¿Por qué se hunden los mercados? Crisis bancaria a la vista

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El duro castigo que están recibiendo los mercados financieros en 2016 se está dejando sentir con especial intensidad sobre el sector financiero. Hasta el momento, el epicentro de la crisis era el impacto que el desplome del barril de crudo provocaría en el sector energético, con un mercado de high yield que actualmente descuenta que casi el 60% de las empresas energéticas americanas caerán en default este año, lo que significa que 190 no podrán hacer frente a sus obligaciones de deuda, indican desde M&G Investments. Pero, al mismo tiempo, el mercado de high yield también está cotizando que prácticamente el 20% de las entidades financieras estadounidenses no podrán hacer frente a sus obligaciones de deuda en 2016. En definitiva, lo que a los inversores les empieza a preocupar son los efectos en cadena que podrían producirse si el precio del barril de petróleo se mantiene en torno a los niveles actuales durante un tiempo prolongado. “El foco de la volatilidad se ha trasladado desde China, los emergentes y el petróleo hacia los bancos europeos y japoneses”, afirma Nick Peters, gestor de Fidelity.

No hay duda de que el desplome del precio del crudo está teniendo su reflejo sobre el sector financiero. Muchas entidades han financiado los proyectos de estas empresas. Y eso les está pasando factura en el mercado. “Se trata de un sector que es visto como de mayor riesgo y que se está viendo contagiado por su exposición al sector energético”, asegura Jeremy Leung, de UBS AM. El gestor del UBS Opportunity Long/Short se ha sumado a la tendencia que existe actualmente en el mercado, con la apertura de posiciones cortas en entidades americanas que han prestado a las empresas del sector energético. El consenso ahora es estar corto en bancos. En renta fija, el castigo también afecta al sector. "Cuando los inversores abandonan el high yield, no solamente venden sus bonos del sector energético, sino que también emisiones que no están vinculadas a las commodities”, apunta Matthew Eagan, director de renta fija global de Loomis Sayles (Natixis Global AM).

La advertencia del FMI

La directora del FMI lanzó hace unos días una advertencia sobre la necesidad de reforzar el sistema financiero internacional para prepararse ante una posible crisis de los emergentes vinculada al desplome de las materias primas. “Aunque la red de seguridad de la economía mundial ha ampliado su tamaño y cobertura desde la crisis financiera de 2008, también se ha vuelto más fragmentada y asimétrica”, dijo Christine Lagarde en declaraciones recogidas por el Financial Times. La banca europea no está exenta de riesgos. “El actual escenario para los bancos europeos es muy, muy malo. Durante un ciclo económico completo, es bastante cuestionable que los bancos, de media, sean capaces de cubrir su coste de capital. Y como resultado, esto hace que sea una inversión poco atractiva para los inversores a largo plazo", advierte Peter Garnry, jefe de estrategia de renta variable de Saxo Bank en una entrevista a Market Watch.

Garnry considera que la caída de las acciones bancarias es "un poco extraña", dado el reciente crecimiento de la economía europea y la flexibilización “agresiva” que está llevando a cabo el BCE. Normalmente, los bancos se benefician de medidas como la flexibilización cuantitativa, pero este "truco" no está funcionando en Europa. "Esta situación es preocupante, porque los bancos son mucho más importantes para el mecanismo de crédito en la economía en Europa que en EE.UU. Al otro lado del Atlántico, tenemos un mercado de capitales donde es más fácil emitir bonos corporativos y obtener fondos fuera del sistema bancario comercial. Algo que no tenemos en Europa en la misma medida, y por lo tanto la debilidad actual da un poco de miedo". Las pérdidas bursátiles registradas por el sector en 2016 están siendo muy abultadas y las señales que se están produciendo en Italia y Alemania no son tranquilizadoras.

La idiosincrasia europea

En noviembre, el Gobierno de Renzi tuvo que rescatar a cuatro entidades para evitar su quiebra, pero los problemas no han desaparecido. El sistema bancario transalpino tiene que lidiar con 350.000 millones de euros en créditos deteriorados o de dudoso cobro, así como una tasa de morosidad que cuadriplica la media europea (17%). “Los bancos italianos más pequeños tienden a estar en una posición más vulnerable en términos de los préstamos morosos con respecto a su capital”, subrayan desde AXA IM. El peso de la banca en el mercado italiano explica el que la Bolsa de Milán sea, con diferencia, el mercado más bajista de Europa en lo que va de año (cae un 25% desde enero). Tampoco tranquiliza la situación que atraviesa Deutsche Bank, entidad que en 2016 se ha hundido un 40% en bolsa. Las pérdidas record de 6.800 millones en 2015 y los temores sobre su capacidad para hacer frente a los intereses de sus CoCos (incertidumbre que tratan de despejar asegurando que disponen de “capacidad más que suficiente” para abordarlo) siembran muchas dudas. Los CDS del banco siguen disparados.

A todos los males que asolan al sector se suma el entorno de bajos tipos de interés, que continúan ejerciendo una fuerte presión sobre los márgenes, recuerda Justin Bisseker, analista de banca europea de Schroders. No obstante, pese a las dudas que existen sobre la salud del sistema financiero, la mayoría siguen mostrándose convencidos de que el riesgo de que se produzca una crisis como la de 2008 es bajo. Según Giordano Lombardo, director de Inversiones de Pioneer Investments, las condiciones de mercado son diferentes a las de entonces. “El sector ha registrado un profundo desapalancamiento tanto en EE.UU. como en la eurozona. Los bancos centrales y los supervisores han jugado un papel fundamental en la creación de una red segura para el sector, en forma de recapitalización de los bancos y reducción de los riesgos sistémicos. Es poco probable que se produzca una crisis como la de 2008”. Lo difícil ahora para los inversores es evaluar cuándo es el mejor momento para volver a entrar en el mercado.