¿Son los ETF una alternativa válida a los futuros?

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Este año va camino de convertirse en un ejercicio histórico para la industria de ETF en término de entradas netas. Desde enero, las captaciones alcanzan los 228.000 millones de euros. “Si sigue esta tendencia, 2014 será un año récord”, afirma Iván Pascual, director de ventas de iShares para Iberia. En su opinión, el impulso que están registrando estos productos va a continuar porque el grado de conocimiento de los ETF es cada vez mayor lo que, por un lado, está haciendo que los ETF vayan ganando cada vez más adeptos y, por el otro, que los inversores que acostumbraban a utilizar estos vehículos les estén descubriendo nuevos usos. Uno de ellos es utilizar los ETF como alternativa a los futuros, lo cual ya hacen los inversores más avanzados en el manejo de estos instrumentos.  

Según Pascual, “los inversores los utilizan como herramientas de indexación. Para la industria de gestión pasiva, este es un nicho de crecimiento muy importante, dados los importantes volúmenes que existen en el mercado de futuros”. Actualmente, existe en el mercado un gran debate sobre la idoneidad o no de utilizar los ETF como alternativa a los futuros. Para el director de ventas de iShares en Iberia todo depende de dos factores: el horizonte temporal de la inversión y si el inversor busca o no apalancamiento. “El futuro no es la mejor herramienta para invertir a medio-largo plazo. Si no buscas apalancamiento (el experto calcula que el 25% de los que utilizan ETF no lo hacen) y el horizonte temporal de la inversión es superior a un año, el ETF es un producto más eficiente”, afirma.

A su entender, el uso de los futuros tiene sus inconvenientes. “El rolling del futuro introduce un problema operativo y de coste. Ganar exposición al mercado a través de derivados puede resultar, en algunos casos, mucho más costoso que hacerlo a través de un fondo cotizado. Poniendo como ejemplo un ETF sobre el S&P 500, la réplica con futuros tiene un coste anual de 41 puntos básicos, mientras que hacerlo con un ETF de 12 puntos básicos. Eso se debe a que las mesas de tesorería de las entidades bancarias se financian con unos costes más elevados que antaño, lo cual trasladan al coste final del futuro. Además, está la cuestión de que vivimos en un mercado asimétrico con sesgo comprador. En un mercado alcista, en el que hay más compradores que vendedores, la cobertura que pueden hacer los bancos es más complicada”.

Es por todo ello por lo que el responsable de iShares considera que el tracking difference es más favorable en algunos casos vía ETF. Pascual calcula que, actualmente, en el mundo hay 358 ETF con un patrimonio superior a los 1.000 millones de euros. “El volumen de activos se traduce en reducción de los spreads. De los 80 futuros que hay sobre los índices, solo 20 son líquidos. Es por ese motivo por el que los inversores que tradicionalmente habían venido mostrándose muy activos en el uso de los futuros se plantean invertir en ETF”. El mayor uso que estos inversores hagan de los ETF como instrumentos financieros alternativos a los futuros será en el futuro un importante nicho de crecimiento para la industria de gestión pasiva.

“Hasta ahora, la investigación en el mercado sobre esta cuestión era más bien escasa, si bien en los últimos meses determinadas instituciones bancarias como BNP Paribas o Bank of America han empezado a emitir algunos informes sobre este tema. La respuesta que estamos recibiendo por parte de nuestros clientes es tremendamente positiva porque previamente ya existía un debate muy intenso sobre este asunto. En España, la aceptación de esta idea está en un gestor de un plan de pensiones que mantiene una exposición mínima del 5% a renta variable y máxima del 20%. El 5% lo invierte con el ETF y, cuando busca incrementar exposición, lo hace recurriendo a los fondos cotizados o al mercado de futuros, según le resulte más conveniente”, revela Pascual.