El presidente de la Reserva Federal (FED), Ben Bernanke fue enfático sobre el futuro del Quantitave Easing (QE), al cual no se le ve un final antes del 2015. Sin embargo, los formadores de opinión, y en particular los analistas de los grandes bancos de inversión norteamericanos, hacen poco caso a sus declaraciones y pronostican el retorno del treasury a 10 años a niveles del 3% para finales del 2013, que es un rendimiento de 40 puntos básicos por encima de los niveles de la semana que recién culmina.
Como es de esperarse, nada es blanco y negro en el escenario que se desarrolla, pues así como se esperan tasas de interés más altas a finales del 2013, también hay quienes pronostican una reducción de la volatilidad de los rendimientos en las próximas semanas, que se traduciría en tasas de retornos inferiores a las actuales. Esta disminución crearía oportunidades de compra que se traducirían en potenciales ventas, una vez que toquemos nuevos retornos mínimos. Tenemos pues, un juego servido para quienes se atreven a surfear sobre estas olas de volatilidad.
Afortunadamente todo no es malo para el mundo de la renta fija denominada en dólares, pues según reporta Moody's Investors Service, la tasa de insolvencia de los bonos de alto rendimiento norteamericanos ha caído de 3,3% a 2,9% en un año, lo que reduce algo de presión a los mercados, pues no se hace necesario sumar grandes consideraciones de riesgo crediticio además de las ya existentes sobre los tipo de interés.
Surfear en estas aguas de la volatilidad se ha vuelto más complicado que en el periodo previo a la crisis financiera del 2008, pues hoy en día, gracias a la Dobb-Frank Act del 2010, que redujo la capacidad de los grandes bancos de EE.UU. para mantener carteras propias de títulos valores y a la concentración de títulos en manos de ETF y fondos mutuales, podemos encontrar situaciones en las que los grandes inversionistas institucionales se ven en la obligación de vender títulos para hacer frente a los retiros de fondos de los inversionistas finales, a quienes estos representan y no encuentran intermediarios con suficiente músculo financiero para encarar esta oferta masiva de títulos valores. Esta es la situación que hemos visto sucederse una y otra vez en las últimas semanas.
Los retiros de 2 millardos de dólares semanales, que en promedio han sufrido los fondos mutuales y ETFs desde mediados de mayo del presente año según reporta la prensa norteamericana, ayudan a explicar esas fluctuaciones de precios inter diarias de la familia de los treasuries que no habíamos vivido en la historia reciente, y que por supuesto se contagia al resto de la familia de renta fija, con la honrosa excepción de los bonos de tasa variable.
Los títulos venezolanos de renta fija denominados en dólares, que son vehículos usados para aumentar el retorno de portafolios institucionales, y a la vez para apostar a fuertes fluctuaciones de las tasas interés, nos han dado en la semana pasada una clara demostración de lo que significa volatilidad en este nuevo contexto de tasas con potencial al alza, con movimientos de hasta 200 puntos básicos dentro de un mismo día y la presencia irregular de compradores y vendedores en momentos álgidos cuando el mercado apunta claramente a la baja, o sorpresivamente comienza a corregir la caída de precios de sesiones previas.
Nuestro consejo para quienes quieren transar en estos momentos, es que prefieran tomar posiciones en títulos individuales, antes que en fondos mutuales y afines, para evitar sufrir las pérdidas ocasionadas por los rescates nerviosos de otros inversionistas coproprietarios de estas carteras. Así mismo, aprovechar los picos de volatilidad reflejados en subidas nerviosas del rendimiento de los treasuries a 10 años, o en incrementos del índice de volatilidad VIX (medida de riesgo sobre opciones del S&P 500), para comprar esos títulos que siempre hemos querido, pero que en un pasado reciente veíamos como muy caros.