¿Qué necesita tener un gestor activo para batir al índice?

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Ignacio Ugarte, Flickr Creative Commons

El año pasado, solo uno de cada cuatro gestores que siguen un enfoque de inversión activo –es decir, que se dedican a seleccionar los títulos en los que invierten, y la proporción en la que lo hacen, de acuerdo con criterios cuantitativos, cualitativos, fundamentales, técnicos, etc., apartándose del índice de referencia cuando lo consideran adecuado o, incluso, ignorándolo por completo– consiguió generar rentabilidades superiores a las del mercado. Es uno de los principales argumentos que esgrimen los defensores de los denominados productos de gestión pasiva, que se limitan a replicar al índice con el objetivo de obtener, como mínimo, el mismo resultado.

Sin embargo, está demostrado que, a largo plazo, la gestión activa genera valor. Según un estudio publicado en 2014 Martijn Cremers y Ankur Pareek –Patient Capital Outperformance: The Investment Skill of High Active Share Managers Who Trade Infrequently– que se centra en el universo de los fondos de inversión de renta variable estadounidense en el periodo 1995-2013, los gestores con un active share elevado, es decir, con posiciones muy diferentes a las del índice de referencia, y que mantuvieron esas posiciones a largo plazo, consiguieron superar al índice, de media, en un 1,9% anual.

Los expertos de MFS Investment Management han ido más allá y han replicado el estudio comparando todos los fondos de bolsa mundial de Morningstar con el índice MSCI World, para representar un universo de inversión lo más amplio posible. “Nuestros resultados indican que los gestores que combinan un active share más alto que la media y que rotan la cartera menos que la media han conseguido batir al índice en cerca de un 2% al año a lo largo de los últimos veinte años y han registrado un mejor comportamiento en todos los periodos analizados”.

Rentabilidad adicional anual por tiempo en cartera y active share

Pero ¿qué diferencia a estos gestores que, en palabras de los expertos de MFS, “tienen la capacidad de añadir valor cuando los mercados son ineficientes, gestionar en un entorno de volatilidad y adaptarse con éxito a las cambiantes condiciones del ciclo de mercado”?

“En nuestra opinión, generar rentabilidades superiores a lo largo del ciclo de mercado es el resultado de la capacidad de gestión activa”, lo que denominan 'active skill'. Aunque reconocen que esta capacidad puede demostrarse de diversas formas, destacan tres características que, por lo general, definen a un gestor activo ganador:

1. Demuestran convicción a través de un active share elevado y una baja rotación de la cartera

Los expertos señalan que el periodo de tenencia de los valores en cartera, tanto por parte de los inversores profesionales como individuales, es cada vez más corto: menos de ocho trimestres, de media. “Sin embargo, para un gestor activo resulta difícil rotar sus posiciones con tanta frecuencia porque las acciones tienden a moverse en tándem a corto plazo y ofrecen pocas oportunidades para añadir valor una vez descontados los costes de negociación”.

Al ampliar el horizonte temporal de sus inversiones, se amplía también la dispersión entre las rentabilidades de los títulos, por lo que el conjunto de oportunidades a disposición de los gestores activos aumenta. “Al invertir en las empresas adecuadas durante periodos más largos, estos gestores pueden centrarse en las señales de inversión relevantes que acaban traduciéndose en un crecimiento sostenible de beneficios a medio-largo plazo y esto les permite superar ampliamente a sus índices de referencia”.

2. Añaden valor en entornos de volatilidad

“El aumento de la volatilidad es especialmente problemático para los inversores que no son conscientes del daño potencial y que por tanto no gestionan activamente el riesgo”. Según un estudio realizado por MFS, casi dos tercios de los inversores creen que sus fondos índices de bolsa son más seguros que el mercado. “Los inversores pasivos no parecen comprender lo que implica realmente asumir el riesgo del mercado”.

Sin embargo, la volatilidad crea oportunidades para los gestores activos. “Al ser inversores pacientes, los gestores activos más capaces pueden decantarse por los valores de mayor calidad y más estables en vez de intentar generar rentabilidad a corto plazo a partir de valores más volátiles”. Otra ventaja es que, a diferencia de los productos de gestión pasiva, pueden evitar empresas o segmentos del mercado para los que el riesgo esté sobrevalorado, como las empresas más grandes, que tienden a comportarse peor que el mercado a largo plazo.

3. Integran el análisis y fomentan la colaboración

En un mundo cada vez más global y complejo, combinar una cultura de colaboración con una perspectiva de largo plazo supone una ventaja en términos de análisis de la información de mercado. “Contar con una plataforma de análisis internacional integrada permite que los analistas puedan compartir y validar ideas sobre regiones, estructuras de capital y disciplinas diferentes”, explican los expertos de MFS. “Así es como los gestores activos más capaces pueden evaluar las dinámicas del mercado y comunicar sus opiniones sobre una parte del mundo a otro colega ubicado en otra parte del mundo, lo que se traduce en decisiones de inversión más oportunas y eficaces”.