Es la pregunta que muchas gestoras hacen a sus clientes en un intento por quitarles de la cabeza las falsas creencias que tienen sobre este segmento de mercado, creencias que para lo único que han servido ha sido para dejar pasar rentabilidades anualizadas a cinco años del 11%.
¿Por qué no incrementa usted la exposición a small caps? Es la pregunta que muchas gestoras hacen a sus clientes, en un intento de tratar de quitarles de la cabeza falsas creencias que lo único que han servido hasta ahora ha sido para dejar pasar rentabilidades anualizadas a cinco años del 11% (MSCI World Small Caps Index). La falta de oferta no es excusa. Opciones hay donde puedan elegir. Yéndose a las estrategias más convencionales (aquellas que invierten en Europa y EE.UU.) gestionadas por firmas internacionales, son muchas las que cuentan con la calificación Consistentes Funds People, pero pocas las que tienen productos con la calificación Blockbuster Funds People (más de 100 millones de euros en España), lo que demuestra el bajo peso que tienen estas estrategias en las carteras de los inversores españoles. Pero… ¿por qué no incrementan los clientes de las gestoras la exposición al segmento de las small caps? ¿Qué es lo que retrae la inversión? La respuesta a esta pregunta no es fácil.
“Buena parte de la explicación podría venir del desconocimiento y las creencias, a menudo equivocadas, que los inversores tienen de las small caps”, explican Beatriz Barros de Lis, directora general de AXA IM para Iberia, y Jaime Albella, miembro del equipo de ventas en la entidad, en una presentación realizada en Madrid. Ambos se muestran convencidos de que la necesidad de realizar desde distintos ámbitos una labor formativa sobre este universo para evitar que los inversores dejen de lado lo que pudiera ser una oportunidad para generar valor. “Es una parte del universo de renta variable que da mucho juego y, sin embargo, que está muy ignorada. La representación de este universo en las carteras de los gestores es, en general, escasa. Deberían contar con una representación mayor, ya que son empresas que han escalado puestos en la generación de valor al ser compañías que han incorporado la tecnología y que en muchos casos son disruptivas”, afirman.
Barros de Lis y Albella lo definen como un universo de inversión en el que existe crecimiento de beneficios recurrente, sistemático (fruto de modelos de negocios que funcionan) y de calidad, formado por empresas que –a su juicio- pueden servir para sustituir parte de las posiciones en large caps. “Las empresas de pequeña capitalización son una buena alternativa a las de gran tamaño. Soy un convencido de esta recomendación a medio-largo plazo. Las compañías grandes están en todos los índices, en todos los ETF, cuentan con una amplia cobertura por parte de los analistas… las small caps no”, afirma Albella. Las small caps a las que hacen referencia son compañías por encima de 3.000 millones, un tamaño que las haría comparables con muchas empresas del Ibex 35. “El inversor asocia las small caps a riesgo y alta volatilidad, cuando esto solo es así en determinados momentos muy puntuales. Normalmente, la volatilidad es similar a la de las grandes”, indican. Como ese mito, hay otros muchos que los propios gestores han tratado de quitar de la cabeza a los inversores. La entidad ha desarrollado una microsite en la que los enumera y los desmitifica.
Por ejemplo: con frecuencia se piensa que las pequeñas capitalizaciones solo son interesantes en fases del mercado muy concretas, sobre todo cuando los grandes títulos han subido mucho y por lo tanto resultan demasiado caros. En realidad, la rentabilidad de las pequeñas y medianas capitalizaciones es muy superior incluso a largo plazo, un rendimiento superior que no es fruto de unos pocos años buenos. Más bien al contrario. Los pequeños valores se han impuesto ampliamente a los grandes durante más de la mitad del tiempo en diversos horizontes temporales, llegando a batirlos durante el 80% y el 100% del tiempo en intervalos de 5 a 10 años. La principal explicación de esa rentabilidad superior no es, como a menudo se piensa, que esas acciones sean poco conocidas y por lo tanto baratas. Por supuesto, ese factor interviene en cierta medida, pero la verdadera razón es simplemente que las pymes tienen un mayor crecimiento. En efecto, las pequeñas y medianas empresas se desarrollan más deprisa que los grandes grupos, y a largo plazo ese mayor crecimiento se traduce necesariamente en una rentabilidad superior.
Los equipos de ventas de las entidades no son los únicos que han hecho una importante labor para desmitificar los mitos que rodean a las small caps. Muchos gestores se ven obligados en sus presentaciones a dedicar parte de su tiempo a esto. Lauren Romeo, gestora de Legg Mason Global AM, señala los más habituales:
1. En primer lugar, está la creencia de que las empresas de pequeño tamaño son, por norma, de menor calidad que las de gran capitalización. “Nada más lejos de la realidad. Durante más de una década, los niveles de deuda de las small caps han sido consistentemente más bajos que los mostrados por las compañías de mayor tamaño”, afirma Romeo. A su juicio, la solidez mostrada por estas empresas en el periodo 2008-2009 ha sido un buen test para demostrar la robustez de sus negocios. “Muchas de ellas han salido de la crisis mucho mejor de lo que han entrado”, afirma.
2. Otra característica que se suele achacar a esta clase de compañías es el hecho de estar centradas exclusivamente en el negocio doméstico. “Tampoco es cierto”, asegura categórica Romeo. “En el caso de Estados Unidos, muchas de las empresas de pequeña capitalización generan más del 40% de sus beneficios fuera del país”. De este modo, tratar de vincular el negocio de una determinada empresa al mercado doméstico no sería correcto, ya que en muchos casos los ingresos no provienen de una única fuente.
3. Mito número tres: las compañías de menor tamaño descuidan la política de retribución al accionista. “Falso. Tan es así que algunas de ellas ofrecen retornos muy elevados al ser empresas con un negocio muy consolidado siendo incluso capaces de dominar su mercado. En este sentido, las compañías con unos balances más fuertes son las que están en condiciones de sobrevivir mejor en tiempos de dificultades y, además, las que tienen mayor capacidad para adoptar una política retributiva más consolidada”, indica la experta.
Y, mito número cuatro: las small caps sólo se comportan mejor cuando el crecimiento del PIB es sólido y robusto. Según las cifras en las que se basa Romeo, esto no es correcto. “Los datos históricos demuestran que desde el año 1990 las empresas de pequeña capitalización estadounidenses han sido capaces de batir claramente al PIB en los últimos quinquenios, superando en la mayoría de los casos a las de mayor tamaño en estos periodos”, asegura la gestora de Legg Mason.