¿Qué sabemos de la inversión de impacto? Mesa redonda organizada por Funds People y Robeco

ODS
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Funds People y Robeco organizaron recientemente una mesa redonda para hablar de la inversión de impacto, la última generación de la inversión sostenible. Para conocer mejor esta forma de invertir contamos con Guido Moret, jefe de integración de sostenibilidad de Crédito de Robeco, Carmen Borondo, gestora de renta fija de gama Santander Sostenible en Santander AM, Alberto Estévez responsable de inversiones sostenibles en BBVA AM, Diego Fernández Elices, CIO de A&G Banca Privada y Guillermo Hermida director de inversiones de CaixaBank AM.

La primera pregunta de este encuentro es inevitable. Estamos en un momento en que la ISR va ganando terreno y la utilización de criterios ASG a la hora de construir las carteras se está normalizando, pero ¿qué sabemos de la inversión de impacto?, ¿hay ya productos así en España?. Para Guillermo Hermida director de inversiones de CaixaBank AM, la pregunta resulta relevante “porque hemos tenido discusiones profundas sobre lo que significa la inversión de impacto. Teníamos un enfoque muy académico, al considerar que la inversión de impacto estaba más cercana a la filantropía. Ahora bien, estamos viendo una evolución rápida con los ODS y la taxonomía y consideramos que está habiendo un cambio en la forma en que se entiende el impacto. Estamos utilizando el enfoque de identificar qué tipo de ODS van a estar en el punto de mira de CaixaBank, cuáles va a querer promover más, para definir qué tipo de producto vamos a diseñar.”

Desde la perspectiva de la banca privada, Diego Fernández Elices, CIO de A&G Banca Privada, considera que “la inversión de impacto es algo que debe ser intencional para influir en la vida de las personas a las que afecta y crear efectos duraderos. Algunos clientes como mutualidades o instituciones religiosas han mostrado su interés por ciertos fondos. Aunque al principio buscábamos más el impacto que los resultados financieros, debe haber un equilibro.” Ahora bien, en su opinión “de momento los fondos más líquidos son algo muy nicho.”

Alberto Estévez, responsable de inversiones sostenibles en BBVA AM, sitúa esta inversión en el marco de la evolución que está registrando la inversión sostenible: “Durante los últimos tres años, ha habido un gran aumento en el interés y también en la integración en el proceso de inversión de todo lo relacionado con la sostenibilidad. En mi opinión, la inversión de impacto es la próxima generación de inversión sostenible. Estoy de acuerdo con mis colegas en que solo estamos al principio y que todavía es muy nicho. Pero estuve en Londres hace dos semanas en un foro internacional de planes de pensiones y allí es sorprendente cómo los fondos de pensiones nórdicos han traducido el impacto de la inversión en la relación y el reporting con sus clientes, porque tienen que responder a demandas concretas. Y creo que tiene mucho sentido, puede ser una fuerza poderosa. De momento no hay mucha demanda aquí en España, porque tenemos un problema también relacionado con la sostenibilidad y más con el impacto porque no hemos educado a los clientes minoristas o los clientes privados.” Sobre los productos, Estévez añade: “nuestros fondos sostenibles tienen también inversión de impacto son sobre todo en bonos verdes, y en renta variable. Nos centramos en algunas compañías pequeñas. Buscamos que más del 70% de sus ingresos están alineados con los ODS. Y creo que deberíamos tener en cuenta eso y también tener en cuenta las valoraciones porque hay algunas empresas que se han vuelto enormemente populares. Nuestro enfoque es invertir en los que creemos que son fundamentalmente sólidos y que tienen un enfoque real relacionado con lo que es la inversión de impacto.”

Carmen Borondo, gestora de renta fija de gama Santander Sostenible en Santander AM, señala que su casa ya hace inversiones de impacto y subraya la importancia de la información a los inversores. “En renta fija, tenemos carteras verdes, sociales y sostenibles. Y sabemos dónde va el dinero, en qué proyectos estamos invirtiendo y cuál es el impacto que estamos teniendo debido a nuestras decisiones de inversión. Damos esta información a nuestros clientes institucionales y a nuestros clientes minoristas, y ellos aprecian obtener los números de cómo su inversión está teniendo un impacto significativo en el clima, qué número de empleos están creando, cuántas toneladas de CO2 no son emitidas. Todavía es un mercado en el que hay mucho por hacer pero se está haciendo cada vez más cada vez más grande. Hoy en día ya podemos crear una cartera realmente diversificada, simplemente invirtiendo en bonos verdes. Así que ahora es el momento de actuar. No tenemos que esperar al futuro. El futuro es ahora”, apunta Borondo.

Guido Moret, jefe de integración de sostenibilidad de Crédito de Robeco, añade una reflexión sobre la importancia del impacto: “Creo que no debemos olvidar que cualquier decisión de financiar cierta actividad, y cualquier inversión en el mercado tiene un impacto. Tenemos una industria de gestión de activos para asignar capital y, en última instancia, siempre tiene una consecuencia en la economía real, y ese impacto puede ser positivo o negativo y la inversión de impacto por definición debe buscar un impacto positivo.” En su opinión “en el futuro, cada vez tendremos más presente esto. Va a haber cambios en los mercados financieros que van a permitir medir el impacto de todas nuestras inversiones, entonces veremos un cambio mucho más rápido porque creo que a los clientes tampoco les gustará ver que sus inversiones están teniendo consecuencias negativas. Creo que si queremos un cambio real, no solo debemos medir nuestra contribución positiva, sino también ser conscientes de las consecuencias negativas de ciertas inversiones. Creo que, de alguna manera, el concepto de inversión de impacto transforma cualquier tipo de inversión, simplemente al tener en cuenta cuál es la consecuencia de las decisiones de inversión en la economía real”.

Sobre con qué instrumentos o con qué tipo de activos lograr ese impacto positivo, Guido Moret destaca en primer lugar, los bonos verdes. “Son instrumentos muy singulares, sobre todo por su mayor transparencia. Se obtiene un informe de impacto cada año, pero ya sabes cuando se emite dónde va el dinero. Y cada año recibes una actualización con un informe de impacto, si el dinero realmente se gastó de la manera en que se prometió cuando se emitieron. Todo esto crea una gran transparencia que ahora también buscamos con las emisiones regulares de crédito.” Al ampliar el campo de análisis, Moret señala que “no obtienes la misma información sobre cada emisión, pero te cambia la forma de pensar. En Robeco, hemos desarrollado un proceso para medir la alineación con los ODS de las diferentes compañías que emiten bonos. Y con eso, intentamos mapear primero el impacto que básicamente tienen todas nuestras inversiones en el lado del crédito y queremos contar con esa ventaja.” Sobre la fiabilidad de los informes de impacto, en opinión del gestor de Robeco “los bonos verdes son instrumentos fiables. Tienen una doble auditoría. Creo que el riesgo en el que incurriría un emisor al mentir al mercado sería bastante alto en el mercado actual. Además, esas mentiras son fáciles de detectar  al comparar las cifras de proyectos con las cuentas anuales. Ahora bien, eso no significa que todos tengamos que hacer nuestros deberes y ser rigurosos en el análisis y con nuestra exigencias”.

Desde el lanzamiento de los ODS, estos se han convertido en el marco de referencia de la inversión de impacto, pero ¿cómo pueden traducirse? ¿cuáles se pueden trasladar mejor? Alberto Estévez, de BBVA AM, destaca tanto su utilidad como sus riesgos. “Hay que tener en cuenta que los ODS fueron lanzados por los países, pero se han convertido en un marco común, un lenguaje común que tiene mucho sentido también para nosotros, para traducirlo a nuestras vidas. Hay algunos ODS no se pueden traducir realmente en temas de inversión, pero aún así creo que proporcionan un lenguaje común y eso algo muy positivo. Lo malo es que se puede caer en el llamado lavado arcoiris. Hay muchas compañías que llenan las presentaciones con los colores de los ODS y puede haber mucho marketing en torno a ellos. Pero el caso es que la Agenda de Desarrollo Sostenible necesita mucha financiación privada y hay algunos temas concretos que creo que tienen mucho sentido. La gestión del agua y los residuos, la sustitución de los plásticos, las energías renovables…Hay algunas empresas muy interesantes. Lo importante es poder conectar ese impacto con unos resultados financieros”.

Guillermo Hermida, de CaixaBank AM, se muestra de acuerdo con Estévez sobre su visión de los ODS como un marco muy genérico y útil pero que hay que saber traducir a productos y añade que “además, suponen una oportunidad de transformar muchas de las cosas que hacemos. Como inversores tenemos un deber fiduciario y también un deber de hacer mejor las cosas. Para nosotros lo importante es evitar el impacto negativo de las inversiones y tratar de contribuir a determinados objetivos. Por lo tanto, debemos centrarnos en unos ODS, en identificar qué compañías trabajan por ellos sin tener un impacto negativo en otros ODS. Y además hay que combinarlo con poder ofrecer un producto atractivo para los clientes. Estamos debatiendo mucho cómo hacerlo. Todo ellos sin olvidar que la mayoría de nuestros clientes son retail y que tienen unas necesidades específicas y diferentes a las de otros segmentos.”

Diego Fernández Elices, de A&G, destaca la transformación que suponen los ODS. “Suponen un cambio respecto a cómo hemos estado haciendo las cosas. Quizás antes nos centrábamos más en un solo objetivo y está claro que eso está cambiando. Quería añadir algo sobre el hecho de que no siempre se usen correctamente. Estoy absolutamente de acuerdo con esa a afirmación, pero como seres humanos tendemos a obsesionarnos con la perfección y probablemente se trate más de tener algo mejor de lo que ofrecemos con la solución actual. Puede ser que a veces no se usen correctamente pero al menos las cosas van cambiando y mejorando. Así que creo que definitivamente los ODS son algo muy positivo.”

Carmen Borondo, de Santander AM, señala la importancia de comunicar cuál es el impacto. “Para nosotros los ODS son una referencia básica. En los fondos sostenibles de renta fija explicamos cuál es su impacto de los ODS. Tenemos un informe mensual, donde contamos a los clientes la historia de dos compañías que tenemos en la cartera, lo que hacen y cómo impacta esto en los ODS. Es cierto que a veces es difícil medir el impacto porque estamos hablando de proyectos a largo plazo o de activos intangibles, pero tratamos de dejar claro por qué creemos que están impactando. Nos centramos principalmente en la atención médica, las energías renovables, el agua, el tratamiento de residuos y la eficiencia energética.”

Guido Moret, de Robeco, pone de nuevo el acento en el enlace entre los ODS como objetivo global y la actividad de las empresas. “Las Naciones Unidas proporcionan los indicadores a los que se debe contribuir y los objetivos que se quieren conseguir para 2030 y luego hay que traducir eso en términos de producción para las empresas para que participen con los productos y servicios que ofrecen y en su comportamiento, para generar un impacto. Muchos de estos objetivos son a nivel país, por ejemplo, hay muchos objetivos para reducir el porcentaje de población que vive debajo de la línea de pobreza y es extremadamente complejo traducir eso en una inversión concreta en una empresa. Y creo que ahí es donde está el desafío en este momento, el poder hacer ese enlace. Pero estoy de acuerdo con lo que habéis dicho sobre que se trata de mejorar y de la conciencia que se está creando. Nuevamente, creo que los bonos verdes y los bonos de sostenibilidad han sido los que realmente se dirigen a ciertas actividades que son más fáciles de vincular con los ODS. Y sí, es un es un proceso en el que estamos en los mercados financieros el de ser conscientes de los diferentes tipos de impacto. Y creo que los ODS son un marco de referencia muy bueno para encauzar el impacto.”

Así que hay vehículos de inversión y hay unas referencias y objetivos, pero antes de terminar esta conversación, hay que preguntarse cómo medir el impacto. Guido Moret considera “que cada vez va a haber más acceso a los datos.” Ahora bien, hay que tener en cuenta ciertas dificultades: “el problema es que, cuando compras títulos de una gran empresa, entonces su impacto va a ser enorme y probablemente sea tanto positivo como negativo y afecte a muchos ODS. Por ejemplo, si te fijas en los conglomerados empresariales es extremadamente complejo evaluar el impacto que tiene en todas sus áreas. Hacen de todo, desde turbinas eólicas, hasta armamento y locomotoras diésel, y todas tienen un impacto muy diferente. Si deseas dar una cifra concreta de impacto a una compañía de este tipo, es extremadamente complejo debido a todos estos factores diferentes y ahí es donde hay que tomar decisiones sobre cómo sopesar estas cosas diferentes.”

A la hora de hacer balance para el gestor de Robeco “hay que trazar una línea donde crees que lo negativo es tan severo que eso supera todo lo que es positivo. Pero incluso con datos exactos sobre lo que producen las empresas ya es muy laborioso obtener los datos actualizados. Aún así,  hay muchos casos con bastante información disponible, especialmente si se leen todos los informes de la compañía y se accede a toda la información disponible. Pero luego hay que vincular todo eso con los ODS. Por eso me parece muy importante la taxonomía de la UE, ya que las empresas tendrán que revelar el porcentaje de actividades que tienen en términos de ingresos que están alineados con la taxonomía. Entonces, básicamente, se obtiene un porcentaje para cada empresa de cuánto está alineada la taxonomía y, por lo tanto, es al menos verde”.

Guillermo Hermida señala que “hay mucho énfasis en lo medioambiental pero faltan referencias para la S y para la G que son muy muy importantes. Estábamos, por ejemplo, considerando la posibilidad de lanzar un fondo en educación, pero cuando intentas convertirlo en inversiones concretas no es tan fácil. Muchas veces la educación es tan sólo una parte de lo que hacen las compañías que vas a poner en la cartera." En opinión de Diego Fernández Elices, “creo que estos problemas no son algo nuevo. Si estuviéramos hablando de fondos temáticos en general, muchas veces se diluye la pureza inicial en una empresa grande, y pasa y aún así funciona. Es solo una cuestión de hacer el trabajo y es cualitativo, no cuantitativo, y hace las cosas mucho más complicadas. Y realmente no es fácil poner un número a una combinación de actividades distintas de la compañía, y asegurarse de tener en cuenta todos esos inputs en cada decisión de inversión. Pero sucede mucho. Hay temáticos muy puros y otros están tan diluidos que ni siquiera estás expuesto al tema. Así que creo que hay mucho trabajo por hacer. Hace falta que grandes fondos de pensiones y otros inversores unan sus fuerzas y pongan mucho más énfasis en el engagement.”

Sobre la dificultad de obtener información, Carmen Borondo apunta que el análisis de las pequeñas y medianas empresas, es aún más difícil porque muchas veces no tienen los recursos necesarios para ofrecer información sobre impacto. Eso puede penalizarlas y por eso es necesario que las gestoras les ayuden. “Dame tus objetivos, dame estos datos y mejoraré tu puntuación. Y ese es nuestro trabajo” señala. En esa línea, Alberto Estévez considera que “muchas de esas empresas están realmente interesadas en la sostenibilidad. Muchas veces nos llaman para ver qué pueden hacer. Pero quieren hacer algo que tenga sentido. Porque reciben peticiones de información de muchos inversores y tratan de ser proactivas.” Al respecto, Guillermo Hermida considera que es necesaria una cierta normalización. “Al final estas prácticas serán algo mainstream porque habrá regulaciones. Así que tiene que haber un equilibrio entre esa normalización y un lenguaje común. También es importante mantener un criterio propio, en la medida en que no haya criterio normalizado sobré qué estamos hablando al referirnos a inversión de impacto y haya una interpretación particular, será difícil lanzar índices de impacto que puedan ser replicados con producto pasivo tipo los ETF que canibalicen este nicho”, concluye.

Sin duda la inversión de impacto seguirá dando que hablar. Sus principales desafíos, trasladar los ODS en inversiones concretas y efectivas, medir el impacto de forma correcta y comunicar a los inversores toda esta información. Una nueva forma de inversión sostenible está en marcha.