Qué impacto puede tener la variante Delta del COVID-19 en los mercados

Two ways bifurcación caminos
Pablo García Saldaña, Unsplash

Una nube en el horizonte amenaza la recuperación económica. Es la propagación de la variante Delta de COVID-19. En el Reino Unido, los nuevos casos aumentan cada día y las últimas cifras muestran 16.000 casos confirmados en una media móvil de siete días, frente a los poco más de 3.000 de finales de mayo. Ciertamente, estamos muy lejos de los máximos del pasado mes de enero, pero los temores de los inversores no se han hecho esperar.

Consecuencias para los inversores en bonos

El posicionamiento en las tasas y las curvas de rendimiento global entre los países es muy marcado y aparentemente es el resultado de las diferencias en las políticas de contención de la pandemia frente a los planes de inmunización. Según el boletín semanal de renta fija de J.P Morgan Asset Management, los inversores mantienen una infraponderación en EE.UU., Reino Unido, Alemania y Canadá y siguen sobreexpuestos a Japón y Australia, donde las tasas de inmunidad son bajas. En EE.UU., el reciente giro de la Reserva Federal hacia el endurecimiento de la política monetaria ha hecho que el segmento a corto plazo de la curva de rendimiento sea más sensible a los datos. "Seguimos favoreciendo los bonos de mayor rendimiento y tenemos expectativas de que el 10 años de EE.UU. marque cerca del 2% a finales de año. Sin embargo, somos conscientes de que un aumento de los rendimientos podría crear dificultades para los países con bajas tasas de inmunización, que están restableciendo las medidas de bloqueo", explica el equipo del Grupo de Renta Fija Global, Divisas y Materias Primas.

Los mercados emergentes, los más vulnerables

Mientras que los países desarrollados parecen ir por buen camino con su plan de vacunación, las economías emergentes son las que más sufren. Según una reciente investigación de Goldman Sachs, los expertos esperan que la variante Delta sólo suponga un modesto lastre para el crecimiento en los países con altas tasas de vacunación y estrategias de contención que impliquen restricciones, y esta ola de infecciones debería ser más limitada que en el pasado, incluso si las infecciones aumentan sustancialmente.

Pero la gran variación en las tasas de vacunación a nivel mundial sugiere un mayor riesgo para los países con bajas tasas de vacunación. "Dicho esto, pensamos que una mejora continua de las perspectivas de vacunación mundial, especialmente en las economías emergentes, debería compensar aproximadamente la resistencia de la variante Delta en muchos de estos países más vulnerables". Y avanzan que esperan que el 50% de la población mundial haya recibido una primera dosis en noviembre. "Por esta razón, seguimos siendo relativamente optimistas sobre el crecimiento de los mercados emergentes, a pesar de los riesgos de la variante Delta", continúan.

¿Recuperación sólida?

El camino hacia la recuperación, sin embargo, no parece tener dificultades también gracias a la experiencia adquirida en los últimos meses a nivel mundial en materia de contención de la pandemia. "En este contexto, seguimos favoreciendo los activos de riesgo en nuestras asignaciones de activos globales. Sin embargo, los inversores que quieran aplicar coberturas de cartera en caso de que se produzca una mutación resistente a la vacuna, las estrategias de diversificación pueden ser eficaces", afirma Stéphane Monier, director de inversiones de Banque Lombard Odier & Cie SA. Y ese miedo tendría impacto también en los los mercados de divisas. "Esperamos que nuestra hipótesis de base de una fuerte recuperación macroeconómica se traduzca en una mejora de las perspectivas para Europa y un debilitamiento moderado del dólar estadounidense. Si esta recuperación se detuviera debido a nuevas medidas de contención, la divisa estadounidense se fortalecería al buscar los inversores un refugio contra el riesgo y crearía un viento en contra para el euro", concluye.

Aun así, el impacto de la variante delta se se está notando a corto plazo en los datos económicos. "Los datos económicos más recientes muestran una desaceleración de la actividad en Estados Unidos y Asia. En EE.UU., el ISM cayó 4 puntos, hasta 60,1, en junio, por el descenso de los datos de empleo y nuevos pedidos", recuerdan en Edmond de Rothchild. Y ese impacto está siendo peor en China, la gran locomotora del crecimiento económico. Su PMI está rozando los 50 puntos que, como explican en la gestora "es la línea divisoria entre expansión y contracción".