Radiografía del inversor institucional español: dilemas y problemas a los que se enfrenta

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Rofi, Flickr, Creative Commons

Los inversores institucionales aseguran tener dificultades para diversificar en las clases de activos tradicionales. Así, más de la mitad (54%) señala que las acciones y los bonos presentan una correlación demasiado elevada como para ofrecer fuentes diferenciadas de rentabilidad, según un estudio realizado recientemente por Natixis Global AM entre 660 inversores institucionales (fondos de pensiones de entidades privadas y públicas, fondos de inversión estatales, aseguradoras y fundaciones) de 29 países, entre ellos España. “En el mercado actual, las asignaciones de activos tradicionales se han convertido en un juego de suma cero”, afirma John Hailer, consejero delegado para América y Asia y responsable del área de distribución internacional. “Se necesita un enfoque de inversión que se ajuste al contexto actual de los mercados y, en este sentido, cada vez son más los inversores institucionales que utilizan un conjunto más amplio de activos descorrelacionados junto con las inversiones tradicionales en acciones y bonos”.

Según la encuesta, el 90% de las entidades españolas revela que los bajos rendimientos del entorno de inversión son su mayor preocupación a la hora de gestionar el riesgo, seguida de la generación de rentabilidades (85%) y la financiación de los pasivos a largo plazo (72%). Casi seis de cada diez (56%) señalan que, para su entidad, supone un reto alcanzar los objetivos de crecimiento y satisfacer las necesidades de liquidez a corto plazo. Las estrategias de los inversores institucionales han tenido que equilibrar durante mucho tiempo dos fuerzas contrapuestas: la necesidad de satisfacer las obligaciones a largo plazo y la necesidad de generar rentabilidades a corto plazo. De cara al futuro, las presiones a este respecto probablemente aumenten.

Las políticas monetarias expansivas mantienen los tipos de interés en niveles bajos, lo que seguirá poniendo trabas a los gestores a la hora de generar rentas estables. Las bolsas seguirán estando marcadas por la incertidumbre y la volatilidad. Además, el 69% de los inversores institucionales considera que los requisitos reglamentarios de liquidez orientan las inversiones hacia el corto plazo y hacia activos muy líquidos. No obstante, dos tercios (75%) de los inversores españoles consideran que una forma eficaz de reducir el riesgo es aumentar el peso de los activos descorrelacionados, como el capital riesgo, la deuda privada y los fondos de inversión libre. Casi el 44% afirma que es imprescindible invertir en activos alternativos para generar unas mejores rentabilidades ajustadas al riesgo, que es su principal prioridad en 2016.   

Su visión sobre las inversiones alternativas

Aunque los grandes riesgos de inversión, como los tipos de interés y la volatilidad, están omnipresentes, los inversores institucionales se ven obligados a buscar estrategias alternativas para intentar generar mejores rentabilidades ajustadas al riesgo. Sophie del Campo, responsable de Natixis Global AM para Iberia y Latinoamérica y del área EE.UU Offshore, recuerda que las inversiones alternativas no son algo nuevo para los inversores institucionales, pero están cobrando mayor importancia y cada vez se ven más como unos activos clave a la hora de generar rentabilidades. “Los inversores institucionales están buscando estrategias alternativas como una vía para gestionar mejor el riesgo y mejorar la diversificación, pero también como fuente de alfa”.

Actualmente, las inversiones alternativas suponen de media apenas un 20% de las carteras de los grandes inversores encuestados en España, pero el 50% de ellos asegura que ha incrementado el uso de inversiones alternativas o planea hacerlo en previsión del aumento de los tipos de interés. Además, el 63% de los inversores institucionales españoles cree que las inversiones alternativas podrían ser una de las mejores clases de activos de 2016.

El camino a la innovación y las carteras duraderas como destino

Ahora que las bajas tasas de crecimiento y la volatilidad estructural están dando lugar a unas bolsas irregulares y que los tipos de interés artificialmente bajos están dificultando la inversión en los mercados de bonos, los responsables de los inversores institucionales están desarrollando soluciones ingeniosas. Esta línea de actuación está impulsando la innovación en el uso de las inversiones alternativas, en el desarrollo de estrategias de gestión del riesgo más sofisticadas y en la adopción de estrategias de cobertura de pasivos.

El 72% de los inversores institucionales encuestados en España afirma que les preocupa su capacidad para financiar pasivos a largo plazo y el 82% señala que supone un reto gestionar pasivos inciertos vinculados al aumento de la esperanza de vida. Aunque el 60% de los inversores institucionales asegura tener herramientas para gestionar los activos con los que cubren sus pasivos, el 69% afirma estar buscando soluciones de gestión de pasivos más innovadoras para los mercados de hoy. La innovación también podría ayudar a aquellas instituciones que tienen que restringir sus inversiones debido a los requisitos reglamentarios de liquidez. Aunque los encuestados consideran que las inversiones alternativas son eficaces a la hora de gestionar carteras, expresan algunas reservas en cuanto a la falta de liquidez percibida de esta clase de activos.

No obstante, los inversores institucionales están empezando a darse cuenta de que las últimas innovaciones en esta industria podrían ofrecer una solución; así, el 53% de los encuestados en todo el mundo afirma que las inversiones alternativas líquidas son una herramienta eficaz para gestionar el riesgo de las carteras. A pesar de que las ideas de evolución, innovación y adaptación conllevan invariablemente la necesidad de llevar a cabo cambios significativos y constantes, el objetivo último no varía. Los inversores institucionales se centran en cubrir los pasivos a largo plazo y generar mejores rentabilidades ajustadas al riesgo, y todos los ajustes de sus estrategias se realizan con el fin consciente de tener carteras más duraderas.

La gestión activa ofrece mejores resultados a largo plazo

Junto con el riesgo y la rentabilidad, los costes son prioritarios para los inversores institucionales y vemos cómo muchos de ellos aplican estrategias pasivas en clases de activos más eficientes para reducir los gastos. Actualmente, las inversiones pasivas representan de media el 34% de las carteras institucionales en España y dentro de tres años estos inversores esperan que esta exposición aumente hasta el 45%. Sin embargo, las estrategias activas siguen siendo las preferidas para generar alfa (el 84% de los inversores españoles las escoge para ello) y para obtener mejores rentabilidades ajustadas al riesgo en general. Son utilizadas por el 75% de los inversores en España para tener exposición a clases de activos descorrelacionadas. Además, el 63% cree que los factores económicos, los cambios en las políticas monetarias y la volatilidad de los mercados favorecerán a largo plazo a los gestores activos frente a las inversiones pasivas.

Integración de los criterios ESG

Muchos inversores institucionales también están estudiando las inversiones con criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG), según la encuesta. Sophie del Campo señala que la mitad de los encuestados en España "ahora ve las inversiones con criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno como una posible fuente de rentabilidades y el 47% asegura que las evaluaciones ESG ayudan a reducir riesgos con repercusiones mediáticas. Esto supone un importante cambio de tendencia, por lo que el futuro de las inversiones socialmente responsables es prometedor". Casi la totalidad (95%) de los inversores de todo el mundo está integrando de algún modo los criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno. Y aunque el 41% de los institucionales españoles lo hace principalmente porque así lo estipula el mandato de sus fondos, el 44% también cree que se puede obtener alfa invirtiendo con criterios ESG.