Renta fija: ¿dónde encontrar descorrelación con la renta variable?

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Foto: LendingMemo, flickr, creative commons

Combinar la renta variable con la renta fija en una proporción de 60/40 ha sido una estrategia de inversión muy popular durante décadas porque sus rentabilidades han estado inversamente correlacionadas entre sí. Cuando las acciones se comportaban mal, los bonos lo hacían bien y viceversa (en promedio). Sus beneficios compensados han permitido a los inversores construir carteras menos volátiles, gestionar las caídas del mercado y mejorar la rentabilidad.

Sin embargo, tal y como explica Sean Markowicz, estratega de inversión y análisis en Schroders, la extraordinaria respuesta por parte de la política monetaria y fiscal a la crisis del COVID-19 ha estrechado la relación entre la renta variable y la renta fija. "Por ejemplo, la correlación a seis meses entre la bolsa estadounidense y los bonos del Tesoro de EE.UU ha pasado recientemente a ser positiva, lo que hace que la diversificación de las carteras sea más difícil de conseguir que antes", afirma.

En consecuencia, diversificar la cartera se ha vuelto una misión más complicada. La mayoría de los segmentos de mercado de renta fija, el grado de correlación entre la renta variable, medida por el MSCI World ACWI Index, y los bonos se mueve entre el 0,7 y el 0,8, tal y como se indica en la última Guía de Mercados de J.P.Morgan AM.

Como ha sucedido históricamente, el high yield es el segmento de mercado de renta fija donde esa correlación es mayor. En el caso de la deuda global de alto rendimiento está en niveles del 0,8, con duraciones que están en torno a los cinco años. Exactamente lo mismo sucede con los bonos convertibles. Su correlación con la bolsa se mueve en una cota de correlación muy similar. Eso sí: con una media de duración inferior: 3,6 años.

El gran problema para aquellos inversores que quieren incorporar a su cartera activos cotizados que se comporten de manera diferente es que en los subsegmentos de mercado de renta fija más populares los niveles de correlación también son altos. Están en torno al 0,7 en el high yield europeo, la deuda emergente (corporativa investment grade y high yield) o la renta fija corporativa global. En este último caso, además, asumiendo duraciones del orden de los siete años.

Al margen de los bonos a 10 años de países como Estados Unidos, Alemania o Japón, donde la correlación con la renta variable es negativa pero la TIR es muy baja, dentro de los mercados desarrollados, para encontrar cierto grado de diversificación tendríamos que irnos al investment grade europeo (0,6), estadounidense (0,5) o británico (0,4). En el mundo emergente la mayor descorrelación la aportaría la deuda pública con grado de inversión (0,5) y los bonos emitidos en moneda local (0,4).

El caso de la deuda china en moneda local

Y, dentro de la deuda emergente local currency, si hay un activo que verdaderamente aporte descorrelación, ese es el mercado chino de deuda local. Actualmente, la correlación entre los bonos chinos emitidos en renmibis y la renta variable es negativa. Desde 2004, en cada uno de los mercados con correcciones a la baja, el activo ha dado buenos resultados. Igual que el oro, el bund alemán o la deuda pública estadounidense.

“Su correlación solo es alta con los treasuries, aunque ésta tiende a reducirse cada vez más”, afirma Stephen Li Jen, consejero delegado de Eurizon SLJ Capital. Otra de sus características es que la deuda china emitida en moneda local ha sido mucho menos volátil que la de los mercados mundiales. “Esto se debe principalmente a que el mercado está dominado por inversores nacionales. En China, el 80% de los activos de la industria está en manos de los inversores retail”, explica el experto.

Fuente: Guía de Mercados de J.P.Morgan AM correspondiente al cuarto trimestre de 2021.