Pascal Blanqué, director de Inversiones en Amundi, revela cuáles son las vías que puede seguir el inversor en el entorno actual para generar retornos más elevados.
¿Qué caminos puedo seguir para generar mayores rentabilidades con mis carteras? Es la gran pregunta que se hacen en estos momentos los inversores, muchos de los cuales están reposicionando sus carteras para alcanzar este objetivo. Pascal Blanqué, director de Inversiones en Amundi, ha elaborado un informe en el que revela cuáles son las vías que puede seguir el inversor para generar con sus carteras un retorno más elevado en el entorno actual, con sus pros y sus contras:
1. El primero consiste en optimizar las rentabilidades ajustadas a los costes teniendo en cuenta todos los costes (inflación, impuestos y comisiones).
Blanqué reconoce que la reducción de costes en el sector de la gestión de activos es una tendencia ya establecida. La proliferación de estrategias pasivas, y más recientemente de ETF de muy bajo coste, habían contribuido a reducir las comisiones en general, incluso en el mundo de la gestión activa. Esta tendencia ha sido notable en Estados Unidos, donde las comisiones de los fondos de inversión se han reducido aproximadamente un 40% durante la última década, según Morningstar. Europa está siguiendo el mismo camino, ya que la introducción de MiFID ha aumentado aún más la presión sobre las comisiones totales y ha llevado a observar una revisión de los costes y beneficios en toda la cadena de valor, incluidos el asesoramiento, servicios y herramientas.
De cara al futuro, el experto se muestra convencido de que esta tendencia continuará, aunque ve probable que las nuevas reducciones de costes tengan un impacto limitado en la rentabilidad global de una cartera equilibrada, ya que el punto de partida es ya mucho más bajo que hace 10 años. Sin embargo, sigue siendo importante en un mundo en el que cualquier punto básico adicional en las rentabilidades será un valioso activo.
2. La segunda forma de buscar mayores rendimientos es, según Blanqué, aumentar la asignación de riesgo mediante una mayor asignación a acciones cotizadas, a un precio en función de la mayor volatilidad esperada, o mediante alguna combinación de acciones cotizadas, private equity y otros activos reales ilíquidos (menos volátiles que las acciones cotizadas) para mitigar la volatilidad potencial y mejorar el perfil de riesgo/rentabilidad.
En esta segunda opción, el director de Inversiones de Amundi subraya que los inversores deben tener en cuenta que cualquier cartera de activos reales ilíquidos (private equity, deuda privada, infraestructuras e inmobiliario) podría mejorar el perfil de rendimiento/volatilidad, pero con el riesgo de una falsa tranquilidad. "Los inversores se sienten atraídos por la menor volatilidad a corto plazo, pero deben tener en cuenta que, en el mundo ilíquido, el impacto real de la crisis de COVID-19 saldrá a la superficie con un retraso, junto con la necesidad de reevaluar las valoraciones, revisar los covenants...".
De acuerdo con sus cálculos, un inversor en euros que pretenda obtener un rendimiento objetivo anual del 5% (en el pasado éste era el rendimiento objetivo de muchos inversores institucionales) con una asignación a las dos principales clases de activos basadas en euros, bonos global aggregate y acciones globales, tendría que aumentar su asignación a renta variable al 78%.
"Esta cartera agresiva (con un 78% de acciones globales y un 22% en bonos global aggregate) tendrá una mayor volatilidad esperada del 9,3% frente al 7,1% de la cartera tradicional equilibrada (asignación del 50%-50%), calculada manteniendo la volatilidad de la clase de activos al mismo nivel de la década pasada. Con este supuesto de volatilidad, la cartera agresiva tendría sólo una ratio de Sharpe ligeramente mejor del 0,54, en comparación con el de la cartera tradicional equilibrada del 0,51", apunta.
Tal y como indica, la volatilidad ya ha aumentado dramáticamente en medio de la crisis del coronavirus y este nuevo régimen es probable que continúe a medida que los mercados revalúen sus expectativas de crecimiento económico y el impacto de las medidas fiscales y monetarias. "La prueba de estrés del perfil de volatilidad de la cartera agresiva utilizando el nivel de volatilidad que las clases de activos experimentaron en el período 2007-2011, que abarcó un episodio similar al actual, haría que la volatilidad esperada se elevara significativamente por encima del 12% y la ratio de Sharpe se deteriorara volviéndose ligeramente peor que el de la cartera tradicional equilibrada".
3. Una tercera forma en que los inversores podrían optimizar sus rendimientos ajustados al riesgo es ampliando su espectro de inversión.
En la gestora han analizado ocho clases principales de activos y han comparado lo que habría sido la frontera eficiente de la última década con respecto a la que prevén para la próxima década en base a los rendimientos esperados. La primera consideración que extrajeron de este análisis es que no sólo la frontera eficiente se moverá hacia abajo; sino que también se aplanará. "En consecuencia, la remuneración de cualquier unidad de riesgo adicional será muy baja, lo que hace menos atractiva la asunción de riesgos adicionales". La segunda conclusión que sacaron en claro es que, en la última década, la mayor diversificación geográfica y por clases de activos no aportó ningún beneficio significativo, ya que la cartera equilibrada tradicional no estaba muy lejos de la frontera eficiente.
"Los rendimientos de la renta variable estadounidense y de la deuda global aggregate fueron muy atractivos en la última década, lo que hizo que la diversificación adicional en activos de mercados emergentes y high yield fuera menos remunerativo en términos relativos, frente a lo que se espera en la próxima década, cuando esta clase de activos será clave para alcanzar el objetivo de rentabilidad del 5% que los inversores tienen en mente. De hecho, observar la frontera eficiente prevista para la diversificación de la próxima década puede ayudar a reducir el perfil de riesgo general, ya que la cartera agresiva (78%/22%) se moverá a un perfil de riesgo más bajo en la frontera eficiente", explica.
Avanzando en la frontera eficiente, para Blanqué la mejor cartera diversificada, que podría alcanzar el objetivo de rentabilidad del 5%, mostraría un perfil de volatilidad menor en medio de una asignación mucho más diversificada, incluyendo activos de mercados emergentes y high Yyeld global, así como una menor asignación en renta variable del 55% en lugar del 78%.