Señales de que estamos a las puertas de un cambio de régimen político y económico

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Firma: Annie Spratt (Unsplash).

El choque de una demanda excesiva y una oferta suficiente ha despertado con fuerzas la dormida inflación. Las cifras de IPC que se están publicando estos días simplemente son el recuerdo de los tiempos tan extraordinarios que nos está tocando vivir. Para Didier Saint-Georges, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac, lo importante es entender en qué parte del ciclo económico nos encontramos. Y la realidad es que la impresionante respuesta monetaria y fiscal ante la pandemia ha acelerado el movimiento del ciclo. El paso de una contracción al crecimiento ha sido cuestión de meses. 

La gran pregunta que se están haciendo los inversores estos días es: ¿Es transitoria esta inflación? Por ahora, es demasiado complejo de responder.

Por un lado, hay factores a medio plazo, señala Saint-Georges. Es innegable, las cifras de crecimiento que vamos a ver los próximos dos años van a ser impresionantes. Los organismos oficiales hablan de no menos del 10% en Estados Unidos y del 8% en Europa. Son número históricos. Y en opinión del experto, inevitablemente derivarán en tensiones salariales. “Un crecimiento así puede crear un riesgo de sobrecalentamiento de la economía”, advierte.

Ya estamos viendo señales de movimiento en Estados Unidos. Cada día salen nuevos titulares de compañías que se ven forzadas a elevar su salario mínimo para cubrir sus vacantes. “Así que puede que la inflación estadounidense no sea solo cosa de un suspiro”, apunta Saint-Georges.

Un cambio de régimen. ¿Adiós a la era liberal de Reagan?

Por otro lado está el largo plazo. Y aquí es donde las cosas se ponen más complicadas. En opinión de Saint-Georges, es posible que estemos a las puertas de un cambio de régimen. De una completa transformación del paradigma político. Ya ha empezado en Estados Unidos.

Durante los últimos 12 años, y a pesar de los pronósticos de los agoreros, la política monetaria apenas ha inmutado a la inflación. Y esto se debe a que la masa monetaria nunca llegó a la economía real. Las inyecciones económicas de los bancos centrales permanecieron en el sistema financiero. La velocidad del dinero, que mide el flujo, de hecho, cayó. El QE sirvió para el desapalancamiento y limpieza de balances. Y la única inflación real se vivió en los activos como la bolsa y bonos.

¿Y ahora? Aquí esta el gran cambio. La masa monetaria (m2) se ha disparado tras esta crisis. Es el dinero en la economía real. La clave está en que ahora el régimen político va a favorecer la tendencia. “El liberalismo radical que inició el presidente Reagan está cambiando tras la victoria de Biden. Es un reverso político. Se habla de más intervención del gobierno, más gasto público, más impuestos, más regulación”, analiza Saint-Georges. Son políticas que apoyan el repunte de la inflación.

Y esto tendrá sus implicaciones para los mercados. Los bonos han corregido ligeramente en lo que va de año, pero aún se mueven en un rango similar a los últimos años. “Un cambio de régimen en Estados Unidos no pasará desapercibido en los demás mercados de deuda”, alerta el experto.

En cuanto a la bolsa, la inflación tiende a generar una rotación a los cíclicos. Y así lo estamos viendo. Pero en su opinión, hay fuerzas deflacionarias aún en marcha. Principalmente, los niveles históricos de deuda pública. Son un techo para las subidas de tipos de interés.

Por eso, en la cartera de fondos como el Carmignac Patrimoine, mantienen un equilibrio en su posicionamiento. Se están protegiendo de la inflación con bonos ligados a la inflación (bonos de EE.UU a 5 y 10 años), están cortos de tipos core, y tienen exposición a cíclicos, materias primas europeas e índices bancarios. A su vez, tienen apuestas de generación de alpha con nombres en crédito y acciones de alta visibilidad growth. Específicamente, compañías de calidad con capacidad de fijación de precios.