Se acabó la 'excepción francesa': primeras impresiones del nuevo gobierno de Hollande

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Françoise Hollande, Flickr, Creative Commons

Nueva reorganización del gobierno de François Hollande en poco más de dos años. Tras la crisis interna provocada por las críticas al rumbo económico del ejecutivo galo — que llevaron al primer ministro Manuel Valls a presentar la dimisión de su gobierno—, Francia cuenta desde el martes pasado con un nuevo gabinete en el que repiten prácticamente todos los ministros, a excepción de los tres ‘críticos’: Arnaud Montebourg, hasta ahora ministro de Economía, Benoit Hamon, responsable de Educación y Aurélie Filippetti, ministra de Cultura.

“El cambio más relevante es el nombramiento de Emmanuel Macron como ministro de Economía”, señala Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management (filial de Natixis Global Asset Management). Macron, hasta hace unos días secretario general adjunto de la Presidencia y con experiencia en finanzas tras su paso por Rothschild, ya ejerció como asesor económico de Hollande y es el artífice de una de las medidas estrella del presidente galo: el ‘Pacto de Responsabilidad’, “un conjunto de medidas orientadas a reducir las cargas de las empresas para mejorar su rentabilidad, con el objetivo de que las empresas puedan mejorar su situación, crear condiciones para la inversión y unirse al ciclo económico mundial”, explica Waechter, para quien el nombramiento de Macron contribuirá a que el mensaje del gobierno francés —de Hollande a Valls, sin olvidar al ministro de finanzas, Michel Sapin— sea más homogéneo, tanto dentro de Francia como en la Unión Europea.

En Pioneer Investments también valoran positivamente la elección de Macron. “Es una persona muy práctica”, afirma Tanguy Le Saout, director de renta fija europea en la entidad. “Este nombramiento confirma un movimiento al centro y una posible aceleración de las reformas, lo cual es bueno, aunque los mercados juzgarán más los hechos que las intenciones”. Tanto Le Saout como Waechter opinan que, aunque los miembros más a la izquierda de la bancada socialista rechazan las reformas, lo más probable es que las apoyen en la cámara baja para evitar forzar unas elecciones generales en un momento tan delicado para el partido (las próximas están previstas para 2017).

“Los últimos acontecimientos vividos en Francia subrayan las limitaciones políticas que plantea el estancamiento económico cuando los ministros se debaten entre generar crecimiento o sanear el déficit”, explica Martin Harvey, gestor de renta fija en Threadneedle, en declaraciones a Investment Europe. “La consolidación fiscal no ha sido tan agresiva en Francia como en otros países. De hecho, el gasto público continúa contribuyendo positivamente al crecimiento económico, por lo que estos debates son, en cierto modo, una farsa”. Para Harvey, “el verdadero problema de la economía francesa es una falta crónica de potencial de crecimiento”, algo que exige la aplicación de impopulares medidas de largo plazo pero, con menos de un 20% de apoyo en las encuestas, Hollande no puede confiar en el respaldo popular.

A pesar de todo, la crisis política no parece haber afectado al mercado de bonos. “El impacto de este cambio en el mercado de bonos ha sido prácticamente nulo”, señala Tanguy Le Saout. “En este entorno de mercado, los diferenciales entre los países de la eurozona están más ligados a flujos monetarios que a los fundamentales, y parece que el bono francés se ha visto respaldado por los flujos asiáticos”, observa el experto.

Harvey, por su parte, opina que el hecho de que los inversores estén dispuestos a aceptar los riesgos estructurales que presenta la economía francesa por la prima que ofrece su deuda frente al bund alemán permite que el gobierno galo mantenga la calma ante las decepcionantes perspectivas económicas y las tensiones políticas, una situación que “probablemente se mantendrá, mientras continúe la actual ‘caza de rentabilidad’” en el mercado de renta fija.

Propuestas de mejora

Francia lleva dos trimestres sin registrar crecimiento y solo ha crecido un 0,1% en términos interanuales, la ratio de deuda sobre PIB roza el 93% y el desempleo ya afecta a 3,3 millones de trabajadores, casi un millón y medio más que en 2008. “¿Qué puede hacer el gobierno de Hollande en un país tan difícil de reformar y donde el alcance para el gasto público es limitado?”, se pregunta Pierre Chartres en una reciente entrada del blog Bond Vigilantes. El especialista de inversión en renta fija de M&G Investments comparte tres propuestas de mejora.

“En primer lugar, debería intentar simplificar el complejo régimen fiscal de Francia”, afirma Chartres, para quien “este ir y venir de impuestos sigue dañando a la economía francesa, creando incertidumbre y perjudicando la inversión empresarial. Solo en los últimos dos años, los legisladores franceses han creado 84 impuestos nuevos, por un total de 60.000 millones de euros”.

La segunda propuesta aboga por “reducir la carga de las aportaciones a la seguridad social que pesa sobre el sector empresarial. Hoy día, Francia gasta el 17% de su PIB en cuotas a la Seguridad Social, la cantidad más alta de los 28 países de la UE”. El experto opina que habría que redistribuir la financiación del “generoso sistema de bienestar francés” entre empleados y empleadores. “En Francia, casi el 70% de estos pagos los realizan las empresas. Esto tiene un efecto directo sobre el coste laboral y disminuye la capacidad de las compañías para competir en un mundo cada vez más globalizado”.

Pese a que el gobierno francés ya aprobó una desgravación fiscal de 20.000 millones de euros (mediante el mecanismo CICE) a todas las empresas francesas, “para poner a Francia en pie de igualdad con su vecina Alemania, las aportaciones a la Seguridad Social por parte de las empresas tendrían que reducirse en 80.000 millones de euros más”.

Por último, Chartres propone reducir la excesiva burocracia del mercado laboral, una de las razones por las que el país ha pasado de ocupar el puesto 18 en el informe de Competitividad Global que elabora el Foro Económico Mundial en 2012, al puesto 21 en 2013 y el 23 en 2014. “Más alarmante es que el país ocupe el puesto 116 en ‘eficiencia del mercado laboral’ (de un total de 148 países), el 135 en ‘cooperación en las relaciones entre empresario y empleado’ y 144 en ‘prácticas de contratación y despido’. La respuesta más frecuente de los participantes en una encuesta sobre cuál era el factor más problemático para hacer negocios en el país fue ‘la restrictiva regulación laboral’”, apostilla.