Qué implicaciones para el inversor tendría un cambio en el objetivo de inflación del BCE

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davidz, flickr, creative commons

El  viernes 26 de julio se cumplen 7 de años desde esa frase pronunciada por Mario Draghi, presidente ya saliente del BCE, que cambió el rumbo de los mercados y provocó ese rally en el mercado de bonos que aún hoy perdura, la famosa "I will do whatever it takes to save the euro and believe, it will be enough". La gran pregunta es ¿hasta cuándo se mantendrá ese contexto de rentabilidades a la baja y precios al alza en los mercados de renta fija? Pues todo indica que lo hará durante algunos años más. Y no solo porque el BCE, y la Fed, ya hayan confirmado en varias ocasiones que la política monetaria seguirá siendo acomodaticia durante al menos un año más, si no también porque es previsible que ese plazo se alargue en el tiempo si se confirma la noticia que  publicó hace una semana Bloomberg que apunta a la posibilidad de que el BCE flexibilice su objetivo de inflación.

En concreto, según apuntaba la agencia de noticias, Draghi sería partidario de modificar el actual objetivo de que la inflación se sitúe en niveles del 2% o cerca de ese 2% para incluir la posibilidad de que también pueda estar levemente por encima de ese 2%. Aunque ese matiz podría parecer insignificante, es en realidad muy significativo.

Así, según explican desde Julius Baer, “la referencia en la guía actual a las tasas de interés "que permanecen en su nivel actual" podría complementarse con "o más bajo". Esto reforzaría las expectativas actuales del mercado de no aumentos de tasas en la zona euro durante mucho tiempo. Los mercados financieros ya descuentan que las tasas no aumentarán por más de cuatro años”, afirma la gestora.

Pero la clave es que esa expectativa de los mercados, si se confirma el cambio de objetivo de inflación del BCE, puede también mantenerse incluso si la inflación supera el 2% ya que con ese matiz de “above 2%” el banco central viene asegurarse la capacidad de mantener estímulos incluso aunque la inflación de mantenga durante un corto periodo de tiempo por encima de ese 2% con el objetivo de evitar actuar antes de que se confirme esa cifra de inflación. “Los inversores deducirían que esto reduce el riesgo de un retiro prematuro del estímulo cuando la inflación muestra signos de retroceso hacia la meta. También frenaría la reacción del mercado en casos de desacuerdo hawkish para facilitar las decisiones”, apuntan desde ING. "No esperamos que se mencione la simetría del objetivo de inflación del BCE, pero este tema podría discutirse durante las preguntas y respuestas", afirma Francois Rimeau, estratega senior de La Francaise. 

Los inversores estarán atentos a todo lo que pueda decir en ese sentido, y no solo los grandes sino también el pequeño inversor ya que ese cambio en el objetivo de inflación esto implicaría la prórroga de bajas rentabilidades en todos los activos considerados libres de riesgo como por ejemplo la deuda pública de países desarrollados y, por su puesto, los depósitos. Al fin y al cabo, tal y como apunta Maurice Harari, gestor de SYZ AM "la postura acomodaticia del BCE influirá en la trayectoria futura de las políticas y tiene un efecto considerable en los mercados financieros (mucho más que el crecimiento o la dinámica de la inflación). Por tanto, esto obligará a los participantes del mercado a mantener o incorporar activos con mayor riesgo para evitar las fuerzas monetarias de la represión financiera".

¿Tiene sentido en pensar en una inflación más allá del 2%?

Sin embargo, lo cierto es que aunque el objetivo inicial de toda la artillería de medidas cuantitativas que ha llevado a cabo el BCE desde ese "whatever it takes" era el de generar inflación, la realidad es que ésta no ha alcanzado ese nivel debido, según apuntan varios economistas, a las presiones deflacionistas provocadas por la tecnología o el envejecimiento de la población entre otras variables. De hecho, el organismo ha reducido en dos ocasiones este año sus perspectivas de inflación para la eurozona y cree que ésta acabará en niveles del 1,5% este año. Además, también ha recortado su expectativa con respecto a la inflación a cinco años vista. Si en diciembre apuntaba a que ésta se situaría en el 1,9%, ahora la ve en el 1,8%.

Eso, sin embargo, no implica que en momentos puntuales la inflación pueda superar ese nivel y ya solo al calor de esos nuevos estímulos que el mercado espera que el BCE ponga sobre la mesa, sino también por el repunte del petróleo provocado por un incremento de los riesgos geoplíticos que estos días protagonizan Irán y EEUU.