¿Por qué vuelven a corregir los mercados? Repaso a un cóctel de noticias clave

lapiz, libreta, análisis
Thought Catalog on Unsplash

Al igual que sucedió durante la corrección de febrero, ha vuelto a ser un cóctel de noticias y no un solo factor lo que ha hecho de la pasada otra semana de infarto. En las mentes de los inversores han pesado en primer lugar la filtración de datos personales de usuarios de Facebook, que provocó un desplome cercano al 10% en el valor. Hans-Jörg Naumer, Responsable Global de Mercados de Capital Global y Análisis Temático de Allianz Global Investors, comenta que la penalización sufrida por Facebook se ha extendido a otros valores tecnológicos, de manera que “alrededor del 50% de las pérdidas registradas por el S&P en los últimos días son atribuibles a las acciones FAANG, siendo notable que las acciones de tecnología llevan años encabezando el ranking de rentabilidad”.

La segunda noticia significativa ha sido la revisión alcista sobre crecimiento, inflación y desempleo de la nueva Reserva Federal que comanda Jerome Powell.  Según Chris Iggo, director de inversiones de renta fija de AXA IM, “el tiempo y la extensión del ajuste en la política monetaria estadounidense es el mayor motor de importancia para los mercados de bonos y debería dictar cómo se posicionan los inversores para el medio plazo”.

El experto constata que no existe un consenso fuerte sobre cuál sería la tasa terminal de los tipos, ni de cuándo se tocaría techo en este ciclo de subidas. También indica que el mercado de renta fija no está reflejando las predicciones más “hawkish” de la Fed, al mantenerse el rendimiento del bono estadounidense a diez años por debajo del 3%. “Sin embargo, no puedo dejar de pensar que esto podría cambiar, a medida que evolucionen la reducción del balance y el incremento del déficit en los dos próximos años”, concluye.  

“Aunque el comunicado de la Fed no mencionó explícitamente a la reforma fiscal como la principal razón para revisar al alza sus proyecciones de crecimiento, pensamos que los miembros del FOMC han incorporado los efectos de la rebaja fiscal y, al menos parcialmente, de la nueva ley del presupuesto”, afirma Annalisa Usardi, economista sénior de Amundi.

Usardi realiza una observación que lleva al tercer gran bloque de noticias que ha preocupado a los inversores durante la semana pasada: la amenaza de que se esté gestando una posible guerra comercial global. “El FOMC depende de los datos, y hasta ahora los datos apoyan el mensaje más optimista anunciado: los riesgos en la parte comercial están en el horizonte, pero por el momento el tamaño de las medidas implementadas no representa un obstáculo significativo que sea capaz de descarrilar el crecimiento y la inflación de su trayectoria”, afirma.

Guerra comercial

A los aranceles al aluminio y el acero impuestos por la Administración Trump hace dos semanas se sumó el anuncio el jueves pasado de que se penalizarán una serie de importaciones en China, en una cantidad de hasta 60.000 millones de dólares en importaciones (el gobierno estadounidense detallará en los próximos 15 días sobre qué productos lo aplicará). El Ministerio de Comercio Chino ha respondido anunciando sus propios planes de aranceles de 3.000 millones de dólares para las importaciones de carne de cerdo, acero, aluminio reciclado, ginseng y vino de EE.UU. “Hasta el momento las cantidades objetivo son relativamente modestas en comparación con un comercio bilateral de bienes entre los dos países de más de 600 mil millones de dólares”, afirman los analistas de Fidelity. “Sin embargo, existe el riesgo de que estos anuncios marquen el inicio de conversaciones comerciales difíciles, para una serie de sectores, entre las dos economías más grandes del mundo”, añaden.

El gestor Yee Kok Wei, también de Fidelity, afirma que la evolución del comercio mundial ha ganado una profunda en los últimos años, “y con la creciente globalización el interés de todos se vuelve demasiado entrelazado para ser resuelto por una solución fácil como pueden ser los aranceles comerciales”. “Un déficit comercial ya no es un juego de suma cero entre un país con déficit comercial frente a un país con superávit comercial, debido entre otras razones a la cadena de suministro y la propiedad globalizada de las empresas”, añade el experto.

Éste señala que la estrategia comercial de Trump “ni siquiera cuenta con un amplio respaldo nacional, y mucho menos internacional, principalmente porque es un mal enfoque que no influye en la fortaleza de EE.UU.”. La opinión del gestor es que “Trump finalmente tendrá que revertir el rumbo, en cuyo caso el que los mercados caigan abruptamente en el corto plazo podría ser un precio que valga la pena pagar”.

Kim Catechis, responsable de mercados emergentes de Martin Currie, filial de Legg Mason, califica la reacción de China como “moderada”, y añade que el país “aún se guarda otras medidas en la recámara en caso de que las tensiones aumenten”. Catechis pone en contexto este último giro de los acontecimientos con algunas e importantes medidas orientadas al largo plazo que ha emprendido Pekín en los últimos años, como su proyecto One Belt, One Road (conocido como la Ruta de la Seda moderna) para incrementar su diversificación en otros mercados. “La percepción generalizada es que Trump ha dejado cierto margen para ceder y China se ha propuesto aumentar las importaciones de petróleo y soja, con el fin de ofrecer una imagen moderada y salvar las apariencias”, afirma el experto.

Éste emite un mensaje tranquilizador, puesto que cree que “a largo plazo, estas restricciones comerciales no harán sino acelerar el rápido crecimiento del comercio intrarregional entre los países de este universo, en detrimento de EE.UU.”. El experto concluye que “este hecho desplazará aún más el eje gravitacional del comercio mundial en favor de los mercados emergentes”.

Richard Turnill, Director Mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock, admite que “las preocupaciones sobre una deriva proteccionista a escala mundial están acechando los mercados”, pero sin embargo ve poco probable “que las acciones limitadas que se han llevado a cabo en este sentido lastren el sentimiento de predisposición al riesgo o echen por tierra el actual paradigma de volatilidad reducida”. Dicho esto, advierte que “el avance hacia guerras comerciales es posiblemente el riesgo geopolítico más disruptivo para la expansión global y los mercados en 2018”.