Qué esperan las gestoras de fondos de la COP26

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Firma: Elizabeth Lies (Unsplash).

Este 31 de octubre arranca en Glasgow (Escocia) una nueva cumbre del Clima. Como todas las anteriores, tratará de cerrarse con medidas concretas para frenar el cambio climático. Se la conoce como COP26 ya que es la vigésimo sexta edición de esas Conferencias de las Partes, siendo las partes los signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que pretenden avanzar en la lucha contra el cambio climático.

Pero, más allá de ese objetivo general de tratar de encontrar soluciones que den un respiro a la Madre Tierra, ¿qué objetivos concretos persigue esta cita británica? ¿Qué tiene que pasar para que realmente signifique algo más allá de las palabras bonitas y muy ESG que seguro se escucharán en esta cita? Ophélie Mortier, estratega de inversión responsable de DPAM, resume la Cumbre en cuatro objetivos: asegurar el camino a las emisiones cero netas para mitad de siglo, movilizar medios de financiación, adaptar y proteger las comunidades y hábitats naturales locales, y trabajar juntos para cumplir estas ambiciones.

Calentamiento global a 1,5 °C

Para empezar, hay que tener en cuenta que la meta que subyace de esos objetivos es limitar el calentamiento global a 2 °C, preferiblemente a 1,5 °C respecto de la temperatura media de la era preindustrial. La mala noticia es que ese mismo objetivo era el que perseguían los Acuerdos de París de 2015. Y la realidad muestra que se ha avanzado más bien poco. “Los compromisos de los gobiernos para reducir las emisiones, las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDCs, por sus siglas en inglés), serán de ayuda, pero están muy por debajo de las reducciones necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5°C”, afirma Keith Wade, economista jefe de Schroders.

Se hace eco de que incluso si se aplican todas las NDC, las emisiones totales anuales de gases se estabilizarían en 53 gigatoneladas de CO2 equivalente (GtCO2e) en 2030. Una cifra insuficiente teniendo en cuenta que “para limitar el aumento de temperatura a 1,5 ºC según el Acuerdo de París, habría que rebajar las emisiones futuras a 25 GtCO2e anuales en 2030, lo que supone una diferencia de 28 GtCO2e respecto a los compromisos actuales”, afirma este experto.

"Las promesas climáticas actuales del país, si se cumplen, nos encaminarán hacia un mundo de 2,7 ° C. Necesitamos mayores compromisos climáticos por parte de gobiernos y reguladores para establecer reglas y establecer hojas de ruta que guiarán las prácticas de la industria de inversiones en el futuro", especifica Jean Jacques Barbéris, director de la División de Clientes Corporativos e Institucionales & ESG de Amundi.

También falla el compromiso por parte de las empresas. Lo recuerda Bruce Duguid, jefe de Compromiso, EOS en Federated Hermes. "Los datos del índice ClimateAction 100+ muestran que sólo el 7% tiene objetivos alineados con 1,5°C", afirma.

¿Cómo lograr el objetivo?

El objetivo per se es complicado. Aún así, según explican las gestoras de fondos, puede conseguirse. Pero solo si hay un acuerdo global de todos los países para alcanzarlo, incluidos por supuesto China y el EE.UU. ya no de Trump, sino de Biden. Pero no será fácil teniendo en cuenta que como recuerdan en J.P.Morgan AM, China no ha actualizado su NDC, aunque sí ha manifestado su intención de alcanzar un máximo de emisiones de carbono en 2030 y lograr el objetivo de cero emisiones netas para 2060. Algo que desde la gestora consideran "insuficiente para un país que es responsable de la mayor cantidad de emisiones globales de carbono". Normal teniendo en cuenta que su industrialización llegó mucho más tarde que la de los países occidentales.

Fuente: J.P.Morgan AM

Surge ahí el segundo acuerdo que demandan las gestoras y que explica Jean-Philippe Desmartin, responsable de inversión responsable en Edmond de Rothschild Asset Management. "La dotación completa y regular del fondo anual de 100.000 millones de dólares por parte de los países ricos en favor de los países más pobres, para ayudarles a financiar su transición energética y medioambiental, de acuerdo con el compromiso adquirido en la COP21", afirma este experto. Pero como explica Lucian Peppelenbos, estratega climático de Robeco, "este compromiso no se ha cumplido. Por tanto, el resultado de la COP será positivo si se llega a un acuerdo sobre la financiación post-2020".

Cuánto dinero se necesita

"Es esencial que los países desarrollados ayuden a los países emergentes a realizar su transición energética. Estos países en desarrollo son muy dependientes de la combustión de los combustibles fósiles y no disponen de medios suficientes para realizar su transición energética", puntualiza Aline Goupil- Raguénès, estratega de mercados desarrollados de Ostrum AM (filial de Natixis IM).

En concreto, según explican Natalia Luna, analista de inversiones temáticas y Jess Williams, gestora de Columbia Threadneedle la idea es que acuerden un plan concreto para entregar un mínimo de 500.000 millones de dólares a las naciones en desarrollo entre 2020 y 2024. Aunque advierten de que, incluso comprometiendo cinco veces más que en París, seguiría sin ser suficiente. "Cumplir los compromisos del Acuerdo de París de cero emisiones netas para 2050 requiere inversiones de unos 5 billones de dólares al año, o 150 billones de dólares en 30 años, según la Agencia Internacional de la Energía", afirman.

A vueltas con el artículo 6

Otro asunto pendiente, que ya lo fue también en la COP25 de Madrid, se refiere al artículo 6 de los acuerdos de París. Como explica Duguid "se trata del artículo que permite a los países que no alcanzan sus objetivos utilizar los logros de otros países para cumplir los objetivos generales". En concreto, es el que regula el mercado del carbono.

"Los miembros revisarán de cerca los detalles del Artículo 6 del Acuerdo de Paris, centrado en la cooperación y que introducía en concepto de un mercado internacional de carbono", afirma Mortier. Y lo harán en un momento en el que la crisis energética ha disparado los costes de las compensaciones de emisiones. En concreto, como explica Abbie Llewellyn-Waters, directora de Inversión sostenible en el equipo de Medioambiente y Sostenibilidad de Jupiter Asset Management el coste de compensar una tonelada de emisiones de carbono se sitúa en máximos históricos  "(64 euros, en el momento de redactar este artículo), cuando antes del año pasado apenas superaba la barrera de los 30 euros". Y afirma: "Las emisiones de carbono están dejando de ser un subproducto para convertirse rápidamente en un coste que penaliza a las empresas".