Lorenzo Dávila, fundador de Lorenzo Dávila EAFI
En la actualidad copan entre el 2% y el 3% del mercado, pero en otros países que nos llevan años de adelanto, como Reino Unido, el porcentaje se acerca el 80%. Aunque Lorenzo Dávila, fundador de la EAFI que lleva su nombre, no cree que se lleguen a esas tasas, considera que el inversor más cualificado debería terminar acudiendo a los asesores independientes si no como primera opción, al menos para buscar “una segunda opinión médica”. De ahí que considere que su número debería crecer, desde las 40 que hay registradas en la CNMV hasta un mínimo de 300 entidades, que deberían alcanzar una cuota de volumen de mercado del 50% pues, si no lo hacen, significaría que han fracasado a la hora de comunicar el sentido de la figura y de “educar” a los clientes.
De hecho, para Dávila, el reto más importante que afrontan las EAFI es que se conozcan, que se sepa de su existencia y el valor añadido que ofrecen. “El asesor independiente ha de poner en valor su capacidad de análisis y de planificación financiera, adecuándola al perfil de riesgo de cada cliente”, afirma. Y es que, entre los problemas que divisa para su consolidación está el de la escasa cultura financiera española, algo que los asesores pueden mejorar. “Muchos invierten en depósitos y huyen de los productos que no conocen y ahí entra la labor de comunicación y formación de las EAFI, que consiste en ganar la confianza del cliente”, señala.
Una labor a la que debe contribuir la asociación ASEAFI, de la que es miembro, que beneficiaría a todo el sistema financiero y que constituye la lucha, sobre todo, de las primeras EAFI. Dávila fue la número 19 en registrarse en la CNMV y de las primeras personas físicas autorizadas, un camino aligerado gracias al trabajo del Consejo de Economistas, y un negocio nacido sin retrocesiones, mantenido únicamente de los ingresos derivados del cobro al cliente. “Es una figura que se está probando y cada uno va por un camino distinto”, afirma, asegurando que respeta todas las opciones aunque reconoce que lo ideal sería renunciar al cobro de las retrocesiones.
Sastre a medida de los grandes patrimonios
“En nuestro negocio no tiene sentido, porque es el modelo más puro, un modelo muy anglosajón, que combina tanto una clientela institucional –entre ella, hedge funds-, para la que hacemos análisis y asignación de activos, como la de grandes patrimonios, por encima de 3 millones de euros, a la que elaboramos trajes a medida”, afirma. Una clientela que valora esa independencia, posible gracias en gran medida a un buen equipo de análisis. Dávila define su trabajo como el de un artesano, un sastre de alta costura cuya labor ha de diferenciarse claramente de la de otros negocios.
Para Dávila, la EAFI garantiza por ley la independencia y el alineamiento con los intereses de los clientes. Por eso es tan distinta de la banca comercial, que no realiza asesoramiento, sino mera distribución de productos y se dirige más al ahorrador que al inversor, y también de la banca privada, aunque distingue dos tipos de negocio: el que cuenta con arquitectura cerrada, muy cerca de la banca comercial, y el que incorpora la arquitectura abierta, un modelo más próximo al de asesor financiero y con ciertos visos de independencia, si bien sigue ligado a las comisiones.
“La mayoría de las EAFI vienen del mundo de la banca privada y a veces no cuentan con un buen sistema de información y análisis y han cobrar retrocesiones, pero las que provienen del sector no estrictamente bancario, con herramientas de análisis ya desarrolladas y una buena clientela, saben poner en valor el servicio que ofrecen y por ello no necesitan esas comisiones”, afirma Dávila. Con todo, reconoce que muchas entidades viven de ellas y que, si se prohibieran por ley como ocurre en Reino Unido, sólo quedarían las grandes. También da la bienvenida a la competencia foránea, siempre que esté supervisada y registrada, y lo ve como un crecimiento natural del negocio.
Productos más internacionales y resistentes a la crisis: Reits y materias primas
Aunque no vislumbra próximas fusiones, cree que algunas personas físicas podrían agruparse para compartir servicios o instalaciones, algo que ocurre también en el mundo de la banca privada con los agentes financieros. Y recuerda que, en todo caso, las EAFI no deben ser enemigas del banco, pues no pueden realizar sus funciones. Dávila considera que la regulación de los asesores independientes acabará siendo más estricta y alaba la labor de la CNMV.
Con respecto a su visión del mercado, se muestra pesimista y cree en la posibilidad de la llegada de una doble recesión. “EEUU podría volver a recaer y arrastraría a todas las economías del mundo, incluyendo Europa, Japón y los emergentes”; una perspectiva que le impulsa a recomendar salir de una renta variable “sobrevalorada y que sufrirá en los próximos meses”, y a posicionarse en productos menos conocidos en el mercado español pero que resisten mejor, como los Reits en Europa y EEUU o las materias primas.