Los expertos esperan que la inflación en EE.UU. y en la Eurozona continúe aproximándose al 2% el año que viene. Su evolución condicionará la a actuación de los bancos centrales en los próximos meses. Con esta dinámica, 2025 sería otro año favorable la renta fija, pero siendo selectivos.
¿Será 2025 un buen año para la renta fija? Estos son los activos preferidos por las 10 grandes gestoras españolas
El crecimiento no ha impedido que la inflación vuelva a niveles cercanos al objetivo de los bancos centrales y, si bien el proceso desinflacionista ha finalizado, no se detectan riesgos de aceleración. La estabilidad en la inflación es suficiente para que los bancos centrales mantengan vivo el proceso de bajada de tipos, lento y gradual, hasta encontrar el nivel de tipos más bajo compatible con una inflación estable.
El mercado ha vuelto a poner en precio una divergencia en la política de la reserva Federal y del Banco Central Europeo, y somos escépticos ante esta realidad. Es cierto que el crecimiento es más vigoroso en EE. UU. que aquí y, por ello, el tipo de intervención es actualmente superior allí. El crecimiento ha sido insensible a los tipos de interés, altos o bajos, tanto allí como aquí. Las bajadas de los Bancos Centrales seguirán siendo explicadas por la inflación, no por el crecimiento. En este sentido la foto es bastante parecida a ambos lados del Atlántico, una inflación que en sus componentes más estructurales se ha estabilizado en niveles superiores a los previos a la pandemia (dos puntos más), pero que no se acelera. Con ese escenario, los dos bancos centrales seguirán bajando tipos, pero con prudencia como se ha visto hasta ahora.
Nos gustan las posiciones de valor relativo entre ambas curvas y las posiciones de positivización, especialmente en EE. UU. También somos favorables a las primas de riesgo en crédito y en la deuda soberana de España e Italia.
1/10El entorno sigue siendo positivo, ya que estaremos metidos de lleno en el ciclo de bajadas por parte de los bancos centrales. Aunque puede haber alguna corrección al alza de la curva de tipos, no esperamos que sea sostenida en el tiempo. Si hablamos de soluciones de ahorro, los retornos de los activos monetarios siguen siendo positivos asumiendo riesgos mínimos y esperamos buen comportamiento tanto de las letras del Tesoro europeos como de las emisiones de deuda de las empresas privadas.
Para aquel inversor que pueda asumir algo más de riesgo nuestro activo preferido sería el crédito. Si bien los diferenciales están en niveles ajustados (más en EE. UU. que en Europa), creemos que tanto los fundamentales del sector privado como la fuerte demanda por activo gracias a su perfil de carry impedirá sobresaltos a nivel general. Como siempre, recomendamos una cuidadosa selección de valores, centrándonos en aquellos emisores sólidos, ya que un entorno de crecimientos ajustados supondrá un reto para aquellas compañías con fundamentales más débiles. El sector bancario sigue estando favorecido por la pendiente de la curva y un nivel de diferenciales más elevado.
Por la parte de deuda soberana esperamos retornos positivos, aunque estaremos pendientes de un fuerte calendario de emisiones para hacer frente a déficits fiscales. En este caso, podemos ver una continuidad del movimiento observado este año, donde la deuda de los países periféricos ha tenido un mejor comportamiento respecto a los países core, debido a mejores perspectivas de crecimiento. La deuda pública francesa puede seguir siendo foco de incertidumbre, debido a la falta de consenso político en el país vecino. La inversión en bonos ligados a inflación puede ser una buena alternativa en caso de una mayor resistencia a la baja por parte de los precios, que pueda generar un entorno de bajadas inferior al descontado en la actualidad. Conforme avance el año, pensamos que la parte intermedia de la curva ofrecerá mayor atractivo debido a su pendiente y potencial ajuste del tipo terminal.
2/10La inflación en EE.UU. y en la Eurozona continuará aproximándose al 2% en 2025, pero nuestra proyección no muestra una senda tan cómoda como pudiera pensarse, ya que en EE.UU. la inflación general media sería del 2,4% y la subyacente ligeramente superior. En la Eurozona la subyacente sí llegaría al 2% en la segunda parte de 2025. Por tanto, la Fed podrá bajar los tipos en principio unos 100 puntos básicos, mientras que el BCE tiene por delante a priori una senda más despejada hasta dejar el tipo de depósito en nuestro objetivo del 2%. Con esta dinámica, 2025 sería otro año favorable para la renta fija de los gobiernos desarrollados, con rentabilidades esperadas positivas y capacidad de impulsar de nuevo las carteras más conservadoras. También los bonos de países emergentes resultan atractivos, porque tienen rentabilidades diferenciales y la mayoría de sus bancos centrales están inmersos, también, en un ciclo de bajadas de tipos. Evitaríamos los activos de mayor riesgo, en los que la valoración actual no deja un cierto margen de seguridad para un entorno general peor que el que hemos descrito previamente.
3/10En renta fija, vemos un año de dos mitades. En la primera parte del año, los mercados de renta fija continuarán beneficiándose de la continuación relajación monetaria en una economía con modesto crecimiento y menor inflación. Sin embargo, en la segunda mitad de año, el nivel alcanzado por las curvas ofrecerá ya un menor valor relativo, y por ello pensamos que la renta variable ofrecerá mejores oportunidades. En este contexto, el paso progresivo hacia productos mixtos será el camino idóneo.
4/10El escenario actual, con los bancos centrales en proceso de bajada de tipos, invita a posicionarse en duraciones elevadas frente a los fondos monetarios, que han tenido protagonismo durante los últimos años, pero ya se encuentran claramente al final de su ciclo. Por otro lado, en el ámbito del crédito corporativo, encontramos valor, tanto en el segmento grado de inversión, que a pesar de estar en niveles exigentes en términos históricos continúa devengando una rentabilidad atractiva, como en los bonos de alta rentabilidad, favorecidos por un entorno de tipos más bajos, suave desaceleración económica y bajas tasas de mora.
Por último, destacaríamos también los bonos periféricos, tanto de Italia como de España, como fuentes de rentabilidad extra, en la medida en que sigan aprovechando el estrechamiento de los diferenciales con respecto a Alemania.
5/10La renta fija sigue siendo atractiva por el carry que ofrece aunque ha habido una compresión importante en los spreads de crédito, lo que nos hace estar algo más prudentes para comenzar el año. Aunque seguimos sobre ponderados en crédito Investment Grade, hemos reducido algo la exposición. Dentro del crédito seguimos positivos en financieros frente a corporativos por el diferencial de tipos y la solvencia del sector.
6/102025 volverá a ser un buen año para la renta fija. A pesar del descenso de las curvas desde el inicio de verano, parcialmente revertida en Estados Unidos en octubre y noviembre, continúan estando por encima de los niveles medios de los últimos diez años. Y esperamos que tanto el BCE como la Fed continúen recortando los tipos de referencia. Aunque ahora las curvas de deuda soberana están prácticamente planas tanto en Estados Unidos como en la eurozona, los recortes de los tipos de intervención que esperamos alimentan nuestra preferencia por los tramos cortos y medios de las curvas, con cierta preferencia por la deuda europea ante la eventualidad de que el BCE pueda verse obligado a bajar los tipos algo más de lo que descuenta actualmente el mercado.
Respecto al crédito, e igualmente favoreciendo los tramos cortos de la curva, son atractivos los bonos con calificación de grado de inversión (que han mantenido los spreads durante el año) tanto por sus rentabilidades a vencimiento cercanas al 3% en euros, como porque esperamos que el repunte de los defaults sea modesto. En cuanto a los bonos por debajo del grado de inversión o high yield somos más prudentes, aunque en un entorno en el que el crecimiento económico aguanta, también pueden ser una oportunidad las emisiones en euros de plazos cortos en el tramos de más calidad crediticia (BB/B).
Finalmente, la deuda emergente se verá soportada por el entorno macroeconómico que esperamos, aunque preferimos las emisiones denominadas en divisa fuerte por el riesgo cambiario que puede suponer la política arancelaria de la administración Trump.
7/10Los tipos han bajado y las primas de riesgo se han reducido, pero seguimos viendo valor en la renta fija, tanto en términos nominales como reales. Y aunque las primas de riesgo de crédito han estrechado bastante, en un escenario económico relativamente benigno, no es previsible un aumento significativo en los impagos, lo que hace que la renta fija privada siga ofreciendo buenas perspectivas. Seguimos apostando por la deuda del sector financiero, porque pensamos que el contexto sigue siendo favorable para el sector, que sigue gozando de una situación de alta rentabilidad para el negocio, lo que le permite continuar reforzando su posición de capital.
8/10En renta fija somos constructivos dado el entorno de normalización monetaria en marcha y la previsible estabilización de los precios, especialmente en Europa. Pensamos que las curvas seguirán positivizándose y adquiriendo algo más de pendiente en los próximos meses por bajadas en el tramo corto y ligeros repuntes en la parte media y larga. En EE.UU. vemos algo más de riesgo en el comienzo del año por la posibilidad real de ver una cierta reflación durante los primeros meses, pero aprovecharíamos tácticamente repuntes de los treasuries para tomar posiciones. En general, partimos de un carry bastante atractivo y vemos un riesgo limitado en términos de duración, a pesar de lo cual por el momento apostamos por mantener duraciones medias. Será un año volátil con fuertes movimientos ligados a la evolución de los datos, por lo que ser flexibles y muy tácticos será importante. Aunque el crédito lo vemos soportado en un entorno donde no se vislumbra recesión, creemos que está muy caro históricamente y deja muy poco recorrido. Somos muy selectivos, centrándonos especialmente en plazos cortos.
9/10En renta fija también creemos que las previsiones invitan a ser optimistas ya que el nivel general de los retornos continúa siendo atractivo. Destacaríamos los bonos corporativos con grado de inversión ya que a pesar de que el comportamiento ha sido muy positivo este año y los diferenciales han caído hasta rozar mínimos históricos, los balances de las empresas siguen siendo sólidos y cuentan con abundante liquidez. La tasa de impagos continúa en niveles bajos y no prevemos que repunte de forma importante en un escenario de relajación de los tipos de interés. En los bonos de alto rendimiento creemos que, a pesar de que los niveles de rentabilidad son atractivos, hay que ser selectivos y evitar aquellas compañías con un alto nivel de apalancamiento, ya que serían las más vulnerables en un entorno de empeoramiento de la actividad económica. Por otra parte, creemos que la deuda pública de la zona euro se beneficiará de un entorno de recortes de tipos más agresivos por parte del Banco Central Europeo, si bien, podríamos ver algo más de volatilidad en aquellos países con abultados déficits públicos.
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