¿Qué tecnologías medioambientales conviene tener en cuenta y cuáles evitar?

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Cedida por Pictet AM

Una encuesta de IPSOS de abril de 2020 indicaba que el 65% de los encuestados a nivel mundial está de acuerdo con que en la recuperación tras el COVID-19 es importante que las acciones del gobierno prioricen el cambio climático. La demanda de inversiones sostenibles está siendo muy fuerte y gana velocidad, especialmente desde el cuarto trimestre de 2019. Entre los impulsores se encuentra la oportunidad de los gobiernos para acelerar la transición verde a través de paquetes de estímulos y la disponibilidad de tecnologías de crecimiento secular.

“El Green Deal Europeo incluye la acción climática con cargo al Presupuesto Europeo (al menos un 30% de 1,1 billones de euros 2021-27) y el Fondo de Recuperación de la UE de Nueva Generación de 750.000 millones de euros para 2021-24, abarcará renovación de edificios, eficiencia energética y, sobre todo, movilidad eléctrica, pues el objetivo de reducción de emisiones netas de CO2 en un 40% con respecto a 1990 puede reducirse al 50-55%”, subraya Luciano Diana, gestor del Pictet Global Environmental Opportunities.

Sin embargo, en este aparente favorable clima para este tipo de inversiones, el responsable de este fondo de Pictet AM con Sello FundsPeople 2020, con la calificación Blockbuster, considera que no todo el momento es orégano. En su opinión, existen algunas tecnologías medioambientales que conviene tener en cuenta, al encontrarse en una fase emergente o de mejora, mientras que también hay otras que conviene evitar, al estar en un fase de declive.

“El hidrógeno, por ejemplo, es una tecnología prometedora, pero su producción a partir de energía renovable está todavía a 5-10 años vista y la única forma de invertir actualmente es mediante pequeñas compañías. También estamos viendo progresos en captura y almacenamiento de CO2, pero para la inversión todavía está en las primeras etapas. Tampoco nos interesan compañías con tecnologías en mejora, pero de alta valoración, como Tesla, Beyond Meat o Zoom. De hecho, la valoración representa el 50% de nuestro proceso de inversión, en el que empleamos descuento de flujos de caja. Asimismo evitamos empresas con tecnologías maduras y altas valoraciones como Tomra o Novozymes”, revela Diana.

En el otro extremo está todo lo vinculado con la economía desmaterializada. “Este segmento es el de mejor comportamiento y de mayor peso en cartera, donde dos tercios son compañías de software para I+D de grandes clientes y el otro tercio fabricantes de equipos para semiconductores. Es el caso de Cadence, Synopsys y Ansys. Se trata de compañías que han aumentado previsiones de beneficios para el resto del año. También destaca el peso de eficiencia energética y control de la polución, que se ha comportado relativamente mejor por el aumento de monitoreado medioambiental, con empresas como Thermo Fisher o Agilent”, explica.

Para dar a conocer cuál es su visión exacta sobre las tecnologías medioambientales que son objetivo del fondo y cuáles evita, el gestor ha elaborado un cuadro, citando cada una e indicando, según su criterio, la fase en la que se encuentra.

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