¿Qué implica realmente el préstamo de títulos para un fondo de inversión?

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Bill David Brooks, Flickr, Creative Commons

La decisión de algunas entidades de gestión pasiva de incrementar el porcentaje de títulos que puede prestar a terceros ha reabierto el debate sobre el préstamo de títulos, una práctica controvertida que llegó a estar prohibida entre varios promotores de ETF. Sin embargo, el préstamo de títulos no es algo exclusivo de los productos de gestión pasiva ya que, como señala en un reciente artículo Detlef Glow, responsable de análisis para EMEA en Lipper, “lo realizan mayoritariamente fondos activos, que gestionan un patrimonio mucho más elevado”. Por eso, atañe a toda la industria de fondos de inversión reflexionar sobre los riesgos y potenciales ventajas de esta práctica.

El préstamo de títulos como fuente de ingresos

Uno de los argumentos que a menudo se esgrimen para defender el préstamo de títulos es que supone una fuente de ingresos para el fondo. Sin embargo, como explica Glow, “la mayoría de las contrapartes que prestan títulos las usan para construir posiciones cortas. Esto plantea el dilema de si estos préstamos resultan convenientes para los partícipes, puesto que el impacto de las pérdidas sobre la rentabilidad del fondo –en caso de que las apuestas bajistas sean acertadas– podría no verse compensado por lo percibido en forma de comisiones por el préstamo de títulos”.

Además, hay que tener en cuenta que el fondo no recibe la comisión íntegra: “Aunque el fondo y, por lo tanto, el inversor asumen todo el riesgo de impago del prestatario, la comisión suele repartirse entre el inversor y la gestora del fondo”, algo que resulta muy rentable para esta última.

El experto defiende que, puesto que la gestora no asume ningún riesgo por esta actividad, su compensación debería ser mucho más limitada y recomienda a los inversores que consulten el informe anual del fondo para determinar cuánto generó el fondo en concepto de comisiones por préstamo de títulos y qué porcentaje de esos ingresos fue a parar a manos de la gestora.

El colateral como fuente adicional de riesgo

Hay quien argumenta que el préstamo de títulos en realidad no entraña ningún riesgo para el inversor porque estas transacciones suelen estar fuertemente colateralizadas. “Sin embargo, la regulación actual sobre el tipo de títulos que pueden usarse como garantía no es muy estricta, por lo que algunos participantes del mercado podrían usar el colateral para sacar de su balance títulos tóxicos o ilíquidos”, advierte Glow. Aunque, en condiciones normales, esto no tendría por qué suponer un problema, en caso de impago estas garantías de baja calidad podrían acabar generando una pérdida para el valor liquidativo del fondo.

Una herramienta para mejorar la liquidez del mercado

A pesar de todo, el préstamo de títulos tiene efectos positivos sobre el mercado. Por un lado, contribuye a mejorar la liquidez “puesto que todas las transacciones realizadas por un prestatario incrementan la liquidez del título subyacente y, por ende, de todo el mercado”. Pero, además, “se refuerza la eficiencia del mercado, ya que las ventas en corto apuestan en contra de títulos que se consideran sobrevalorados y, por lo tanto, contribuyen a reducir el precio, es decir, acercan el precio al valor real”, añade Glow.

Más transparencia

El experto opina que el préstamo de títulos no es algo negativo per se, pero considera que los inversores deberían conocer los detalles antes de invertir en un fondo: “Los reguladores deberían obligar a las gestoras a indicar en el documento de datos fundamentales para el inversor (KIID) si prestan títulos y cómo se reparten los ingresos de esta actividad, así como establecer normas claras sobre la calidad de los títulos que pueden usarse como colateral”.

Además, saber qué tipo de garantías acepta cada fondo contribuiría a que inversores y selectores pudiesen tomar decisiones más informadas y podría convertirse en un argumento más de venta. Por eso, Glow no ve descabellado que los reguladores acaben prohibiendo el préstamo de títulos entre “los productos orientados al segmento retail que no estén dispuestos a revelar toda la información necesaria para que un inversor pueda evaluar adecuadamente la inversión en un fondo”.