¿Qué explica que la presencia de los closet trackers en España sea mayor que en otros países?

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Jeff Kubina, flickr, Creative Commons

A diciembre de 2010, el 42% de los fondos de renta variable domiciliados en España eran closet trackers, es decir, fondos indexados disfrazados de gestión activa. Es una de las conclusiones de un estudio elaborado por Martijn Cremers (Universidad de Notre Dame), Miguel A. Ferreira (Nova School of Business and Economics), Pedro Matos (Universidad de Virginia, Darden School of Business) y Laura Starks (Universidad de Texas en Austin) que examina la relación entre la gestión activa y pasiva en todo el mundo y que puede consultarse íntegramente aquí.

Este porcentaje de fondos que se comercializan como productos de gestión activa pero que en realidad cuentan con un active share inferior al 60% –lo que denota que, en gran medida, se limitan a replicar a su índice de referencia– varía considerablemente entre los países analizados: mientras que en Estados Unidos solo un 15% de los fondos practican la gestión encubierta, esa cifra aumenta hasta el 58% en Polonia, con importantes consecuencias sobre las rentabilidades a largo plazo, mermadas por unas comisiones que no se ven reflejadas en los resultados.

Pero, ¿qué explica estas diferencias? Entre los factores que señalan los autores del estudio están el entorno regulatorio y las condiciones de la industria local de fondos del país en el que se comercialice el fondo. “Otras investigaciones han demostrado que los países con regulaciones y leyes más estrictas tienden a contar con industrias de fondos más grandes, que incurren menores costes y ofrecen una gama de fondos más extensa”. De esta situación, que se traduce en una mayor competencia entre productos, los autores infieren que “deberíamos encontrar más productos de gestión pasiva explícita y bajo coste, y menos closet trackers, en entornos más regulados y una industria de fondos más desarrollada”.

Cuatro parámetros de análisis

Para demostrarlo, analizaron los fondos de renta variable domiciliados o comercializados en 32 países de todo el mundo a partir de datos de Lipper (ahora Broadridge) y FactSet/LionShares para el periodo 2002-2010 bajo la óptica de cuatro parámetros: aprobación regulatoria, que mide si el lanzamiento de un fondo y si el folleto del fondo requieren aprobación regulatoria; sistema judicial, que combina cinco variables –eficacia del sistema judicial, Estado de Derecho, corrupción, riesgo de expropiación y riesgo de que se repudie un contrato–; tamaño de la industria nacional de fondos y PIB per cápita del país.

Con respecto a los dos primeros parámetros, los autores afirman que “su impacto económico es significativo. El incremento del parámetro aprobación regulatoria se asocia a un crecimiento notable de la cuota de mercado de los fondos que realizan una auténtica gestión pasiva. El parámetro sistema judicial, por su parte, muestra una asociación negativa tanto con el coste de la gestión pasiva como con la preponderancia de los closet trackers en ese país”. Es decir, contar con procesos regulatorios y un sistema judicial fuertes limita el desarrollo de fondos pasivos que se disfrazan de gestión activa.

Por otro lado, el estudio apunta a que el tamaño de la industria local está muy relacionado con el desarrollo de la gestión pasiva, tanto explícita como encubierta: “Cuanto mayor es el tamaño de la industria, más cuota de mercado registran los fondos indexados, menores son los costes y existen menos closet trackers”, algo que los autores atribuyen a “los cambios en el entorno competitivo que introduce la mayor presencia de los fondos puramente pasivos”.