Qué puede hacer Europa para reducir la factura energética de los hogares

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Foto: American Public Power Association on Unsplash

Hace dos semanas, el regulador del mercado energético británico (Ofgem) anunció que la factura energética de un hogar medio del país aumentará hasta las 3.549 libras esterlinas anuales a partir de comienzos de octubre. Y el Reino Unido no es, ni mucho menos, una excepción. En el resto de países europeos, las facturas energéticas de los consumidores podrían dispararse durante los próximos dos años si los gobiernos no intervienen. “Lo que importa no son tanto las cifras concretas, sino la enorme magnitud de estas subidas”, apunta Alexander Laing, analista y gestor de fondos en Fidelity International.

El lastre para los consumidores y el efecto sobre la inflación (por ejemplo, por la vía de los incrementos salariales o los costes más altos repercutidos por las empresas) son tan grandes que cabe esperar alguna forma de intervención por parte de los estados. Es lo que ya está planteando Bruselas. Según el experto, las opciones que tienen las autoridades son tres.

Subvencionar a las eléctricas

Una opción es mantener o rebajar los precios máximos de la energía y subvencionar directamente a las eléctricas.

Que las eléctricas asuman déficits de tarifa

Otra opción, que está siendo planteada por algunos proveedores de energía, es que las eléctricas asuman déficits de tarifa, de tal modo que registren en sus cuentas el precio teórico que cobrarían a los clientes en función de los precios del mercado mayorista, pero después cobren una tarifa más baja. “La idea es repartir los mayores costes que deben asumir los clientes a lo largo de varios años y, entretanto, que las eléctricas soporten el déficit en sus balances. Sin embargo, esta idea inmovilizaría una enorme cantidad de fondo de maniobra y, por lo tanto, requeriría alguna forma de aseguramiento público para que fuera viable”, opina.

Intervenir el mecanismo de fijación de precios

Una posible tercera opción conlleva intervenir directamente en el mecanismo por el que se fijan los precios de la electricidad. “Generalmente, el precio al contado recoge el precio necesario para incentivar ese pequeño plus de suministro que hace falta para atender la demanda. En la mayoría de los países europeos, este suministro se cubre generalmente con gas. Sin embargo, en un país como España el gas únicamente supone alrededor del 15% de su mix energético total. Así pues, a comienzos de año España y Portugal crearon un mecanismo que limita el precio del gas natural que los proveedores de electricidad pueden utilizar, lo que se traduce en precios al contado más bajos de los que resultarían si se utilizaran los precios actuales del gas”, explica.

Efecto dominó

De acuerdo con el experto, los mecanismos anteriores son caminos ligeramente diferentes para llegar al mismo destino: aislar a los consumidores del impacto total de los aumentos de los costes mayoristas de la energía impidiendo a las eléctricas repercutírselos directamente.

“A consecuencia de ello, las eléctricas asumen pérdidas y estas después se socializan mediante un mecanismo u otro. Pero ahí no acaba la cosa. Por ejemplo, los gobiernos que traten de replicar el mecanismo ibérico tendrán que considerar qué ocurre con las coberturas que ya tienen contratadas los actores del mercado. También preocupa el hecho de que aumentar los déficits presupuestarios podría volver a poner la lupa sobre las cuentas públicas de algunos miembros del euro, lo que podría tener repercusiones para la política del BCE”, advierte.