El euro enfrenta un periodo crítico, marcado por factores económicos, políticos y energéticos que se entrelazan.
El euro ha caído a su nivel más bajo en dos años frente al dólar, reflejando un contexto de debilidad económica, incertidumbre política y tensiones energéticas. Los datos recientes de actividad empresarial confirman una contracción inesperada, mientras los mercados apuestan por recortes más agresivos en las tasas de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) para evitar un mayor deterioro.
Sin embargo, las dificultades no se limitan al terreno económico. La llegada de un invierno prematuro ha agravado la presión sobre las reservas energéticas de Europa, mientras que las tensiones geopolíticas y comerciales incrementan el riesgo de un desajuste aún mayor en los mercados.
Colapso del sector servicios y manufacturero
Los datos del Índice de gestores de compras del sector manufacturero (PMI) para noviembre sorprendió negativamente, cayendo a 45,2 puntos en noviembre de 2024 desde 46 en octubre y muy por debajo de las previsiones de 46 puntos, mientras que el PMI de servicios cayó a 48.1 desde 50 en octubre, lo que indica una contracción importante. Mientras se esperaba estabilidad, el sector servicios, que había mostrado un crecimiento marginal en los últimos meses, sufrió un revés significativo, registrando su primera caída desde enero.
A pesar de un leve repunte del PIB en el tercer trimestre, los desafíos estructurales permanecen. Alemania enfrenta una crisis de gobierno, mientras que Francia se ve atrapada en dificultades fiscales que erosionan la confianza inversora. Según Philipp E. Bärtschi, director de Inversiones de J. Safra Sarasin Sustainable AM, “el crecimiento en la eurozona sigue siendo débil,” destacando la falta de un impulso positivo desde China y las barreras comerciales que podrían surgir en 2025.
Aunque otros países de la eurozona han logrado resultados más favorables, la influencia de Alemania es ineludible. Representando más del 30% del PIB del bloque, los problemas económicos alemanes actúan como un freno significativo para el desempeño general de la región. Alemania mostró un desempeño decepcionante en el tercer trimestre de 2024. Sin embargo, el economista jefe de DWS, Johannes Müller, espera una normalización del ciclo económico en Europa, sobre todo porque probablemente se haya alcanzado el punto más bajo del ciclo de producción. La cuestión de cómo la incertidumbre actual afecta a los datos económicos duros depende, según Müller, del sentimiento. En Europa y Alemania, actualmente es negativo, pero la incertidumbre también puede traducirse en una sensación de optimismo.
Reservas energéticas menguantes y tensiones geopolíticas
Mientras el BCE se enfrenta a estas presiones económicas, la demanda energética agrega un nuevo nivel de complejidad. La demanda europea de gas desde principios de noviembre ha estado muy por encima de las expectativas estacionales, lo que ha provocado que los mercados se hayan volcado en importantes retiradas de almacenamiento, incluso aquellos que aún no las habían iniciado.
Con el frío temprano y una sequía de vientos que limita la generación de energía renovable, Europa se ve obligada a utilizar rápidamente sus reservas de gas. Esto ha disparado los precios, que han aumentado un 36% en lo que va del año, especialmente en la últimas semanas:
El euro, al borde de la paridad
La combinación de contracción económica, expectativas de recortes de tasas y potenciales tensiones energéticas han arrastrado al euro a su nivel más bajo frente al dólar desde 2022. Los analistas advierten que la moneda podría alcanzar nuevamente la paridad con el dólar, un escenario que no se ve desde los primeros años de su lanzamiento.
Las apuestas bajistas se han intensificado, con los fondos de cobertura manteniendo posiciones cortas en niveles máximos en tres años primas de cobertura en máximos de cinco meses, lo que subraya el sentimiento negativo hacia la moneda común.
La próxima reunión y última del 2024 del BCE será crucial. El mercado está comenzando a anticipar recortes agresivos de tasas de interés para estimular la economía. Sin embargo, esto podría debilitar aún más el euro, intensificando la inflación importada.