Aunque la energía no se incluye directamente, el petróleo es una importante materia prima para la producción bienes y servicios. Pensemos, por ejemplo, en la omnipresencia del plástico, que se fabrica en un 90% a partir de fuentes fósiles. Por tanto, la subida de los precios del petróleo repercutirá en la inflación subyacente. Y dado que los bienes y servicios básicos representan aproximadamente el 80% de la cesta del IPC, es importante cuantificar su posible impacto. Pero… ¿qué significa la subida del precio del petróleo para el IPC subyacente?
Como no hay cifras oficiales sobre el componente en materias primas del IPC subyacente, George Brown, economista de Schroders, utilizó las estimaciones de Goldman Sachs. El banco utiliza las tablas input-output de las cuentas nacionales junto con el indicador del PCE proporcionado por la Oficina de Análisis Económico, antes de comparar las categorías del PCE con los equivalentes del IPC. Aunque su análisis sugiere que los costes energéticos representan hasta el 15,9% de algunas categorías, en conjunto sólo suponen el 1,7% del IPC subyacente general.
¿Por qué tan bajo? “En parte porque los alquileres representan una parte muy importante de la cesta de precios, pero incluso si se excluyen, la diferencia es mínima. Más bien, se debe principalmente a que los precios cobrados por los productores se diluyen por los márgenes mayoristas y minoristas, que a menudo pueden representar la mitad o más de los precios pagados por los consumidores”, explica.
La energía representa una pequeña parte de los precios del IPC básico y las empresas repercuten menos de la mitad de las subidas
Aun así, a veces se utilizan los márgenes para absorber los mayores costes energéticos. Goldman Sachs calcula que las empresas repercutían el 45% de las subidas antes de la pandemia, pero esta cifra sube al 60% si se incluyen los datos de los últimos tres años. Atribuyen el repunte de la tasa de repercusión a una menor presión competitiva en medio de desequilibrios entre la oferta y la demanda y a una menor disposición a absorber las subidas del precio del petróleo debido a presiones generalizadas sobre los costes. Tras tener en cuenta estos factores, estiman que la tasa de transferencia se sitúa en la misma línea que antes de 2020 (es decir, el 45%).
“En conjunto, podemos suponer que aproximadamente la mitad de la subida del 20% de los precios del petróleo en los últimos tres meses se repercutirá a los consumidores. Y, dado que los precios de la energía representan el 1,7% del IPC subyacente, esto sugiere que el impacto inflacionista total será inferior a 0,2 puntos porcentuales. Dado que se repartirá a lo largo de varios meses, debería ser apenas perceptible”, indica el economista de Schroders.
La inflación general y subyacente de la eurozona se situó en el 5,3% en agosto, según Eurostat. Según Konstantin Veit, gestora de carteras de PIMCO, aunque la inflación general se ha reducido a la mitad desde su máximo de 2022, las presiones subyacentes sobre los precios siguen siendo obstinadamente elevadas, impulsadas principalmente por factores internos. “Para que la inflación vuelva al objetivo del 2% del BCE, puede ser necesario un debilitamiento adicional del mercado laboral y de la economía en general”, concluye.