¿Se aplicará el sell in may and go away en tiempos de COVID-19?

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fabien-bazaneguer (Unsplah)

Las caídas de hasta el 30% vistas en el primer trimestre de este 2020 en el mercado de acciones fueron relevadas por alzas en el mes de abril que llegaron a superar el 10% en varios de los principales índices bursátiles del mundo, convirtiendo abril en uno de los mejores meses para los mercados de acciones en una década.

Las razones detrás de este comportamiento abarcan desde un puro rebote técnico hasta el aplanamiento de la curva en nuevos contagiados por el COVID-19 en muchos de los países más afectados, pasando por la cotización en mercado de la batería de medidas anunciadas por los bancos centrales y los gobiernos para limitar el impacto que en la economía tendrá el coronavirus. La pregunta es obvia: ¿será posible que se mantenga este rebote en el corto plazo o es momento de aplicar el conocido axioma del sell may and go away?

De momento, las primeras sesiones del mes de mayo parece que apuntan a ese comportamiento del inversor (el viernes 1 de mayo Wall Street se tiñó de rojo en una sesión festiva para Europa por el Día del Trabajo y esas pérdidas son las que cotizaron los índices europeos este lunes). La duda está en si esos números rojos se sucederán en las próximas sesiones. Para conocer la respuesta habrá que fijarse en varias variables.

La primera es la evolución de la pandemia en un momento en el que varios países se plantean a partir de ahora ir flexibilizando sus condiciones de confinamiento y habrá que ver si esa incipiente vuelta a la normalidad puede repercutir en un repunte de los casos de contagios. La segunda es analizar las variables económicas que se irán conociendo en estas semanas como los datos de PMI que se publican a ambos lados del Atlántico y, en el caso de EE.UU, también el dato de empleo que se da a conocer el viernes. Y la tercera es ver qué impacto tienen los resultados que siguen dando a conocer las compañías en los índices bursátiles donde cotizan.

Es de esperar que las lecturas que nos dejen estas dos últimas variables sean más negativas que positivas y, sobre todo, es de esperar que los bancos centrales no sean tan activos como lo han sido en los últimos meses, por lo que los mercados se quedarán sin la gran pata en la que se han apoyado en estos momentos de máxima incertidumbre.

“Creemos que las compras de activos de los bancos centrales explican el estado de ánimo del mercado, pero dudamos que puedan funcionar para siempre. ¿Es posible que los mercados de valores ya hayan tocado fondo?”, se preguntan desde la gestora Invesco. Desde esta firma han elaborado unas previsiones sobre qué comportamiento pueden tener los diferentes activos en función de cuál sea finalmente la factura económica del COVID-19 en los próximos 12 meses. Y como se aprecia en el siguiente gráfico, no hay ningún escenario positivo para la renta variable en ese periodo.

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Desde Natixis IM también se muestran un tanto desconfiados sobre la posibilidad de que el rally visto en abril se mantenga no tanto a corto plazo sino más bien a medio plazo. “El mercado está infravalorando lo accidentada y gradual que va a ser la reapertura, así como los riesgos de una segunda oleada de contagios tras la relajación de las medidas de confinamiento”, afirma Esty Dwek, responsable de estrategia global de la gestora francesa. De hecho, recuerda que desde el año 1920, el S&P 500 ha vivido 14 mercados bajistas y que en ellos hubo 19 bear market rallies con subidas superiores al 15%, que tuvieron una duración aproximada de 70 días. “Los mercados no están poniendo en precio la realidad de la situación. Las recuperaciones económicas llevan tiempo”, afirma.

Esa preocupación es lo que ha llevado también a Benjamin Melman, director de inversiones de Edmond de Rothschild a reducir el peso de activos de riesgo en su cartera. “El nivel de incertidumbre aboga al menos a mantener cierta cautela. Tras el rebote del mercado que tuvo lugar durante las primeras semanas de abril, reforzado por unas valoraciones algo más normalizadas e incluso bastante altas de las acciones estadounidenses, redujimos nuestra exposición a la renta variable a través de la bolsa europea”, revela.

¿Qué debería suceder entonces para empezar a pensar que en marzo se hizo un suelo en el mercado y que es posible que el rebote sea sostenible? Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, da algunas claves. “Las condiciones para que nos mostremos más alcistas con los activos de riesgo incluyen la mejora en el flujo de noticias sobre la pandemia, su cura y estrategias de salida del bloqueo, estabilización en el deterioro económico e indicadores de confianza en EE.UU y una curva más pronunciada en las rentabilidades a vencimiento de su deuda, que el gasto en China vuelva a niveles anteriores a la crisis y que las previsiones de beneficios se alineen de manera más realista con la contracción de la actividad económica”, concluye.