Retos y oportunidades de los equipos de Operaciones: invertir en tecnología en un entorno de presión de márgenes

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Foto: Adeolu Eletu on Unsplash

La industria de fondos tradicionalmente ha sido un negocio con una envidiable consistencia en su generación de beneficios. Pero ahora las compañías de banca privada y gestión de activos se están enfrentando a un reto importante: los costes suben y los márgenes bajan, pero la demanda del cliente cada vez exige mayor inversión. Es la conclusión de un reciente estudio elaborado por la plataforma de soluciones tecnológicas de ahorro e inversión FNZ y la consultora Boston Consulting Group.

La tecnología está en el centro de ese crecimiento de los costes en la industria. Las entidades están invirtiendo para intentar ofrecer esa “experiencia perfecta del consumidor” que se da en otros sectores, como lo definen desde FNZ y BCG. Pero es que esta mayor necesidad de invertir en infraestructura llega en un momento de presión a la baja en las comisiones de los productos. Según sus cálculos, las comisiones han sido golpeadas por una enorme competencia y mayor demanda por transparencia en costes. Así, desde 2017 las comisiones han caído un 11% en el caso de fondos activos y un 35% en el de pasivos. Asimismo, los márgenes en clientes con más de 2 millones en activos han menguado un 16% desde 2017.

“Es una presión que se da a lo largo de toda la cadena de valor de bancas privadas y gestoras. Y las firmas están intentando cumplir con varios objetivos a la vez. Acelerar la transformación digital, mejorar la experiencia del cliente final y seguir creciendo sus activos”, apuntan desde la consultora. Además, lo tienen que lograr de la manera más eficiente posible en términos de coste.

Reto: mantenerse a la vanguardia tecnológica a pesar de todo

Y es que las exigencias de los clientes no entienden de entornos negativos de mercado. Según detectan en el estudio, los inversores ahora requieren de sus gestoras y bancas privadas acceso a servicios como asesoramiento híbrido, indexación y gestión de carteras.

Esto tiene un impacto directo a nivel negocio. Como apreciamos en el gráfico siguiente, en los últimos cinco años la ratio de eficiencia de las operaciones (cost to income ratio o CIR por sus siglas en inglés) ha aumentado tanto en gestoras como bancas privadas. Es una tendencia que se da de manera generalizada en la industria, pero con mayor profundidad en las firmas más pequeñas.

Hay un claro catalizador para ese mayor desequilibrio entre inversión y retorno operacional: la inversión en tecnología. Según los cálculos de BCG el peso medio de tecnología en el total de los costes operativos superó el 15% en 2022. Tanto en gestoras como en bancas privadas. Ha subido con fuerza ese gasto ya que apenas cinco años antes suponía el 13%. 

Si profundizamos en las operaciones, el gasto en tecnologías de la información ha repuntado por el desarrollo de aplicaciones y el hosting (almacenamiento) así como la migración a la nube.

Modelos alternativos: florecen los proveedores de terceros

Este mayor foco en la presión de costes está generando un cambio interesante en la industria. Una nueva ola de modelos operativos alternativos. Según el análisis de BCG, los proveedores de servicios a terceros están jugando un rol cada vez más importante para cubrir esos huecos en la necesidad de tecnología in house. “Los gestores de patrimonios y activos quieren poder centrarse en desarrollar el negocio con los clientes, por lo que valoran un socio que les permita no tener que preocuparse también de los aspectos operativos”, explican desde FNZ.

Según el estudio, la cuota del gasto en tecnología de terceros ha subido más de un 10% desde 2018. Y la previsión de FNZ es que esa externalización se siga extendiendo cada vez a más servicios. Según detectan, as ineficiencias a lo largo de la cadena de valor están llevando a las empresas de gestión de patrimonios y activos a analizar detenidamente su estructura operativa actual y a plantearse dónde deben actuar en el futuro.

Externalizar para centrarse en lo diferencial

En particular, muchas empresas se ven limitadas por la infraestructura heredada y la complejidad acumulada a lo largo de muchos años. “Para poder satisfacer la demanda de soluciones de inversión digital y patrimonios personalizados a gran escala, necesitan situar a sus empresas en una buena base económica y aprovechar las últimas novedades en aplicaciones y servicios digitales modernos; la externalización a un proveedor de plataformas integrales lo consigue”, explican desde la firma.

Y es que la complejidad operativa y las infraestructuras heredadas se extienden por toda la cadena de valor, desde la captación de clientes y la recopilación de documentos en el front-office hasta la ejecución, las transferencias y la gestión de la custodia de fondos en el back-office. “Las empresas deben considerar qué es lo que realmente las diferencia a los ojos de sus clientes”, insisten desde FNZ.

En su opinión, muchos de los procesos administrativos y operaciones son comunes entre una empresa y otra, por lo que a menudo no diferencian realmente su oferta.  “Además, algunas empresas no tienen la escala necesaria para gestionar todos los aspectos de un servicio patrimonial holístico, por lo que buscan un subcontratista que les ayude a completar su oferta utilizando la escalabilidad de su plataforma”, afirman.