Reacciones al último discurso de la Fed y a la histórica caída del PIB de EE.UU

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Como se esperaba, la Reserva Federal no anunció cambios importantes en su última reunión del FOMC, que tuvo lugar en un contexto muy diferente del de junio. El aumento en EE.UU. de las infecciones por coronavirus en las últimas semanas ha frenado la reapertura de la economía y complicado aún más las perspectivas. Como era de esperar, la autoridad monetaria americana sigue profundamente preocupada por la continua incertidumbre que esta situación provoca.

Todo apunta a que los riesgos relacionados con estos rebrotes tanto en Estados Unidos como en otros lugares, las negociaciones en curso sobre el próximo estímulo fiscal, las elecciones de noviembre, la débil recuperación global y las tensiones comerciales continuarán complicando la recuperación. Anna Stupnytska, responsable del área de Macroeconomía Global y Estrategia de Inversión en Fidelity, piensa que la Fed permanecerá en modo stand-by, lista para la acción en cualquier momento si las perspectivas muestran signos de deterioro.

“En caso de que no haya emergencias importantes, es probable que anuncie cambios en sus políticas en septiembre o más adelante durante el año basados en su revisión del marco monetario. En cualquier caso, los riesgos se encuentran sesgados hacia una mayor flexibilización acomodaticia si el virus no se controla de manera efectiva”, afirma la experta.

En esta ocasión, en lugar de tratar de generar un titular llamativo o una sorpresa a corto plazo, la Fed se está preparando para un programa de relajación en el plano económico que caracterizará gran parte de los próximos años, apunta John Bellows, gestor de Western Asset. Pero, en su opinión, la ausencia de cambios no debería interpretarse como un indicio de inacción, en vista de que la Fed tiene actualmente bastantes cuestiones sobre la mesa.

“La autoridad monetaria americana contempla un amplio abanico de herramientas, seguramente centradas en las pautas a futuro (forward guidance) y las compras de activos. Las directrices a futuro constituyen ahora una práctica estándar para los bancos centrales cuyos tipos se sitúan en el límite inferior igual a cero, y Powell insinuó claramente que la Fed adoptaría algún tipo de directriz relativamente pronto. Los comentarios sobre las compras de activos fueron más reseñables. Por segunda vez consecutiva, el presidente afirmó que las compras de activos están actualmente apuntalando las condiciones financieras, y sugirió que constituyen una herramienta que se seguirá aplicando mientras la acentuación de las políticas de relajación esté garantizada”, destaca.

Para Christian Scherrmann, economista para EE.UU. en DWS, la Fed se encuentra en una posición bastante cómoda. “Los mercados han entendido bien que la política monetaria acomodaticia está aquí para quedarse. Esto apoya la incipiente recuperación, sin que el banco central tenga que hacer nada ahora mismo. Además, no es el momento de confundir a los mercados con consejos crípticos sobre cómo se podría enmarcar en algún momento la orientación futura de las compras y los tipos de interés; o qué esperar de la larga revisión del marco en curso. Dicho de forma sencilla: las condiciones financieras sólidas son de suma importancia y la Reserva Federal ajustará el ritmo de las compras sólo al alza para apoyarlas, en caso de que surjan riesgos”, explica.

Jerome Powell ha mantenido el rumbo. Aunque la actividad económica se recuperó un poco, el futuro de la economía sigue siendo extraordinariamente incierto y la pandemia está marcando la velocidad de la recuperación. Parece evidente que las acciones de la Fed están relacionadas con la evolución del COVID-19 y la situación económica, lo que, de acuerdo con Patrice Gautry, economista jefe en UBP, debería alimentar la visión dovish y mantener una postura muy acomodaticia durante un largo período de tiempo. Es lo que están descontando los mercados, tal y como muestra el siguiente gráfico publicado por J.P.Morgan AM en su Guía de Mercados correspondiente al tercer trimestre del año.

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Como se preveía, el dato del PIB de Estados Unidos del segundo trimestre iba a ser histórico. Y así ha sido. El americano registró una contracción trimestral récord de -32,9% anualizado, aunque fue mejor que la previsión de consenso de -34,5%. Todos los componentes del PIB se vieron afectados en magnitudes récord, con un descenso del consumo del 34,6%, la inversión privada del 29,9% y las exportaciones del 64%. Esto estaba descontado. Pero lo que va a pasar en los próximos meses tal vez no.

Captura_de_pantalla_2020-07-30_a_las_19La atención se centra en las perspectivas del tercer trimestre. En AXA Investment Managers han bajado sus perspectivas a +19% desde +29%, reflejando la reaparición del virus y las nuevas restricciones. Ahora pronostican que el PIB de 2020 caerá un 4,7% (desde el 4,5%), un dato que es más optimista que el consenso -5,5%. Según David Page, jefe de Análisis Macro en la gestora, "existe el riesgo de que la pérdida de puestos de trabajo pese ahora más sobre los ingresos de los hogares, lo que aumenta la perspectiva de una desaceleración más persistente”, subraya. El virus rebrota y la economía lo sufre. Incluso si no se produjesen nuevos confinamientos masivos, se podría resentir. "Los rebrotes del virus parecen inevitables. Y a pesar de que es poco probable que algunos países paralicen de nuevo sus economías, cabe esperar que incluso los confinamientos locales tengan un efecto disruptivo", reconocen desde AllianceBernstein.