Reflexiones de Howard Marks: Por qué las buenas decisiones también fracasan o cómo invertir con incertidumbre

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“No es mejor la persona con más éxitos sino el que tiene un mejor proceso y criterio”. La última carta de Howard Marks es una reflexión sobre la toma de decisiones en un contexto de incertidumbre. Las buenas decisiones también fracasan y las malas pueden salir bien, recuerda el gestor de Oaktree Capital. Porque aunque un piense que está tomando la mejor opción, el éxito lo determinará también información relevante a la que no siempre se tiene acceso e, inevitablemente, la suerte y el azar.

Marks se nutre mucho de una reflexión del libro Decisions Under Uncertainty: Drilling Decisions By Oil and Gas Operators de C. Jackson Grayson, Jr: “No se puede juzgar la calidad de una decisión de su resultado”. Para el gestor es importante vivir con decisiones que fracasan de cuando en cuando. ¿Y qué tiene que ver todo esto con la inversión?

Pues mucho. Al igual que en los juegos (una de las grandes pasiones de Marks), el éxito no lo determina quien elige a los ganadores, sino aquellos con la habilidad de identificar las mejores propuestas. “El objetivo es encontrar casos en los que las probabilidades son generosas para un lado u otro, para el favorito o para el desvalido”, explica. Esto es, un mispricing.

Pone el ejemplo de la moda en los años 60 de invertir en los llamados Nifty Fifty, las mejores compañías y de mayor crecimiento de Estados Unidos. Compañías tan buenas que ningún precio era demasiado alto a pagar. Kodak, Polaroid… De apostarlo todo por ellas habría perdido todo su dinero, e invirtiendo supuestamente en las mejores empresas del país. “La propuesta era mala. Su precio descontaba que nunca perderían y resulta que muchas lo harían”, explica Marks.

Y lo mismo ocurre al revés. “El éxito en la inversión no llega de comprar cosas buenas, sino de comprar cosas bien”, sentencia. No es lo que compras, sino lo que pagas por ello.

A veces merece la pena apostar por el caballo perdedor. Por ejemplo, en backgammon. El jugador que siente que va ganando puede subir la apuesta con el dado de doblar. El otro jugador o bien elige asumir la derrota o seguir jugando por más. Pongamos una apuesta inicial de 5 dólares. Si elige perder, renuncia a esos 5 dólares, mejor que si sigue jugando y pierde 10, ¿no? Pues todo depende de su probabilidad de ganar. En este caso, si es superior al 25%, la perdida esperada (una pérdida de 10 * 0,75 + una ganancia de  10*+0,25) es inferior a si simplemente rindiese esos 5 dólares desde el principio. Es cuestión de valorar las probabilidades.

La carta completa de Howard Marks se puede leer aquí.