Por qué podemos volver a ver la rentabilidad de los bonos en negativo

Bonos, renta fija, inversión
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La última reunión del BCE ha confirmado uno de los grandes riesgos a los que se enfrenta el mundo: la posibilidad de que se produzca una recesión más pronto que tarde. De ahí que el banco central europeo haya vuelto a prorrogar la fecha en la que espera que lleve a cabo la primera subida de tipos. Si hace un mes apuntaba a “no antes del verano”, ahora afirma que será más bien no antes de finales de año. Una variación sutil que convertirá a Mario Draghi en el primer presidente del BCE que no habrá subido ni una vez los tipos de interés.

La reacción del mercado a este nuevo retraso, unido al anuncios de un nuevo paquete de TLRO, fue la de comprar bonos, lo que disparó su precio y redujo su rentabilidad en el mercado secundario hasta niveles cercanos al 0% en el caso del bund. Surge la duda de si con este cambio de rumbo en la hoja de ruta del BCE la demanda de bonos crecerá tanto que volveremos a ver la deuda con yields negativas. Y de momento, la balanza se inclina a que sí. De hecho, el índice Bloomberg Barclays Global Aggregate Negative-Yielding Debt Index ha aumentado su valor en 3 billones de dólares desde su mínimo registrado hace cinco meses y ya asciende a 9,3 billones, lejos eso sí aún del récord registrado en junio de 2016 cuando alcanzó los 12,2 billones de dólares.

Dentro de esos bonos que cotizan en terreno negativo se encuentran los de Japón y puede que en los próximos días se unan también los alemanes teniendo en cuenta que este misma semana han llegado a registrar niveles del 0,05% al tiempo que la rentabilidad bonos de los principales mercados europeos, con la excepción de los británicos, acumula fuertes retrocesos en el último mes.

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Fuente: Bloomberg. Datos a 14 de marzo de 2019

 

La duda está ahora en si esas compras que se han producido en el último mes en deuda pública seguirán aumentando en los próximos meses hasta el punto de que volvamos a ver rentabilidades negativas en muchos de ellos, como ya sucedió en 2016. Y eso depende de varios factores. Por una parte, la evolución de la economía, que como ya sabemos se enfrenta a una desaceleración sincronizada. De hecho, el BCE redujo su perspectiva de crecimiento económico para la zona euro en su última reunión del 1,7 al 1,1% para 2019.

Por otra, está la estimación de inflación, básica para poder calcular la rentabilidad real que ofrece un activo.  “Puede darse el caso de que en una economía haya deflación o esperemos que la pueda haber en el futuro. Si yo me comprase un bono que cotiza con rentabilidad negativa, pero superior al IPC, estaría aumentando mi poder adquisitivo. Por ejemplo, si el IPC se encuentra en -0,30% y yo a una inversión en letras le saco un -0,10%, mi rentabilidad real es de +0,20%”, apunta Felipe López, analista de Self Bank en el blog de la entidad. Y ahí también el BCE hizo su profit warning: del 1,8% a 1,6%.

De hecho, los tipos reales de los bonos (los que descuentan la inflación) llevan ya tiempo estando en negativo con la excepción de os bonos italianos cuyas rentabilidades superar ese 1,5% de inflación que registró la eurozona en el mes de febrero.  La duda está en si esas rentabilidades negativas acabarán viéndose también en los tipos nominales, los que no descuentan la inflación. Victor Alvargonzález, socio director de Nextep Finance tiene claro que sí. “Creo que temporalmente sí veremos rentabilidades negativas en el bono alemán si se mantiene la desaceleración económica sobre todo en China”. Este experto, de hecho, lleva años defendiendo que Europa se enfrenta a una japonización de su economía y prevé un largo ciclo en el Viejo Continente en el convivan el estancamiento económico, la desinflación y una población cada vez más envejecida.