¿Quién tiene qué? ¿En manos de quién está la deuda pública?

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Cacsar Poyatos, Flickr, Creative Commons

¿Quién tiene qué en Europa? O, mejor dicho: ¿quiénes son los tenedores de los principales activos de deuda? Hasta hace poco tiempo, la disponibilidad de los datos sobre quiénes eran los titulares de la deuda pública era muy limitada, por lo que hacer una comparación entre países resultaba difícil. Según un estudio realizado por AXA Investment Managers, en la mayor parte de los países europeos los inversores residentes poseen el 50% de los bonos soberanos, de los cuáles entre el 10% y el 20% está en manos de los bancos y otro 15%-20% lo tienen otras instituciones financieras del propio país.

En un informe sobre perspectivas, la gestora indica que en los llamados ‘países refugio’ existen diferencias considerables en cuanto al perfil de los tenedores de deuda. En Reino Unido y Japón, por ejemplo, los fondos de pensiones, las compañías de seguros y los fondos de inversión tienen alrededor de un tercio de la deuda pública de sus países. “Los últimos en llegar han sido sus bancos centrales, que acumulan alrededor del 10% de la deuda nipona en el caso del Banco de Japón y más del 20% de los bonos públicos británicos en el caso del Banco de Inglaterra”. Pero no se puede homogeneizar, ya que existen situaciones tan diferenciales como llamativas.

Basta decir que la montaña de deuda de Japón está en su práctica totalidad (95%) en manos de inversores nacionales. El caso contrario es el de Alemania, donde sólo el 10% del total de su deuda la mantienen inversores residentes en el país. “Aunque la demanda extranjera a lo largo de los últimos siete años ha sido sorprendentemente estable, no existe ninguna garantía de que esta tendencia vaya a continuar en el futuro, sobre todo si las tensiones en la eurozona comienzan a remitir y los inversores empiezan a deshacerse de los activos seguros”, aseguran en AXA IM.

Una investigación realizada por el BCE muestra que, desde que se creó la Unión Económica y Monetaria (UEM), las asignaciones de cartera de los inversores institucionales se han desplazado hacia bonos de otros estados miembro. Como resultado de este cambio, el 40% de la deuda emitida por los países europeos está en poder de inversores residentes en otras naciones europeas. El FMI ha sugerido en repetidas ocasiones que una base diversificada de inversores locales y una menor dependencia del país de la financiación externa pueden proteger a los países de los shocks externos.

Algunos estudios muestran que una menor participación extranjera en el mercado de deuda pública nacional está asociado generalmente a mayores rentabilidades de los bonos. “Si esto fuera cierto, la sostenibilidad de los bajos rendimientos que ofrece actualmente el bund alemán dependerá, al menos en parte, de las decisiones de inversión que adopten las instituciones financieras de otros países de la UE”, señala AXA IM. Por este motivo, en la gestora creen que el hecho de que los inversores no residentes tengan la mayoría de la deuda pública germana hacen que el país sea vulnerable a un escenario de menor aversión al riesgo.

Situación de los mercados periféricos

Las pruebas de estrés realizadas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en 2011 pusieron de relieve un patrón interesante en lo que se refiere a la exposición de los bancos a la deuda pública de sus países. “Las entidades financieras de España, Italia, Portugal y Grecia invierten entre el 60% y el 85% de sus carteras de deuda en bonos soberanos emitidos en su país de origen. Por el contrario, los test evidenciaban que los bancos de Bélgica y Francia mantenían una menor exposición a la deuda de su país, aunque tenían un porcentaje de bonos periféricos del 27% en el caso belga y del 17% en el caso francés”.

¿Qué esperar de cara al futuro? Para AXA IM, la regulación podría alterar la demanda de deuda del Estado. “Los mayores requisitos de liquidez previstos en Basilea III favorecerán a los grandes emisores de deuda”, aseguran. En este sentido, un momento álgido fue cuando el presidente del Bundesbank sugirió que el pacto en torno a la unión bancaria no solo no debería permitir incrementar el peso en las carteras de los títulos de de deuda pública considerada de riesgo, sino limitar la exposición de las entidades financieras a cada país. “Si esta propuesta ve la luz, las rentabilidades de los países periféricos pasarían a estar bajo una fuerte presión”.