Tras el boom de 2020, ¿qué le espera a la inversión sostenible?

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, María Folqué (FundsPeople), David Sánchez (Santalucía AM), Claudia Antuña (Afi Inversiones Globales), Louis Stevens (Liontrust), Almudena Cansado (Unigest) y Jorge González (Tressis).

La sostenibilidad se ha convertido en un mantra de la inversión, y no por motivos taumatúrgicos, sino mucho más terrenales: en los peores momentos de la reciente crisis provocada por el coronavirus las estrategias que han incorporado criterios ASG han aguantado mejor que las tradicionales. Pero ese momento crítico ya ha pasado, ¿y ahora qué?

Sobre las oportunidades que hay actualmente en la inversión sostenible debaten analistas, gestores y selectores en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por Liontrust.

Ganadores y perdedores al ritmo del cambio climático

Parece que las oportunidades de inversión en este ámbito siguen totalmente vigentes tras la demostración de fuerza exhibida por este tipo de soluciones en los últimos tiempos. David Sánchez, responsable de Selección de Fondos en Santalucía AM, destaca sobre todo los temas relacionados con la Agenda 2030, especialmente con la mitigación del cambio climático. “Habrá nuevos negocios, nuevas formas de hacer las cosas. Nos encontraremos con sectores que experimentarán un gran desarrollo, como el tecnológico o el de las infraestructuras, y otros que sufrirán cambios para poder adaptarse a las nuevas necesidades que surgirán de cara a cumplir con esos objetivos de 2030”.

Además, apunta que también habrá ganadores y perdedores en los sectores más maduros. Entre los primeros, “las compañías que sean capaces de adaptarse a un mundo que cada vez es más exigente con los criterios ASG y, por lo tanto, también con las empresas que están en los sectores más tradicionales”. Entre los segundos, los que adolezcan de esa capacidad de adaptación.

Para encontrar oportunidades en este entorno es importante también la aproximación que se haga a los criterios ASG. Uno se puede centrar en los best in class o en aquellas compañías que van a ser las ganadoras del futuro. Según explica, “es importante no solo focalizarse en las empresas que ya están ahí y lucen buenas ratios de sostenibilidad sino también en aquellas que estarán dentro de un tiempo”. Quizá, de hecho, sea en este segundo grupo donde  se encuentren las oportunidades más atractivas.

La contribución de la industria al desarrollo de la ASG

Habrá una serie de sectores y actividades que se vean más favorecidos por los flujos de inversión. Pero Claudia Antuña, analista de inversiones en Afi Inversiones Globales, pone el foco en otra derivada de esta evolución, en la importancia de que la industria de la gestión de activos tenga la oportunidad de contribuir a desarrollar la sostenibilidad.

Y esto se consigue, “no solo premiando a empresas que tienen buena puntuación y buena base en materia ASG, sino también apoyando a aquellas compañías, que por la propia naturaleza de su actividad tengan limitada la generación de un impacto positivo, o que estén mejorando su perfil ASG. Es decir, se trata de ser parte de la solución y contribuir a esa transición para que este modelo sostenible sea posible y se haga de manera gradual”.

Además, destaca el entorno de mercado favorable que existe en la actualidad. Por un lado, “la sensibilidad por parte del inversor, del cliente, es mayor. Ya no es suficiente saber únicamente el retorno financiero de sus inversiones sino que también desean conocer cómo se ha llegado a él”. Por otro lado, “la regulación está empujando y está provocando que el sector se desarrolle a una velocidad que no habíamos visto antes en la industria de la gestión de activos. Ha desencadenado la llegada de profundos cambios en los modelos de negocio de las gestoras”.

Importante desarrollo en Europa, pero no a nivel global

Almudena Cansado, gestora de Fondos de Fondos en Unigest (Grupo Unicaja Banco), coincide y destaca que “2020 ha supuesto un antes y un después para muchas cosas en nuestra vida, pero sobre todo para apoyar la incorporación de la sostenibilidad al mundo de las inversiones”. Hay que aprovechar el momento, ese entorno en el que está creciendo el interés del inversor por saber cómo afecta su inversión a un nivel socioambiental y el apoyo de los gobiernos y la regulación. Entre otras cosas porque hay mucho camino por recorrer y ninguna ayuda sobra.

“Esto es el origen, tenemos la suerte de poder participar de este proceso en el que todavía queda mucho por hacer”, afirma. Considera que, “gracias al apoyo de los gobiernos a nivel mundial y de la regulación que se está imponiendo, vamos a dar el paso hacia esa nueva forma de invertir”. Aporta un dato: la penetración en Europa está en un nivel bastante adecuado, de 4.000 fondos de Morningstar sostenibles, el 75% son europeos. “Pero a nivel mundial la foto deja mucho que desear. Es una oportunidad poder formar parte de esa transición”.

Más productos disponibles y más transparentes

Además de todas las oportunidades comentadas, Jorge González, director de Análisis en Tressis, destaca otras dos que ofrece la sostenibilidad a la hora de construir carteras. En primer lugar, explica que el hecho de que cada vez más inversores estén interesados por estas estrategias provoca la ampliación de la gama de productos disponibles. Y, a su vez, “la aparición de nuevos fondos en otras regiones nos posibilita crear carteras sostenibles mas diversificadas que hace seis años. El hecho de que todo crezca nos permite construir carteras mas robustas que en 2014 o 2015, cuando la industria estaba menos avanzada y se podían incluir menos instrumentos en las carteras sostenibles”.

La segunda oportunidad tiene que ver con la nueva regulación europea de divulgación de información relativa a la sostenibilidad (SFDR). A su juicio, el hecho de hacer una clara distinción entre los fondos artículo 8 y artículo 9 es muy positivo (1). Asegura que en el caso de su entidad empezaron a incluir productos más de impacto en 2019, “y han sido los que mejor retorno versus riesgo nos han aportado a las carteras”.

Está convencido de que a medida que se haga esta distinción, y todos sepamos lo que hay en unos fondos y en otros, “nos vamos a encontrar con productos artículo 9 muy buenos, capaces de generar atractivas rentabilidades vs. volatilidad, que van a suponer una buena oportunidad para completar con ellos nuestras carteras”.

Tres motores de crecimiento: rentabilidad, demanda, regulación

A modo de conclusión, Louis Stevens, del equipo de inversión sostenible de Liontrust, pone sobre la mesa las tres razones por las que considera que tener una estrategia de inversión sostenible sólida es interesante para los inversores. La primera, y más importante, la rentabilidad: “Hay muchas pruebas empíricas que demuestran que las empresas que gestionan mejor los criterios ASG de su negocio son mejores inversiones, ya que generan rentabilidades mayores. Y por si la evidencia empírica no fuera suficiente, solo hay que mirar la rentabilidad de nuestros fondos sostenibles o la de los productos de algunos competidores”.

El segundo motivo, hay cada vez más interés por estas soluciones por parte de los clientes: “La gente es cada vez más consciente de cómo estamos perjudicando al mundo que nos rodea. Y en línea con esta evolución, hay un número creciente de inversores que quiere tener un impacto positivo a través de sus inversiones”. Y da un dato: las suscripciones netas en fondos sostenibles se triplicaron en 2020 en el mercado británico, según estadísticas recientes de la Asociación de Inversores Británicos.

Por último, un tercer argumento a favor de la sostenibilidad es que “el regulador exigirá que se hable más de ello con los clientes en el futuro. Hay una ‘obligación regulatoria’ de interesarse más por la inversión sostenible”.

Notas:

(1) El artículo 8 del Reglamento europeo cubre los productos financieros que promueven características ambientales o sociales en el marco de una estrategia de inversión más amplia. El artículo 9 se aplica a los productos que tienen objetivos sostenibles.