe una enorme cantidad de dinero en efectivo o reservada en productos tradicionales de ahorro con una baja remuneración. En Europa, alrededor del 40% del patrimonio total está colocado en cuentas bancarias. En Alemania la cifra alcanza los 2,4 billones de euros. En España, más de 800.000 millones. El problema para sus titulares es que los tipos en la eurozona no parece que vayan a subir, a menos en el corto plazo. Y, cuando lo hagan, es posible que no los vayan a llevar hasta los niveles que habían alcanzado en el pasado. Por lo tanto, si se mantienen en su idea de no invertir, su dinero perderá valor. Es lo que ha venido ocurriendo en la última década.

“La inflación es el verdadero enemigo de los ahorros. En la eurozona, lo que en el año 2009 costaba 100 euros hoy cuesta aproximadamente 111 euros, mientras que 100 euros reservados en liquidez entonces actualmente serían 102. Es innegable que, debido a la inflación, ha habido una pérdida de poder adquisitivo que hace que el efectivo haya sido la peor clase de activo", revela Sebastián Velasco, director general de Fidelity International para España y Portugal. El problema es que aquellos ahorradores que han dado el salto recientemente al fondo de inversión no han tenido una buena experiencia.

El 2018 ha sido un año en el que la mayoría de las clases de activo han ofrecido rentabilidades negativas y eso ha asustado a estos nuevos inversores, algunos de los cuales han vendido. "En los últimos años ha entrado en el producto fondo dinero procedente del depósito bancario. Son ahorradores que invierten buscando ese +3% que antes les daba el depósito y que no han encontrado en el fondo en 2018. Lo más normal es que este tipo de cliente no vuelva a apostar por el fondo de inversión y lo pierdas”, reconoce Rubén García Páez, director general de Columbia Threadneedle para Iberia y Latinoamérica. El dilema que se les plantea tanto a los que han vuelto a depósitos como a los que no los han abandonado nunca es qué hacer con su dinero para que no pierda valor.

Son cada vez más las gestoras que consideran que el BCE no se atreverá a subir los tipos y que éstos permanecerán bajos durante mucho tiempo en Europa. “Un repunte significativo de las tasas supondría una carga excesiva para las finanzas de unos Estados fuertemente endeudados, así como para muchas empresas y las familias de la eurozona. En última instancia, pondría en peligro incluso la supervivencia de la moneda común en su forma actual. La autoridad monetaria lo tiene muy presente. Por eso creemos que mantendrá los tipos de interés bajos, no porque quiera, sino porque no tiene más remedio”, afirma Bert Flossbach, gestor y cofundador de Floosbach von Storch.

Para Valentijn van Nieuwenhuijzen, director de inversiones en NN Investment Partners, la falta de progresos en la unión fiscal y bancaria ha llevado al BCE a mantener una política monetaria no convencional mucho más tiempo de lo que hubiera sido necesario si se hubiesen producido avances en este sentido". Ahora, el banco central está en una encrucijada.

La economía de la eurozona se ha ralentizado significativamente en el último año, al pasar de un crecimiento anualizado del 2,5% al 1%, mientras que la inflación ha permanecido anclada en el 1% desde 2016. “Este desfavorable momentum puede impedir cualquier normalización de la política monetaria, elevando la probabilidad de estancamiento del BCE al 40%. En este escenario, la autoridad monetaria no subiría tipos hasta el próximo ciclo alcista, permaneciendo en los niveles actuales (-0,4% para la tasa de depósito) hasta 2022, más allá de lo que está poniendo en precio el mercado”, afirma Apolline Menut, economista macro en AXA Investment Managers.

A su juicio, las consecuencias de todo esto serían que los tipos a largo plazo de las emisiones en euros permanecerían más bajos durante más tiempo, con el bund aún en el 0,1% hasta finales de 2020, con el evento colateral de que la escasez de oportunidades arrastraría las rentabilidades hacia territorio negativo. Sin embargo, las consecuencias más perniciosas vienen por el lado de las políticas populistas que se están implementando en Europa. Y no solo en países como Italia. En Francia, Emmanuel Macron ha respondido a las protestas de los chalecos amarillos con un mayor gasto público. Y si Francia contrae más deudas y no cumple los límites de déficit acordados, ¿por qué, se podrían preguntar los italianos, el Gobierno de Giuseppe Conte tendría que ser austero?

Según Bert Flossbach, “ello lleva a un continuo crecimiento de las deudas en la eurozona y la cuestión determinante de cómo va a financiarse todo esto: con unos intereses prolongadamente bajos, lo cual significa simplemente que esos temas que lastran a los mercados en la actualidad–el Brexit, la guerra comercial, los chalecos amarillos, los problemas de deuda de la eurozona– reducen cada vez más la probabilidad de que los bancos centrales puedan normalizar sus políticas monetarias”.

La cuestión es si podrán llegar a reducirse jamás las montañas de deuda actuales. Echando mano de los libros de historia, Flossbach encuentra un ejemplo de ello. “En los años de la posguerra, EE.UU redujo significativamente su carga de deuda pública a través de la represión financiera (bajos tipos de interés e inflación relativamente alta)”, recuerda.