Razones para descartar una crisis de deuda sistémica en China… al menos en los próximos doce meses

Shanghai
Keith Marshall, Flickr, Creative Commons

Ha pasado un mes desde la celebración del histórico XIX Congreso del Partido Comunista de China, en el que la política ha tenido mucha más relevancia que la economía. Ante la falta de anuncios significativos que puedan aliviar problemas clave del país, como la situación de Trinidad Imposible  (banco central independiente, tipo de cambio fijo y libre circulación de capital) o el peso de la deuda, las gestoras internacionales han dedicado estas cuatro semanas a analizar la situación macro del país y evaluar si pueden derivar en un problema sistémico.

Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, verbaliza el mayor temor de los participantes del mercado: “Una menor liquidez en los mercados de crédito o momento Minsky en China –es decir, un desplome repentino de los precios de los activos tras una crisis de deuda, con hundimiento de la confianza-, pueden generar caídas severas en los mercados”.  Paolini recuerda que “China preocupa desde hace años por el posible impacto de su desapalancamiento financiero”, pero constata al mismo tiempo que, efectivamente, las ratios de apalancamiento chinas sí se han reducido. Considerando que las autoridades chinas siguen comprometidas con el objetivo de un crecimiento menor pero de más calidad, y teniendo en cuenta que el entorno macro es de crecimiento sincronizado, con debilidad del dólar, el estratega descarta que la economía china “vaya a verse bajo presión”, aunque matiza que China “puede ser una decepción marginal en 2018”.

Los analistas de Deutsche AM  declaran que “la crisis de deuda en China es improbable”, a pesar de los problemas que plantean el crecimiento del mercado inmobiliario y la concesión excesiva del crédito. Sobre el primero, destacan que detrás del aumento de los precios han estado poderosas tendencias estructurales como el éxodo rural, el incremento de la urbanización y el aumento del nivel de vida en el país. Desde la gestora recuerdan que tanto el gobierno central como los locales introdujeron restricciones a la compra de viviendas en octubre de 2016 para frenar la inversión especulativa, “lo que ya ha llevado a una notable estabilización de los precios inmobiliarios”.

En cuanto a la expansión del crédito, los analistas de Deutsche AM aportan algunos datos: a finales de 2016, China acumulaba un endeudamiento del 258% sobre su PIB, “un nivel alto dado el crecimiento económico de China”. Sin embargo, la deuda del gobierno central se reduce al 37,6 % del PIB, lo que “no representa un problema real”; el foco de preocupación debería ponerse sobre el crecimiento de la deuda de empresas estatales y gobiernos locales.  

Los expertos insisten en que, a pesar de estas tendencias, hay razones que justifican la baja probabilidad de que se desate una crisis de deuda en el país. La primera, que “la cuenta de capital de China no está abierta y la mayoría de deuda está en manos de inversores nacionales”. La segunda, que excluyendo a las empresas estatales, “la mayoría del sector corporativo tiene bajos niveles de deuda”. Dentro des sector privado, en la gestora creen que son sólo algunos sectores los que presentan problemas reales, “el ferrocarril, la industria del carbón y el acero, materiales de construcción, industria naval y el sector inmobiliario”.

Los analistas añaden a estas observaciones la predicción de que el aumento de la deuda de gobiernos locales “sea menor durante la próxima década”. Esto es debido a que, según una norma de 2015, los municipios deben reemplazar la deuda privada con bonos, aportando más transparencia. “Además, China está reformando su sistema fiscal para proporcionar a los gobiernos locales más fuentes de ingresos”, indican.

En la gestora se fijan en último lugar en la acción del Banco Popular de China (BPCh), que ha estado endureciendo su política monetaria desde comienzo del año. Al sumar una regulación más estricta, se ha podido constatar en el mismo periodo una mayor debilidad del crecimiento del crédito bancario. “Al mismo tiempo, el BPCh se encuentra en la cuerda floja, ya que busca reducir el endeudamiento de la economía y regular ciertas áreas comerciales nuevas sin afectar a la inversión global. Hasta ahora, ha tenido éxito con esta política”, concluyen.

Los expertos de Aberdeen Standard Investments destacan sobre el Congreso del PCCh los dos objetivos principales proclamados por Xi Jinping: convertir a China en el periodo 2020- 2035 en “una sociedad y una economía totalmente moderna”, y que asuma antes de 2050 “el estatus de un gran poder global”. Según la gestora, para que el mandatario deberá demostrar su capacidad para apliar reformas para así “ejercer su poder político para efectuar el cambio económico necesario para conseguir sus grandes objetivos del país”.

Los analistas destacan en este sentido que las reformas en el lado de la oferta ya están dando fruto: “En los últimos años, el crecimiento de la capacidad se ha ralentizado y muchas fábricas han cerrado. Por eso, industrias tan establecidas como el cemento y del acero han recuperado su rentabilidad y ya no solo la economía nueva de la tecnología y los servicios tienen crecimiento”.

En segundo lugar, indican que ya se está reduciendo el riesgo de los préstamos improductivos: “Aunque es difícil decir que el problema ha desaparecido, porque está respaldado por el crecimiento de crédito, la estabilización del mercado es bienvenida para afrontar esta situación en la industria”, resumen.

Condiciones macro

Thuy Van Pham, economista de mercados emergentes de Groupama AM, comenta algunos de los últimos datos macro chinos. Explica que, en general, “el ritmo de crecimiento se ha moderado”, hasta una tasa que calcula en el 6,7% para 2017 y del 6% para 2018. Esta desaceleración ha afectado “a todos los sectores (industria, servicios) y todos los artículos, tanto del lado de la oferta (producción, importaciones) como de la demanda (ventas minoristas, inversión, exportaciones)”. “Solo la inversión en infraestructuras se ha acelerado”, añade.

La experta prevé que esta tendencia se prolongue en el tiempo: “China no se está beneficiando plenamente de la recuperación de la demanda mundial debido, en particular, a la erosión de la competitividad de su industria”. Añade que la producción nacional “está limitada por las medidas restrictivas impuestas por el programa anticontaminación implementado desde el comienzo del mes en Pekín, Shanghái y en 26 grandes ciudades industriales del norte”, programa que durará inicialmente hasta el final del primer trimestre de 2018.

Sobre los resultados del Congreso del PCCh, la economista pronostica que “los efectos reales de las medidas implementadas para frenar el exceso de capacidad en la industria pesada, la especulación sobre el mercado inmobiliario y el aumento del endeudamiento serán más evidentes”.