Qué mercados priorizar si queremos construir una cartera con un gran potencial para los próximos diez años

Reloj
Freestocks, Unsplash

En el actual escenario, en el que la renta variable ha corrido mucho y la renta fija tiene que hacer frente a un entorno de subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales cuando las tires están por los suelos, no resulta nada fácil vislumbrar dónde encontrar oportunidades de inversión. Para los que se centran en el corto plazo, esto es todavía aún más difícil. Sin embargo, si los inversores preparan sus carteras con una verdadera vocación de largo plazo, quizás las oportunidades aparezcan de una manera más clara, siempre y cuando los que estén dispuestos a arriesgar su dinero tengan muy interiorizadas dos premisas.

La primera, que las rentabilidades que se podrán generar en los mercados en los próximos diez años serán inferiores a las que han arrojado en la última década. Y, la segunda: que casi con toda seguridad la volatilidad será mayor que la vivida hasta ahora. “La combinación de un crecimiento menos boyante y el endurecimiento de la postura de los bancos centrales constituyen la receta perfecta para que se dé un aumento de la volatilidad y unas rentabilidades ajustadas al riesgo reducidas. Las tendencias macroeconómicas se están cuestionando más cada vez. El riesgo de que se produzcan correcciones sigue siendo elevado y la mayor parte de los activos están sobrevalorados”, reconoce Witold Bahrke, responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea.

Quizás este nuevo entorno debería obligar a los inversores a replantearse la composición de sus carteras. Quizás en la parte core (estratégica) deberían ganar presencia fondos que centran su universo de inversión en mercados que, tradicionalmente, han estado ubicados en lo que se denomina la parte satélite (históricamente reservada para realizar apuestas oportunistas). En la práctica esto supondría reducir la exposición a Estados Unidos e incrementarla en otras regiones que hasta ahora han sido obviadas por completo o arrinconadas en las carteras. La razón que banqueros privados y asesores financieros deben esgrimir ante sus clientes para justificar este reposicionamiento es simple: porque son mercados donde el potencial de rentabilidad a largo plazo es superior.

En la última Guía de Mercados de J.P.Morgan AM se pueden identificar exactamente dónde estarían las mejores oportunidades de inversión a largo plazo. Las proyecciones del gráfico publicado en la página 86 de la guía están basadas en presuposiciones propias de la gestora a largo plazo (de 10 a 15 años) sobre las rentabilidades de las principales clases de activos en los mercados de capitales. Incluyen únicamente la rentabilidad expresada en euros del índice de referencia asociado con la cartera y no el alfa de las estrategias de productos subyacentes procedente de cada clase de activos. Dejando claras las presuposiciones de que son datos que se presentan exclusivamente con fines ilustrativos y de que rentabilidades pasadas no son representativas de los resultados futuros, no cabe duda de que la oportunidad a largo plazo estaría en renta variable emergente.

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Según las proyecciones de J.P.Morgan AM, tras la baja rentabilidad anualizada ofrecida por las bolsas emergentes en la última década (4%), el panorama de cara a los próximos diez años se presenta más halagüeño. Las estimaciones de la firma americana apuntan a retornos anualizados del 8%, lo que convierten a la renta variable emergente en el segmento de mercado con mayor potencial de revaloración. Es, además, una de las pocas clases de activos que cuentan con un potencial superior a la rentabilidad generada en la última década. Mark Mobius, el gran gurú de los mercados emergentes, augura una caída del 30% en la renta variable americana al mismo tiempo que defiende que “estos son momentos emocionantes para ser un inversor en mercados emergentes”. No obstante, la oportunidad podría estar también en la renta fija emergente en moneda local.

De acuerdo con Claudia Calich, gestora de M&G Investments, “las divisas presentan en su mayor parte valoraciones razonables o algo inferiores a su valor justo, lo cual proporciona cierto margen en un entorno de apreciación del dólar de la mano de mayores tipos de interés en EE.UU. Además, la reciente recuperación de los precios del petróleo favorece a divisas como el rublo y el ringgit malayo y también alivia la presión sobre las divisas de los países del Consejo de Cooperación del Golfo ligadas al dólar, lo que permitirá a la región seguir financiándose a tasas más favorables en los mercados internacionales, ya que el estrechamiento de los diferenciales compensa parcialmente las mayores TIR en EE.UU”, señala la experta. La rentabilidad anualizada proyectada para la próxima década por J.P.Morgan AM por esta clase de activo está en torno al 5%.

Otra gran idea de inversión a largo plazo estaría la renta variable japonesa, otro mercado que históricamente ha ocupado una posición muy residual en las carteras de los inversores españoles. La rentabilidad proyectada por la firma americana de cara a los próximos diez años (6%) duplica a la generada por este mercado en la última década. "Las valoraciones en Japón han bajado significativamente durante los últimos tres meses y, basándose en los beneficios a doce meses, el Topix cotiza ahora a un PER de 13,5 veces, una ratio inferior a la que cotiza Europa (14,5 veces) y Estados Unidos (16,8 veces). Por lo tanto, una posible puesta en precio nuevamente del mercado podría generar rentabilidad a las carteras", explica el equipo de inversión de renta variable japonesa de Goldman Sachs AM.

Como última gran idea de inversión está la más conocida por los inversores españoles: Europa. La rentabilidad anualizada prevista por J.P.Morgan AM de cara a los próximos diez años ronda el 6%, el triple de la generada por el mercado en los diez anteriores. Según Jeffrey Taylor, responsable de renta variable europea de Invesco, en Europa se avecina una rápida subida del capex. “Uno de los asuntos más alentadores que observan es la intensa presión sobre la capacidad de la industria. “La acumulación total de trabajo no completado en la zona euro es el más alto desde julio de 2006. Este aumento de la cartera de pedidos está provocando que las empresas contraten más y que inviertan más en la construcción de más capacidad para cubrir la demanda, lo que se traduce en un mayor gasto de capital o capex. Ambos factores impulsan la demanda interna, lo que hace que la  recuperación de la eurozona sea más sólida y sostenible”.