¿Tiene sustento la teoría del desastre y la corrección de los activos de riesgo?

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oatsy40, Flickr, Creative Commons

Desde finales del pasado año y comienzos de este ejercicio, existe una gran parte del mercado que está perdiendo la confianza en él y anticipando un desastre generalizado que está afectando, sobre todo, al comportamiento de los activos de riesgo de un modo muy significativo. “Y muy exagerado”, según la opinión de Álvaro Sanmartín, economista jefe y asesor del fondo Alinea Global en MCH Investment Strategies. Pero, ¿cuáles son los elementos que están contribuyendo a generar este miedo? Y, sobre todo, ¿están justificados?

A juicio del gestor español, pueden resumirse en cuatro: “miedo a una desaceleración abrupta en China que afecte al crecimiento global, miedo a que la caída del crudo perjudique mucho a las economías emergentes, miedo a que Estados Unidos no esté tan fuerte como parecía y miedo a que ya no se pueda contar tanto como antes con los bancos centrales”. Sin embargo, considera que “ninguno de los elementos anteriores es tan fiero como lo pintan”.

Más que mirar hacia China tan negativamente como muchos analistas hacen hoy día, habría que detenerse a observar todos los progresos que el gigante asiático está haciendo en el cambio de su modelo de crecimiento. “Los últimos datos atestiguan que el consumo privado en China cada vez explica un porcentaje más grande de la demanda. Y, por el lado de la oferta, la pérdida de peso de la industria tradicional está dando paso a un protagonismo creciente tanto del sector servicios como de nuevas industrias con mayor contenido tecnológico”, explica Sanmartín.

En EE.UU., la creación de empleo del cuarto trimestre de 2015 fue la mejor de todo el año. Junto a las buenas perspectivas para el consumo privado y para el sector inmobiliario y de servicios, “lo cierto es que el escenario más probable para el 2016 no es en absoluto negativo”, prevé el economista jefe y asesor de Alinea Global.

Uno de los mensajes de calma que lanza Sanmartín es que tiene poco sentido tratar como aditivos los dos riesgos que muchas veces se señalan como los más serios para la economía mundial: la desaceleración en China y la subida de tipos de la Fed. “Las dos cosas no pueden suceder simultáneamente. Si China de verdad desacelera fuertemente y eso genera problemas para la economía global, algo que no es nuestro escenario, la Fed no subirá tipos. Además”, añade, “BCE y BoJ siguen con el gatillo preparado para hacer todo lo que sea necesario si las cosas se complican”.

En Europa, por su parte, hay importantes vientos de cola que favorecen al Viejo Continente. “Pese a que muchos se empeñen en señalar lo contrario, un precio del crudo bajo es bueno para Europa, no malo, sobre todo si como es bastante probable este bajo precio se explica por aumentos importantísimos de oferta y no por caída de la demanda”, tranquiliza.

El petróleo es la última de las incertidumbres y, como toda duda, puede albergar varias interpretaciones. “Una caída del crudo es tan mala para quien la produce como buena para nosotros, que lo consumimos. Y, por mucho que caiga el crudo, es imposible que influya de un modo permanente en la inflación”, expone Sanmartín, para quien de este contexto se pueden extraer dos conclusiones generales.

La primera, que “los mercados de renta variable, sobre todo en Europa, están corrigiendo en exceso”. Y una segunda que pasa por que “los tipos a largo plazo en las deudas públicas de los países core están reflejando un escenario de estancamiento y cuasi deflación global que no es ni mucho menos el más probable a futuro”, sentencia.