¿Qué está pasando con el precio del petróleo? José Carlos Jarillo, de SIA Funds, responde

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London Commodity Markets, Flickr, Creative Commons

El debate sobre el precio del petróleo marcó el final de 2014 y sigue siendo una de las cuestiones más influyentes en la evolución de la economía y las inversiones en 2015. El efecto desplome será positivo para las economías importadoras, aunque también generará importantes desajustes en las economías productoras. Sobre este desplome habló José Carlos Jarillo, managing partner de la gestora Strategic Investment Advisors (SIA) Funds, en un encuentro organizado por Abante Asesores, con quien mantiene un acuerdo de distribución de sus fondos de inversión en España.

Anteriormente, ya se han producido este tipo de caídas. En particular, Jarillo recuerda los hechos que tuvieron lugar a principios de los años 80, cuando un aumento sustancial de la oferta petrolera debido a la puesta en funcionamiento de dos grandes yacimientos petrolíferos en el Mar del Norte y en Alaska provocó un gran desplome de los precios del petróleo. Este exceso de oferta respecto a la demanda potencial supuso un precio del crudo en niveles bajos sostenidamente, algo que cambió en 1998 gracias, en parte, a la actuación de la OPEP, que llevó a cabo recortes en la producción con el objetivo de lograr equilibrar la oferta y la demanda. En la actualidad, se produce otra brecha similar entre la oferta y la demanda de petróleo.

Si la oferta no se ha reajustado ha sido por la irrupción y el gran impacto que está teniendo el shale oil en la producción mundial. En términos cuantitativos, más del 100% del incremento de la producción de petróleo en Estados Unidos se explica por este producto, según Jarillo. Además, en los últimos cuatro años, el crecimiento de la producción de shale oil es el equivalente al de la producción mundial, por lo que prácticamente todo el incremento de la producción se debe a este tipo de petróleo. Esto contrasta con los demás países productores, que apenas tienen ya margen para hacer crecer su producción por falta de nuevas explotaciones, por lo que es el shale oil el principal responsable del crecimiento mundial.

Pero, ¿qué es el shale oil? Se trata de petróleo de esquistos bituminosos, un petróleo no convencional. El shale o roca de esquisto es menos permeable y el gas y el petróleo que alberga bajo ella no se puede extraer con los métodos tradicionales. Por eso, la extracción se hace utilizando diversas técnicas, entre ellas la fractura hidráulica o fracking, que consiste en hacer una perforación vertical hasta la capa que se quiere fracturar. Cuando se llega a esta capa, se utilizan explosivos para provocar grietas en las que se inyecta a muy alta presión agua mezclada con arena y aditivos químicos para romperla.

¿En manos de Estados Unidos?

Para Jarillo, resulta fundamental analizar los cambios que supone este nuevo método de extracción respecto al método convencional que se lleva acabo en los países tradicionalmente productores. Extraer el petróleo con el método de fracturación hidráulica es más costoso que hacerlo de modo convencional y, además, los pozos de petróleo de esquisto se agotan más rápidamente, por lo que, para mantener la producción, es necesario una inversión constante de cara a abrir nuevos pozos, cosa que no sucede con el crudo tradicional, cuyos pozos tienen una vida media de más de dos décadas. De esta forma, se aprecia cómo las variaciones del precio a corto plazo apenas tienen repercusión para aquellos productores tradicionales, pero sí que incide directamente en los productores del shale oil.

Por tanto, el nivel de precios actual afectará directamente a los proyectos establecidos de shale oil, muchos de los cuales no se podrán llevar a cabo, prevé el experto de SIA Funds, lo que podría provocar un estancamiento de la oferta de petróleo mundial. En opinión de Jarillo, el precio está tocando suelo en estos momentos y, con el progresivo reequilibrio que tendrá lugar en los próximos meses entre oferta y demanda, el precio se situará en un rango de precios entre los 60 y 80 dólares, algo que ya descuenta el mercado apuntando hacia los 80 dólares.

De ahí en adelante, Jarillo, quien piensa que “el shale oil es fundamental para abastecer una demanda que seguirá creciendo en los próximos años”, apuesta por una evolución de precios a largo plazo que dependerá de cuánto petróleo pueda producir Estados Unidos en el entorno de los 80 dólares. Aunque, en opinión del managing partner de SIA Funds, a 80 dólares el barril muchos proyectos aún no se podrían acometer por falta de rentabilidad, así que, probablemente, la oferta no sería suficiente para abastecer la demanda. Teniendo esto en cuenta, Jarillo considera que, a largo plazo, los precios deberían tocar niveles de 90, 100 o, incluso, 120 dólares el barril.